Opinión

Demagogos… y lerdos

Podemos es tan riguroso en sus críticas y planteamientos que pronto pasará de partido político a charanga de verbena. Orquestar una campaña en las redes sociales para atacar a las empresas energéticas a base de datos falsos es de una decadencia argumental cuasi bananera. Impropio de un partido que se presenta como una alternativa a las formaciones tradicionales y con el pretencioso lema de «cambiar España de arriba a abajo». No debería ser necesario explicarle a sus dirigentes, muchos de ellos profesores universitarios, que cualquier evolución social tiene que estar asentada sobre unas mínimas nociones de aritmética y veracidad para que sea sostenible. Si no, un país como el nuestro, a la cabeza del crecimiento económico en la Unión Europea, correría el riesgo de convertirse en un Estado caótico al modo, por ejemplo, de la Venezuela chavista. Referencia indispensable, por otra lado, para comprender la base ideológica y procedimental sobre la que se asienta el partido encabezado por Pablo Iglesias.

Visto lo visto en estos ataques disparatados contra Endesa y Gas Natural —en los que ha intervenido la propia Carolina Bescansa— surge la duda más que razonable sobre la capacidad de este grupo para resolver operaciones elementales como sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. Sobre todo después de señalar que Endesa ganó 25.000 millones de euros —25 veces más que en la realidad— o que Gas Natural obtuvo otros 10.000 millones, cuando ganó 1.502. Eso o que, como suele ser habitual en las estrategias de los populistas, usen una nueva fecha señalada para ejercitar el músculo más prominente en el cuerpo de su discurso: la demagogia. Si a principios de semana aprovechaban el día de la Fiesta Nacional para calificarla de «conmemoración de un genocidio», ahora intentan utilizar el Día Internacional por la Erradicación de la Pobreza —próximo 17 de octubre— para demonizar la actividad del sector energético español.

Otra relación falaz entre causa y efecto que vuelve a mostrar el cinismo sin escrúpulos que inunda cada uno de los matices del discurso podemita aunque sea a costa de un problema tan grave y creciente como la pauperización de muchas partes del mundo. Podemos sigue con su cruzada contra las grandes empresas españolas y lo hace creando enemigos donde no existen. Todo con el objetivo de mantener viva la agitación inherente a su actividad política. Teniendo en cuenta la arbitrariedad subjetiva de sus juicios y análisis, cabe preguntarse qué sería de nuestro país con ellos en el poder. Un partido que tiene como referencia el modus operandi de aquel célebre «exprópiese» que solía gritar, con catastrófica asiduidad, el padre intelectual de Pablo Iglesias y sus prosélitos: Hugo Rafael Chávez Frías.