Opinión

Esto no es un Gobierno, es la Stasi

Bajo ningún concepto puede admitirse en un Estado de Derecho que un Gobierno haya decidido violentar los derechos civiles de un ciudadano en concreto por el hecho de ser la pareja de una política que ha decidido plantar cara a Pedro Sánchez. Eso es intolerable, porque representa la antítesis de lo que entendemos por democracia, un sistema que garantice los derechos de los ciudadanos y establezca, sin castigos añadidos ni escarnio, las sanciones pertinentes en función de lo que establezcan los tribunales de justicia.

González Amador admitió su responsabilidad en un fraude fiscal -como miles de ciudadanos- y asumió las consecuencias de sus actos. Pero lo que está haciendo el Gobierno es estigmatizarle, marcarle civilmente, utilizarle de forma bastarda para así hacer el mayor daño político a Isabel Díaz-Ayuso, convirtiéndole en pim-pam-pum de un plan orientado a su aniquilación personal y de su pareja. Eso es una ignominia, un comportamiento mafioso.

Que la ministra de Hacienda se permita la osadía de amenazar con más filtraciones que afectan a González Amador y, en consecuencia, a la presidenta madrileña en su condición de pareja sentimental del ciudadano en cuestión representa un salto cualitativo de una gravedad manifiesta. Se persigue a la Prensa, se asaltan las instituciones, se ponen en marcha siniestras cazas de brujas y, en definitiva, se violentan las normas más elementales de un Estado de Derecho por la vía de hacer un uso bastardo del poder más propio de un régimen totalitario  que de una democracia consolidada.

Es, además, de una cobardía supina servirse del poder para atacar políticamente a una mujer por el mero hecho de ser una declarada adversaria de Pedro Sánchez. Lo que está ocurriendo es que el Gobierno, en su huida hacia adelante, ha decidido demoler todo el entramado institucional para blindar al jefe del Ejecutivo. Eso que dijo el imputado fiscal general del Estado -«Tengo información de muchos políticos que no voy a usar»- es una amenaza propia de la Stasi. Una extorsión a la democracia. En eso están.