Las claves para llegar a la Moncloa

Pedro Sánchez Moncloa

¿Volverá Pedro Sánchez a ser presidente? Salvo que aún crea en Tezanos, me temo que no lo sabremos hasta el 23 de julio. Mientras tanto, los encuestadores y los equipos de campaña hacen sus pronósticos y mi cuñado y yo nuestra porra. Si usted también piensa jugarse una caña, puede usar el truco de Allan Lichtman, que con sus Trece claves para llegar a Casa Blanca, acertó durante más de tres décadas quién sería el candidato ganador.

Su método es muy sencillo, basta comprobar si el candidato reúne 7 de sus 13 claves. Si las reúne, será quien más votos tendrá. Eso sí, aquel profesor americano solo adivinaba quién sacaría más votos, no quién gobierna luego. Otra cosa será, aquí en España, el efecto de la división en circunscripciones, la aplicación de la ley d’hont y los pactos Frankenstein que pueda haber luego.

¿Y qué pasará si aplicamos su método en España? La primera clave es que el partido al que pertenece el candidato estuviera en ascenso, que hubiera mejorado su resultado tras las últimas elecciones. Me temo que el 28M dejó claro que esta clave Pedro Sánchez no la reúne. Pero sí que reúne las dos siguientes: (2ª) que no tenga rival interno como candidato y (3ª) ser el presidente actual. Ser el amo y señor del PSOE y ocupar la casa blanca, o la Moncloa en nuestro caso, es una ventaja.

La siguiente (4ª) es que no haya campañas significativas de ningún tercer partido que pueda restar protagonismo sustancial a los dos partidos mayoritarios. Difícil ganar este punto con nuestro sistema de partidos. A continuación, hay dos claves sobre economía: (5ª) que a corto plazo no esté en recesión durante la campaña, y (6ª) que el crecimiento real per cápita durante el mandato sea igual o mayor al crecimiento medio durante los dos mandatos anteriores. Los principales indicadores le quitarían estos puntos a Sánchez, pero según él, y así lo cree su parroquia, la economía va como una moto. Así que vamos a ser generosos y le damos la mitad.

Lichtmann también valora el liderazgo: (7ª) si el candidato del partido en el gobierno es carismático o un héroe nacional o (8ª), por el contrario, si el líder del partido desafiante no lo es. Como no podemos considerar a ninguno de los dos como héroes nacionales, el candidato del gobierno se llevaría un punto, gracias a que su rival tampoco es un héroe carismático.
Hasta aquí, podemos considerar que Sánchez reúne cuatro claves así que le faltan tres de las cinco que quedan. Por un lado, sobre la gestión: (9ª) que el Gobierno haya hecho cambios notables en las políticas públicas, (10ª) que no haya revueltas sustanciales sostenidas durante el mandato, y (11ª) que la administración no esté manchada por ningún escándalo grave. Y, finalmente, dos claves de carácter internacional: (12ª) que el gobierno no sufra graves fracasos en asuntos exteriores o militares, o que, por el contrario, (13ª) logre algún éxito notable en asuntos exteriores o militares.

Y aquí entramos en discusión mi cuñado y yo sobre si consigue las claves que le faltan. Unos considerarán que ha sido un gran gestor y se les llenará la boca hablando del SMI. Otros, en cambio, pensarán que sus reformas, como la ley de memoria o la suelta violadores, solo han servido para empeorar las cosas. Unos creerán que hay paz y amor con el independentismo, y otros que lo que hay en un chantaje y mucha crispación con los constitucionalistas. Unos que se ha acabado con la corrupción, y otros que pregunten por tito Berni, por las maletas de Delcy, por plus ultra, por la fiscal general o dónde está Griñan. Unos que la presidencia de la UE es un éxito y que Sánchez habla muy bien inglés, y otros que de lo que no habla, ni en español ni en inglés, es de lo que sabe el rey de Marruecos.
Y para embarrar y confundirnos con todo esto sirve la campaña. Así que lo de Lichtmann en la Universidad de Washington está muy bien, pero para la porra con mi cuñado no me vale. Aun así, en contra de Tezanos y sin la ayuda de Lichtmann, me juego igualmente la caña. ¡Salud!

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