La España de las tribus
Alternativa Española (AE), el partido recién creado por un grupo de socialdemócratas con fuste que huyen despavoridos del PSOE tras la traición sanchista a la tradición jacobina del partido, se presenta a las próximas elecciones europeas (12 de junio próximo) con el objetivo básico de hacer ver a los españoles que no todos los socialistas de este país son como Pedro Sánchez y, en cualquier caso, dejar claro que no se sienten representados por él.
Sus dirigentes, básicamente de las nuevas generaciones de españoles, reivindican una seña de identidad que fue guía durante casi siglo y medio del PSOE, esto es, la unidad del Estado a toda costa, porque ser de izquierdas significaba poner delante a las personas antes que a los territorios. Esto estalló por los aires al llegar un tipo apellidado Sánchez que antepuso desde el primer momento sus intereses a los de su partido y a los de su país.
No es la primera vez que saludo desde esta columna a AE, que intenta recuperar la susodicha y definitiva seña de identidad de la formación política más longeva de las que perviven en España. Lo vuelvo hacer porque su denuncia de la «España de las tribus» es la más justa, actual y necesaria. Sánchez ha convertido la nación y el Estado más antiguo del mundo en una especie de zoco donde resurgen cada vez con más fuerza las tribus de antaño, cada una con sus propios intereses, incluso los espúrios. Ahí tenemos al tal Aragonés, nieto e hijo de franquistas redomados, pidiendo a gritos el «pacto fiscal» para Cataluña imitando a los conciertos forales de Navarra y País Vasco, clara discriminación en toda Europa respecto al resto de los territorios hispanos.
Lo curioso del asunto es que los autoconsiderados progres de toda la vida se aferran a los privilegios de antaño (retrotrayéndose a siglos) como si les fuera la vida en ello, mientras cacarean igualdad, igualitarismo y no discriminación. El cupo catalán que reclaman los independentistas es la antesala de la soberanía económica y, por ende, el bye-bye España con música de comer.
Ya se lo pidió Artur Mas en su día a Mariano Rajoy y éste le mandó a paseo. Con Sánchez tendrán vía libre, eso sí, camuflando la nueva entrega. Es por eso que, a la vista del escenario perfectamente descriptible, si nadie en el PSOE tradicional ahora en manos sanchistas es capaz de poner coto a los desvaríos del leviatán, urge levantar una nueva formación socialdemócrata que devuelva a los militantes y votantes socialistas la posibilidad de reencontrarse con su esencia madre.
En pleno siglo XXI, la España de las tribus no deja de ser un vergüenza colectiva y un agravio a los millones de españoles que de buena fe creyeron y se entregaron por su patria.
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