Carmena se agarra a su sillón

Carmena se agarra a su sillón

Manuela Carmena no acepta las derrotas, ni acepta que le lleven la contraria, ni acepta no tener razón. Bajo la envoltura de persona venerable que tenía que lidiar con unos cuantos jóvenes contestatarios al tiempo que impulsaba Madrid con su “bondad”, se esconde el perfil de una persona dogmática, de principios comunistas totalitarios, que no ha dudado en gestionar la capital de España a su antojo, desoyendo en muchas ocasiones los resultados de distintas votaciones del pleno, como aquella votación que obligaba a la Junta de gobierno a bajar el IBI, cosa que nunca hizo.

Carmena ha perdido el sillón de alcaldesa, y le duele mucho, muchísimo. Sí, Más Madrid ha sido la primera formación política en votos, lo sé, pero eso no es suficiente para retener la Alcaldía, como no le fue suficiente al PP, con muchísimos más votos, para conservarla en 2015, cuando sólo le faltó un puñado de sufragios, concretamente 7.937, para lograrlo.

Carmena ha convertido Madrid en la ciudad de las prohibiciones: ha subido el IBI cuando ha podido; ha prohibido entrar a una amplia parte de Madrid, todo el centro, a la mayoría de madrileños con su vehículo, en ese recinto que ha bautizado como Madrid Central; ha hecho del tráfico de Madrid un caos, con sus peligrosos carriles bicis por el que no van bicis, como los de los bulevares o Santa Engracia; ha llegado a prohibir la circulación de peatones en ambos sentidos en Preciados o Carmen en la época navideña –época a la que no le ha quitado el nombre porque no ha podido–; ha alimentado el odio entre los ciudadanos removiendo un callejero de una guerra de hace más de ochenta años; y ha dejado una ciudad muy sucia, sucísima. En definitiva, lega una capital mucho peor que la que recibió. Ése es el balance real de Carmena.

Carmena ha perdido frente al centro-derecha. Sin embargo, se agarra al sillón. La izquierda está tratando de hacer todo lo posible para que no lo pierda. El sábado 1 de junio han convocado una concentración para que siga de alcaldesa, y mucho me temo que el día de constitución del Ayuntamiento de Madrid rodearán el Palacio de Telecomunicaciones, sede del consistorio. Si ya lo hicieron en 2015, cuando iban a gobernar, qué no harán ahora que van a perder el gobierno.

Cuando la izquierda pierde, siempre trata de realizar movilizaciones en la calle frente a lo que han dictado los ciudadanos en las urnas. La democracia es respetar el resultado de las elecciones, guste o no, y al igual que va a gobernar Pedro Sánchez, en las autonómicas y municipales de Madrid y de muchos otros lugares de España los ciudadanos han optado por dar al centro-derecha el poder suficiente para gobernar. Eso es democracia también, no sólo cuando sale el resultado que le gusta a la izquierda.

Carmena y el experimento de extrema izquierda que ha sufrido la ciudad de Madrid deben pasar a la historia como un mal paréntesis. Por eso, ningún votante de centro-derecha comprendería que Ciudadanos o VOX no fuesen sensatos, no dejasen de pelearse como niños en el patio del colegio y no apoyasen al PP como el cambio necesario para echar a Carmena y para que el centro-derecha conservase la Comunidad de Madrid. Sus electores les han votado para eso. Cualquier otra cosa, los traicionaría y las traiciones políticas siempre se pagan en las urnas, amén de que los ciudadanos no tienen que sufrir las consecuencias de sus peleas. Por ello, es fundamental que acabe esta escenificación de dimes y diretes de Ciudadanos y VOX y se centren en lo esencial, que es permitir que haya un gobierno en el Ayuntamiento de Madrid que consiga que en Madrid, se paguen menos impuestos, que esté más limpio y que no existan prohibiciones absurdas, al tiempo que se pueda continuar con la región con menores impuestos y más libertad económica. La sensatez habrá de imponerse.

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