Opinión

El cuento de siempre: dedocracia en Ahora Madrid

El Ayuntamiento de Madrid practica una de las máximas de la vieja política: utilizar el dinero público para contentar a personas y grupos afines. El truco de los «contratos menores» —sin la obligación de sacarlos a concurso público— está sirviendo a los podemitas para financiar a sus simpatizantes gracias al añejo método de la dedocracia. Ese recurso caprichoso y sectario, más antiguo que el propio mundo, por el que los contratos son concedidos a aquéllos que apoyaron, apoyan o apoyarán los postulados políticos de la formación que ostenta el poder. El último ejemplo es la contratación por 4.200 euros de Juan B. El ilustrador fue uno de los impulsores de ‘Madrid con Manuela’, la campaña de cientos de carteles electorales que llevaron a Carmena hasta la alcaldía. Como pago por aquel favor, la Coordinación General de la propia Carmena, oficina dependiente de su sobrinísimo Luis Cueto, utiliza el dinero de todos los contribuyentes para concederle esa cuantía. ¿La excusa? Un cuento ilustrado sobre el Consistorio. En realidad, sólo una argucia más para seguir con una línea que define por sí misma la filosofía gestora de la marca blanca de Podemos en la capital de España.

Concesiones otorgadas sin la más mínima consideración por el mérito y haciendo caso omiso a cualquier alternativa posible que pudiera mejorarlas tanto en calidad como en precio. La demostración palmaria de que aquella promesa de nueva política sólo fue un eslogan para concurrir a las elecciones. El caso del ilustrador es tan sólo el último de una lista interminable de enchufes y favores. Una manera de proceder que hace del Palacio de Comunicaciones una auténtica agencia de colocación y concesiones a beneficio de los podemitas. Ayer mismo les contábamos en Okdiario cómo varios grupos de okupas y antisistemas se habían adueñado de las fiestas de Arganzuela gracias a la complicidad de Carmena y Rommy Arce. Los vecinos no sólo sentían que sus fiestas estaban «secuestradas», sino que además comprobaban estupefactos como dichas agrupaciones cobraban la cuantía de distintos contratos sin cumplir ni uno solo de los requisitos necesarios para constituirse como agrupación legal. Ya lo decía el tópico latino: nihil sub sole novum.