Opinión

La Fiscalía sale en auxilio del PSOE en la trama de ‘Tito Berni’

Ha llegado el momento de decir que la actuación de la Fiscalía -«¿De quién depende la Fiscalía? Del Gobierno. Pues eso»- en relación con el caso Mediador, la trama corrupta liderada por el socialista Juan Bernardo Fuentes, más conocido como Tito Berni, está siendo de lo más sospechoso. Se diría que el Ministerio Público está tratando por todos los medios de servir a lo intereses del PSOE. Lo primero que resulta  inexplicable es que la Fiscalía se mostrara contraria al ingreso en prisión de Tito Berni. Hasta tal punto resulta inconcebible que la propia jueza afirmó en su auto que lo dejaba en libertad por «imperativo legal», expresando de forma contundente su desacuerdo con la decisión del Ministerio Público, que en este caso era vinculante. Esto es, la jueza quiso enviarlo a prisión, pero la Fiscalía se lo impidió pese a existir un riesgo evidente de fuga y de destrucción de pruebas. ¿Cómo es que el Ministerio Público pidió el ingreso en la cárcel del general implicado en la trama y no hizo lo propio con el cabecilla de la organización? Un misterio que alienta las sospechas de que la Fiscalía está jugando a favor de los intereses del PSOE, que tiene unas ganas locas de que el caso se diluya y no vaya a más.

Lo segundo que resulta inexplicable es que la Fiscalía se haya opuesto a que la Policía Nacional  pueda acceder sin restricciones y de manera exclusiva al despacho de Tito Berni en el Congreso de los Diputados, por considerar que es de aplicación el artículo 66.3 de la Constitución  que determina que «las Cortes Generales son inviolables». El Ministerio Público asegura que «no puede mostrarse a favor» tergiversando de forma clamorosa un artículo de la Carta Magna que, obviamente, cuando habla de «inviolabilidad» no se refiere al caso que ahora nos ocupa. Esto es, el acceso de las Fuerzas y Cuerpos del Seguridad del Estado al Parlamento dentro de una investigación policial derivada de los evidentes indicios de delito que rodean el caso. Estas dos circunstancias ponen de manifiesto que la Fiscalía, más que nunca, se ha puesto de forma obscena al servicio del Gobierno. «¿De quién depende la Fiscalía?». Del Gobierno. Pues eso»