Opinión

La España constitucional dice: “¡Basta ya!”

Este domingo ha sido un día histórico en España. Han sido demasiadas las humillaciones que Pedro Sánchez ha perpetrado contra la unidad de nuestra nación en estos siete meses de legislatura dando todo tipo de cesiones a los independentistas catalanes en detrimento del resto de españoles. Tanto ha abusado el presidente del Gobierno de la paciencia de los ciudadanos que, éstos, de manera pacífica y multitudinaria, han decidido salir a la calle aferrándose a nuestra bandera sin complejos y decir: ¡Basta ya!

Un cuarto de millón de voces procedentes de diversos puntos de España se han unido en un solo grito para decir basta a la política personalista, narcisista e irresponsable de Sánchez y exigir de manera unánime la convocatoria inmediata de unas elecciones generales. Basta a un presidente que no ha tenido ni el más mínimo pudor en aliarse con separatistas y proetarras con tal de calmar sus ansias de poder y, lo que es más grave, poner a España como moneda de cambio en el deleznable trato. Basta de dar privilegios a los supremacistas de ERC y PDeCAT elaborando unos Presupuestos ad hoc con el único objetivo de conseguir su apoyo en el Congreso y no abandonar la poltrona gubernamental. Basta de dar tratamiento de jefe de Estado a Quim Torra y de reforzar la disparatada idea de que Cataluña puede tener la más mínima posibilidad de autodeterminación. Basta a los gestos de complicidad del Gobierno a los golpistas encarcelados del 1-O al intentar interferir en la independencia del Poder Judicial rebajando el delito de rebelión a sedición tras saltarse la prohibición del Tribunal Constitucional. En definitiva, basta de poner en peligro el marco constitucional que ampara a todos los españoles y basta de comerciar con España porque, por mucho que Sánchez sea cautivo de su indignante apetito de poder, España no está en venta.

Ahora, tras la manifestación de este domingo en la madrileña plaza de Colón, el presidente del Gobierno, que lidera una de las formaciones políticas más importantes de España, tiene que demostrar de qué lado está, si del lado de los que se saltan la ley o del lado de la democracia y el espíritu constitucional que hoy ha reinado en las calles. Debe decidir si opta por reconocer de una vez que su Ejecutivo ha llegado al final y convoca comicios generales ipso facto, como está demandando el clamor popular de manera masiva; o decidir si opta por seguir adelante con una quimera que, más pronto que tarde, terminará dinamitando, no sólo a su Gobierno y a su partido, sino también nuestro Estado de derecho. La era sanchista ha tocado fondo y España tiene que dirimir donde toca, en las urnas, quien quiere que gobierne.