Opinión

Grande-Marlaska, la ignominia hecha ministro

Si hay un ministro del Gobierno de España que merece el mayor reproche por abdicar de los principios y valores que guiaron su etapa como juez, ése es Fernando Grande-Marlaska, cuya genuflexión al socialcomunismo le ha llevado a imponer una infame censura sobre los miembros de la Policía y Guardia Civil. El Código de Conducta de la Benemérita, tal y como adelantó OKDIARIO, puede convertirse en el último jaque del Gobierno al Instituto Armado. Marlaska pretende imponer la ley del silencio al Cuerpo, prohibiendo cualquier «discurso político» a las asociaciones profesionales de la Guardia Civil. Por lo visto, que los agentes se defiendan de la discriminación, falta de material, exceso de turnos o de una ley de Seguridad que les reduce la presunción de veracidad en sus actuaciones es hacer «discursos políticos».

Bajo el nombre de Código de Conducta, Marlaska pretende limitar la actuación de las agrupaciones profesionales de la Benemérita. Una de ellas, la más significativa, es Jucil, que ha encargado ya un informe jurídico para intentar tumbar lo que considera un ataque a la “libertad asociativa y de expresión” de los agentes. La censura de Marlaska llega al extremo de prohibir que los guardias civiles reclamen una equiparación salarial con la policía catalana o que exijan algo tan básico como chalecos antibalas. El Código de Conducta de Marlaska exige a la Guardia Civil que se aleje del «discurso político y del debate partidista», lo que, para entendernos, significa que los agentes no puedan hacer públicos sus legítimos reproches a una ley del Gobierno como la Ley de Seguridad que les coloca a los pies de los caballos.

Acierta Jucil al advertir que el Código de conducta del Personal de la Benemérita «supone una invasión en la intimidad de los miembros de la Guardia Civil». Y es que lo que pretende Marlaska es silenciarlos, maniatarlos y someterlos. Ni más ni menos.