Opinión

Carta abierta a Carlos Franganillo

Querido Carlos:

Es normal que no te acuerdes, pero hace cinco años nos presentó un amigo común en Washington D.C. Los dos estábamos viviendo en la capital estadounidense, tú como corresponsal de TVE y yo como estudiante de la universidad de Georgetown. Para mí fue un verdadero placer conocerte en persona, ya que admiraba tu trabajo desde que fuiste corresponsal en Moscú. Me congratulaba mucho que la televisión pública apostase por una persona joven y preparada como tú para una de las corresponsalías más relevantes. Luego me enteré que no formabas parte de los periodistas “pata negra” de la cadena, siendo tu sueldo bastante exiguo y que, pese a haber recibido ofertas de cadenas privadas que multiplicaban tus emolumentos, preferías mantenerte en el ente público, ya que creías en la función de servicio público que debiera imperar en la corporación. Por tanto, mi admiración hacia tu profesionalidad se vio acrecentada.

Tras la moción de censura y el cambio de gobierno, ocurrido en mayo/junio de 2018, volviste de EE.UU. para ponerte al frente del buque insignia informativo del país, esto es, el Telediario de las 21 horas. Me alegré mucho, pues lo tomé como un buen signo del nuevo Ejecutivo en orden a mantener la neutralidad de la televisión de todos. Sin embargo, mi gozo en un pozo, ya que no tardaríamos en observar el sesgo partidista en el tratamiento informativo de la mayoría de los programas de la cadena. A pesar de ello, y que he ido perdiendo paulatinamente la confianza en el rigor de TVE, me he mantenido fiel al Telediario que presentas. Pero, con toda tristeza, te comunico que ya no puedo seguir haciéndolo.

Los españoles de mi generación, que es la tuya, estamos viviendo la peor situación colectiva de nuestras vidas con motivo de la pandemia provocada por el coronavirus COVID-19. Las consecuencias sociales y económicas son impredecibles y, con seguridad, tardaremos muchos años en recuperarnos. Todo esto lo sabes perfectamente. Pero, además, debieras saber que el Gobierno de la Nación mintió deliberadamente cuando nos animaba a salir a la calle para manifestarnos el 8M, haciendo caso omiso, si no ocultando deliberadamente las informaciones y advertencias que realizaban los verdaderos expertos, tanto nacionales como internacionales. Asimismo, tras la declaración del estado de alarma y la creación de un mando único gubernamental, encargado de gestionar la crisis sanitaria, nuestros profesionales más preciados (sanitarios, militares, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, personal de la cadena alimentaria, etc.) están, aún a día de hoy, desarrollando sus funciones sin los sistemas de protección adecuados y, por tanto, poniendo en riesgo sus vidas. Un hecho indubitado es que España es hoy, con mucha diferencia, el país con más fallecidos por cada millón de habitantes. Todo esto es información, aunque, sin embargo, de nada de esto informas cuando te pones delante de la cámara cada noche. Por el contrario, nos transmites mensajes edulcorados que ocultan la realidad y te dedicas a promocionar nuevos programas, que frivolizan con la dramática situación de confinamiento que vivimos, siendo totalmente inadmisibles en cualquier medio público con un mínimo de dignidad.

Con todo mi pesar, afirmo que, en estos momentos de tremendo dolor para el país, te has convertido en un vocero fundamental del Gobierno, alejándote del rigor periodístico que otrora tuviste, actuando como altavoz de las soflamas sectarias con que el Gobierno nos pretende inundar. Tienes que ser consciente del papel que desempeñas y de la ayuda inestimable que estás prestando a una causa tan espuria como es la anestesia informativa de los ciudadanos y, por tanto, con toda humildad me atrevo a recomendarte que presentes tu dimisión como conductor del informativo de TVE. De este modo, salvarías tu prestigio profesional y no echarías en saco roto tantos años de duro trabajo informativo, pues son muchos los que te deseo que continúes en antena.

Recibe un afectuoso saludo.