Opinión

Enésima chapuza

El Gobierno ha presentado la primera ronda del Estudio Nacional de Sero-Epidemiología de la Infección Sars-Cov-2 en la población española. Aunque se han cumplido dos meses desde la declaración del estado de alarma, los resultados aportados por el Ejecutivo se sustentan en la evaluación realizada a 60.983 españoles a través de test rápidos. Llama la atención que tras dos meses de confinamiento se haya anunciado una primera entrega del estudio realizadas a través de pruebas exprés -el fast food de los análisis epidemiológicos-, cuyos niveles de fiabilidad han sido cuestionados en numerosas ocasiones. De hecho, el propio informe reconoce la “menor sensibilidad” de este tipo de pruebas y que será necesaria su “combinación con una venopunción” (la técnica ELISA) para “maximizar la representatividad y la calidad de la información”.

La rueda de prensa de presentación nos brindó un nuevo episodio de burda propaganda protagonizado en esta ocasión por dos ministros (Sanidad y Ciencia e Innovación), un secretario general (Sanidad) y dos directoras generales (Instituto de Salud Carlos III y Centro Nacional de Epidemiología). Para valorar en todo su esplendor el planteamiento de la cita es conveniente repasar algunas de las reflexiones aportadas por sus protagonistas: “Es uno de los estudios epidemiológicos más sólidos que se han hecho hasta ahora en el mundo”, “estudio ambicioso del que estamos muy orgulloso”, “estudio que marca un antes y un después de la ciencia española”; “éramos conscientes de que era muy ambicioso”; “estudio singular por su magnitud, tamaño y rigor metodológico”; “un hito en este país”; “una nueva forma de trabajar”; y blablabla. El grado de insulsez y vacuidad científica quedó patente si consideramos que, de los 1.276 segundos que duró la presentación, sólo 74 segundos se dedicaron al análisis de los datos. Y eso sin considerar que se trata sólo de una meta volante, de un “estudio en desarrollo”.

En realidad estamos ante la enésima chapuza del Ejecutivo retransmitida en directo. Tal es la imprecisión exhibida que poco más de 20 minutos sirvieron para asistir a las falsedades y contradicciones de los “técnicos” que asesoran al Gobierno en esta grave crisis. Mientras la directora del Instituto de Salud Carlos III aseguraba que se habían hecho pruebas de extracción de sangre y test rápidos, el secretario general de Sanidad y la directora del Centro Nacional de Epidemiología afirmaban que sólo habían sido test rápidos. La única verdad es que se trata de un estudio inconcluso, publicado prematuramente y cuyos resultados es probable que sean finalmente rectificados. ¡Qué más dará un 1% arriba o abajo para un equipo que auguró “a lo sumo un par de casos” de Covid-19 en España! Aunque por la vía de los test rápidos, Sánchez necesitaba amansar a la plebe cabreada y entretener a los periodistas con algún argumento que justificase dos meses de inacción gubernamental. Ah sí, pero lo culpa de todo la tiene Ayuso.