Trump vuelve a la Casa Blanca: pánico entre la progresía mundial
Donald Trump ha recuperado la Presidencia de Estados Unidos al imponerse a la demócrata Kamala Harris en unas elecciones cuyo resultado trasciende, en mucho, a la política meramente doméstica, porque la victoria del candidato republicano marcará indefectiblemente a nivel mundial una etapa nueva en todos los órdenes: geopolítico, económico y social. Desde luego, para los abanderados de ese progresismo hueco que exhibe todos los dogmas del pensamiento único de una izquierda empeñada en imponer su particular código de valores, la victoria de Trump representa, sin duda, un varapalo de dimensiones colosales.
Trump, un personaje de perfil a menudo estrafalario y apartado de los corsés ideológicos oficiales, le ha doblado el pulso a esa izquierda vaporosa y generadora de mantras que ha encarnado una candidata de retórica inane que no ha logrado ganarse la confianza de la sociedad estadounidense. Lo que, sin duda, debería llevar al Partido Demócrata a una profunda reflexión, porque sus propuestas programáticas se han caracterizado por una evidente desconexión con el electorado.
Si Kamala Harris pensó que su victoria vendría dada por la aplicación directa de la teoría del mal menor se ha equivocado con estrépito, porque aunque sean muchos los motivos para cuestionar severamente a Donald Trump, lo cierto es que su grado de liderazgo a ojos de los estadounidenses es infinitamente mayor que su rival. He ahí una de las claves: a Trump podrá criticársele por muchas cosas, pero su imagen de líder -que, al fin y al cabo, es lo que requiere el cargo de presidente de Estados Unidos- es muy superior a Kamala Harris.
Esperamos no ver una copia del Trump que lideró aquel funesto asalto al Capitolio en enero de 2021. Para un porcentaje elevado de estadounidenses, Trump es, más que un líder, una suerte de salvador. Desde este lado del Atlántico, el progresismo oficial lo ha dibujado como un loco sin escrúpulos, olvidando intencionadamente sus pasados logros en materia económica y su probada capacidad negociadora en la resolución de algunos conflictos internacionales. Trump ha vuelto y la progresía planetaria tiembla de miedo.
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