Horas críticas para la democracia española
Lo que está ocurriendo no tiene precedentes. El asalto al TC que pretende el Gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez a través de una proposición de ley con la que, además de derogar el delito de sedición y reformar el de malversación, quiere reformar también dos leyes orgánicas -la del CGPJ y la del Tribunal Constitucional- sin trámite parlamentario, vive sus horas más críticas. Una mayoría de magistrados se inclina por el aceptar el recurso del PP que pide la suspensión cautelar de la norma socialcomunista -con la que Sánchez asaltaría el TC tras ocupar previamente el CGPJ-, una decisión que no tendría precedentes, pero que es lógica habida cuenta de que lo que no tiene precedentes es que un presidente del Gobierno dinamite el Estado de Derecho y la separación de poderes.
En la estrategia del Gobierno están participando activamente desde dentro del TC magistrados afines al socialcomunismo, encabezados por Cándido Conde-Pumpido, que ante la posibilidad de que el TC suspenda de forma cautelar el plan de asalto de de Pedro Sánchez ha decidido, junto a otros miembros del tribunal, ausentarse del pleno para que este no pueda celebrarse por falta de quórum (es necesaria la presencia, al menos, de ocho magistrados). Es de una irresponsabilidad institucional sólo paralela a la irresponsabilidad política del jefe del Ejecutivo, que con su actitud totalitaria y su intento de demoler el régimen del 78 no ha dudado en asaltar los órganos constitucionales al modo y manera de las dictaduras bolivarianas.
España vive momentos críticos y de la capacidad del TC para hacer frente al asalto socialcomunista depende, en buena parte, el futuro de un país que se enfrenta a un golpe institucional por capítulos. Porque la retroalimentación de intereses entre el Gobierno de Pedro Sánchez, los golpistas catalanes y los etarras de Bildu se ha traducido en una ruptura acelerada de los órganos constitucionales para, llegado el momento, tomados al asalto el CGPJ y el TC, avalar las reformas que despenalizan el golpismo y permitir que los enemigos de España logran su propósito. Eso es lo que está en juego en esta hora crucial. Ni más ni menos que la supervivencia de la democracia
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