El deshonor y la ignominia ante Europa
El deshonor e ignominia vivido en Estrasburgo no tiene parangón.
Un presidente de Gobierno y también con la responsabilidad del turno europeo acude al Parlamento Europeo a atacar a la propia España y a Europa. Se dedica a construir un muro contra la derecha acusando de hechos de cambios de calles en España que son sencillamente mentira y no contento con ello, hace el símil como si en Berlín se pusieran nombres del III Reich, insultando gravemente a Alemania y al representante del partido popular europeo el alemán Manfred Weber. Es inaudito.
En una comparecencia que debería haber sido para dar cuenta al parlamento del semestre europeo, apenas existente, se ha de dar cuenta de la amnistía que es inmediatamente condenada por los parlamentarios europeos que ya disponen de sendos informes de condena plena y de su nula viabilidad en un estado de derecho.
Ello supone un ataque al poder judicial, a las leyes y sentencias y a todos los poderes del estado, como si hubiera sido la democracia una invención no homologable con las exigencias de lo que es una democracia occidental, y además supone que esa ley haya de ser elaborada por los mismos delincuentes que quieren beneficiarse de ella y por supuesto acordada conjuntamente con quien se ha investido como presidente de Gobierno a cambio de los 7 votos de los amnistiables.
No solo ello, sino que esa ley es fruto de un pacto con un malhechor perseguido por la justicia y quien comparece en el Parlamento certifica que es por los resultados del 23 J y porque hay que hacer de la necesidad, virtud y para que así no gobierne la derecha. Todo esto se sabe en el parlamento europeo y no dan crédito a la manera tan indigna de acceder al Gobierno. Es una clara voluntad de atacar la constitución y la ley.
No para ahí . En el turno de palabra del malhechor prófugo, en vez de conminarle el presidente del Gobierno a ser inmediatamente detenido y juzgado, el malhechor le avisa de los desvíos de lo que han pactado y las consecuencias de ello.
Esta vileza y deshonra más descarnada la contemplan los eurodiputados atónitos, no pudiendo entender la actitud tan falta de mínimos principios del jefe de gobierno.
No contento con eso, se permite, como decíamos antes, insultar a Alemania y tras ello, lógicamente, pide la palabra Manfred Weber, pero el jefe de gobierno se levanta y se va como no permitiría la mínima educación y cortesía, eso sí, acompañado de un sonoro abucheo jamás escuchado antes a un jefe de Gobierno. Este deshonor tan ignominioso que mancha el buen nombre de los españoles no tiene precedentes en Europa y todos los parlamentarios han podido comprobar lo que representa y lo que es el jefe de Gobierno.
Habla de una amnistía que es el ejemplo de la descalificación de la leyes, , la justicia y la sentencias, pero también del poder legislativo y ejecutivo que desmontaron un golpe de estado y así mismo del Rey como Jefe del Estado, que supo pararlo y amparar a todos los que respetaban la constitución y las leyes.
¿Alguien imagina que los primeros ministros de Alemania u Holanda accedieran a sus gobiernos gracias al pacto con terroristas, golpistas y malhechores prófugos de la justicia y que, además, con unos de los prófugos golpistas el pacto fuera hecho en concreto en el extranjero, mandando a negociar a vicepresidentes de ese gobierno o representantes de sus partidos y así mismo con un «mediador internacional» ducho en guerrillas?
Es simplemente inimaginable y la mayor sublimación de la vileza, vergüenza, perversión, ignominia, inmoralidad y acción más criminal y falta total de escrúpulos más abyecta.
No contento, el mismo miércoles de la comparecencia en el parlamento europeo pacta con el jefe terrorista del partido con listas electorales ensangrentadas el desalojo del Ayuntamiento de Pamplona. Es de suponer que no se dan cuenta los europarlamentarios en ese momento y no se añade más indignidad moral a la sesión, aunque ahora ya lo sepan también.
No contento, vuelve a España y se vuelve a atacar esta semana a los jueces sin que el presidente del Gobierno diga nada, lo cual es complicidad directa con la desaparición de la división de poderes y ataque directo al poder judicial. Su ministro de justicia después hace que defiende a los jueces pero no desautoriza ni rompe el pacto con los sublevados golpistas de interlocución extranjera. Ayer se reúne con el presidente de la Generalidad y calla cómplice, de nuevo, con la declaración plenamente golpista y delictiva de su interlocutor, que además ostenta el cargo gracias a la constitución que ataca . No contento aún se regodea anunciando muchas reuniones con Puigdemont, un malhechor, delincuente y prófugo, sin perder la risa, y reconfirmada así su bajeza y traición criminal más rastrera, inconcebible y presidida por una presunción pervertida.
Mientras eso se produce ayer, una comisión parlamentaria europea visita Cataluña y sus primeros análisis son demoledores acerca del acoso sufrido ellos mismos y la constatación del peligro perverso de la imposición lingüística y sin ni siquiera cumplir las sentencias del 25 por ciento y por supuesto comprobando el ataque a los padres que quieren enseñar a sus hijos en español. Los parlamentarios se han dado también cuenta aquí del ataque directo a la Constitución, al estado de derecho y a la democracia que se practica en Cataluña.
En suma , otra semana para no dormir, y con la vergüenza inenarrable de la comparecencia de alguien que ha quedado retratado y además advertido de que no aspire a ningún puesto europeo por su actuación y comportamiento. Sin palabras.
Por cierto, ante la entrevista entre el mandatario y el jefe de la oposición, que no debiera haberse producido, salvo por la exigencia previa de retirada de la ley de amnistía y de los delincuenciales pactos con los golpistas de extrema izquierda y derecha y el jefe terrorista para referéndum, creación de naciones, rebaja del déficit etc, sólo cabe la mayor firmeza y no pactar el CGPJ tal y como estuvo a punto de hacerse y solo malogrado por descubrirse al lado la eliminación de la sedición. Los jueces los eligen los jueces, como dice Europa. Cualquier otra fórmula es un engaño. La oposición ha de tenerlo claro ante el gravísimo ataque al estado de derecho en el que nos encontramos y la complicidad querida y buscada con quienes abiertamente quieren la destrucción de España. No estamos en una situación de «componenda». Solo la exigencia de retirada de leyes y pactos contra la democracia ha de ser la premisa sine qua non para sentarse a hablar de cualquier otra cosa.
Europa ya lo ha podido comprobar la semana pasada. No cometamos ningún error ante la prioridad absoluta de parar este golpe a la nación, a los españoles y a la democracia.