La borrokada toma las fiestas de País Vasco y Navarra
“¿Tú que haces aquí, pepero de mierda?”. “Vete de aquí, basura, pero ya!». “Fascista, hijo de puta”. Madrugada del 5 de agosto de 2022. Fiestas en Guecho (Vizcaya).
“Fachita de mierda, te vamos a matar”. “Te vamos a quemar vivo con tu puto padre”. Hace apenas un año en el trascurso del partido de futbol del Askartza Claret contra el Gernika Sporting.
La víctima, el destinatario del hostigamiento, las amenazas y los insultos perpetrados por el entorno bilduetarra es Mikel Iturgaiz, el hijo pequeño del dirigente del PP en el País Vasco Carlos Iturgaiz quien, acertadamente, ha señalado que en el País Vasco hay muchos Mikel Iturgaiz -muchos jóvenes, muchos agentes de la policía autonómica, muchas personas conocidas en sus pueblos por ser “españoles”- que sufren presiones y amenazas similares aunque los hechos no encuentren reflejo en los medios de comunicación.
El regreso de las fiestas a los pueblos del País Vasco y Navarra ha llegado acompañado de “la vieja normalidad”, esa conocida situación que llevamos decenas de años padeciendo y en la que el espacio festivo es copado por la borrokada que establece quien puede y quien no puede pisar el espacio público. Con las norias, las comparsas y los festejos ha llegado esa vieja normalidad en la que los herederos de ETA se adueñan de las calles. Y aquí estamos, otra vez, teniendo que decidir si asumimos esta anomalía democrática para tener «la fiesta en paz» o nos decidimos a plantar cara y defender el derecho a vivir y movernos libremente por las calles de nuestro país.
Lo que cualquier visitante se encuentra cuando traspasa el umbral del recinto festivo de cualquier pueblo o ciudad de Euskadi o Navarra que esté en fiestas es un buen número de txosnas con carteles llamando a expulsar a la policía y a la guardia civil, insultando a la Ertzainza en particular (cipayos), homenajeando a los asesinos terroristas y loando sus crímenes…
Ante este panorama se escuchan reacciones pesimistas que se lamentan de que “nada ha cambiado”. Se equivocan; ya lo creo que han cambiado las cosas desde la última vez que se pusieron hace tres años estas mismas txosnas. Las cosas han cambiado… a peor. Porque quien hoy dirige la estrategia de acoso a personas como Mikel, o cualquier otro ciudadano que pueda ser reconocido por la chusma bildu etarra por haber cometido el “pecado” de ejercer la libertad que la Constitución nos reconoce como ciudadanos -la libertad de movimiento, de pensamiento, de opinión…-, es aliado del Gobierno de España. Dicho de otra manera: los acosadores nunca han estado tan protegidos, nunca han disfrutado de mayor impunidad. Una impunidad que les brinda quien teniendo la obligación de proteger las libertades de todos los ciudadanos ha optado por proteger las tropelías y los abusos de los victimarios.
¿Qué por qué señalo a los bilduetarras? Bueno, más allá de que ellos se identifican como tales, están los hechos que lo demuestran. El único partido que en el Ayuntamiento de Guecho no ha condenado las amenazas y agresiones sufridas por Mikel Iturgaiz fue EH Bildu, el partido elegido por Sánchez y el PSOE para gobernar en Navarra, para aprobar los Presupuestos Generales del Estado o para administrar la “memoria democrática”, ese engendro con el que pretenden legitimar a ETA y toda su historia de terror a la vez que liquidan la Transición democrática.
Igualmente grave -y determinante- es comprobar cómo el PSOE en Navarra, desde el propio Gobierno, vaya a dar cobertura a los actos que se han organizado en Alsasua contra la Guardia Civil, exigiendo su expulsión de tierras navarras y esparciendo el odio contra quienes más se han enfrentado a ETA en defensa de las libertades de todos.
Si, claro que algo ha cambiado. ETA ya no mata porque ya no lo necesita para conseguir el poder, para imponer su modelo autoritario, para excluir a quienes defendemos el orden constitucional y la democracia. ETA ya no mata porque ahora es socio del Gobierno de España y en esa situación no necesitan armas para pervertir la democracia porque tiene el Boletín Oficial para derogar las libertades y pervertir la democracia.
Han vuelto las fiestas al País Vasco y a Navarra. Ha vuelto a las calles y a los recintos festivos la borrokada que establece cinturones de entrada en los espacios públicos y que pretende expulsarnos de nuestra propia tierra; vuelven las amenazas y los lugares “incómodos” para quienes no somos de la secta bilduetarra, podemita, socialista, nacionalista de todo tipo y/o condición.
En esta situación caben al menos dos actitudes; una es alejarse de la zona vetada para españoles y “tener la fiesta en paz”; la otra es ocupar el espacio público y negarse a aceptar que los únicos que puedan disfrutan de todos los derechos que la Constitución nos reconoce a todos los españoles sean aquellos que mataron para impedir que triunfara la democracia y aquellos que custodian y disfrutan la herencia de los asesinos terroristas.
Yo me apunto a la segunda. ¿Y tú?
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