Opinión

No hay que ser tan bestias

OKDIARIO cree firmemente en la economía de libre mercado. Desde su fundación, ha defendido los valores inherentes a un contexto desregulado y a la idiosincrasia de la empresa privada. No obstante, dichas empresas necesitan ejecutivos racionales, ya que la irracionalidad puede ser el principio del fin para las mismas. Un claro ejemplo lo encontramos en Mapfre, donde su presidente ha sorprendido a propios y extraños al subirse el sueldo casi un 90% al cierre del pasado año con una retribución total de 2,72 millones de euros. Este incremento llega en un momento en el que el sector asegurador se enfrenta a una crisis de rentabilidad como consecuencia del desplome de los tipos de interés por la política expansiva de los bancos centrales de todo el planeta. El contexto en España no ha sido ajeno a esta situación. Familias y empresas han visto cómo las compañías subían las primas para aumentar sus ingresos y capear el temporal. Un viaje para el que no hacen falta alforjas, ya que se persigue el aumento del beneficio por la vía del ingreso directo del cliente que, en ocasiones —como en el caso de los seguros de vivienda— es cautivo.

Sobre las tablas de este escenario incierto se produce la subida salarial de Antonio Huertas, que ha correspondido en su mayor parte a la retribución variable. No es el único directivo del consejo de administración de esta aseguradora que anda sumido en esta dinámica. El vicepresidente primero, Esteban Tejera, ha triplicado sus ganancias con más de tres millones de euros al cierre de 2016. Durante ese periodo, Mapfre, que se jacta de ser la primera empresa de su sector, ha elevado su beneficio un 9,4%. Es decir, nueve veces menos que la subida de sueldo que ha tenido el presidente y a años luz de la disfrutada por su número dos.

Estos emolumentos son consecuencia de un plan plurianual de incentivos que aprobó el consejo de administración en 2013, justo en pleno proceso de ajuste de la economía española y de consolidación del sector financiero. En aquel año, Huertas admitió que el sector asegurador se encontraba en crisis y que la única solución era que se produjera un proceso de fusiones para que los grandes absorbieran a los pequeños y redujeran la competencia, presionando al alza sobre los precios que pagan los clientes. La escandalosa subida de la remuneración de los máximos responsables de Mapfre contrasta con la rebaja salarial que se está produciendo en los consejos de administración de los bancos, un sector que tradicionalmente ha sido primo hermano del asegurador y al que le afectan —casi— los mismos problemas. Tal y como ha señalado en más de una ocasión el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, “los sueldos de la banca deben adecuarse a la baja rentabilidad” del negocio financiero. Esta máxima también debe aplicarse al sector del seguro.

Mapfre está inmersa en un plan de transparencia que Antonio Huertas califica de “ejemplar”. No obstante, las bases sobre las que ha de cimentarse un adecuado gobierno corporativo deben ir más allá de la mera información a accionistas e inversores sobre la estrategia de la compañía y aprobar incrementos salariales que, al menos, no sean superiores a la evolución del beneficio. Especialmente cuando el valor de Mapfre en Bolsa todavía está lejos de su máximo alcanzado en abril de 2015.