Opinión

Ayuso, un muro frente al proyecto socialcomunista de ruptura

El encuentro que mantuvieron en La Moncloa el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la jefa del Ejecutivo madrileño, Isabel Díaz Ayuso, fue mucho más que un mero acto institucional, porque la presidenta de la Comunidad de Madrid aprovechó la ocasión para defender los valores de la España constitucional frente al juego de trileros del Gobierno socialcomunista y los enemigos de España, muy singularmente los golpistas catalanes. Ayuso acudió a la cita con Sánchez dispuesta a recordarle que su compromiso con Madrid y los madrileños tiene vocación nacional, porque Madrid encarna esa defensa de la unidad nacional que el socialcomunismo está dispuesto a vender para mantenerse en el poder.

Por supuesto, Ayuso dejó claro que los madrileños no van a pagar el proyecto de ruptura, de modo que su decisión es la de recurrir al Tribunal Constitucional cualquier intento de Sánchez de asfixiar económicamente a la Comunidad por la vía de subidas fiscales, pretensión del Ejecutivo que responde a las presiones de los separatistas catalanes. Resulta gratificante que Ayuso le haya dejado claro a Sánchez que Madrid no es moneda de cambio, porque el plan del Ejecutivo socialcomunista convierte a esta comunidad en objetivo a batir.

El Gobierno, a través de la ministra portavoz, María Jesús Montero, afeó a Ayuso que le planteara a Sánchez «cuestiones nacionales», porque lo que tendría que haber hecho Ayuso, según La Moncloa, es «hablar de cuestiones que tengan que ver sólo con Madrid». Es el colmo: con la que está cayendo, pretender que Ayuso desligue Madrid de la gran cuestión de fondo -la amenaza que para España supone claudicar ante los sediciosos- demuestra hasta qué punto el Gobierno de Sánchez pretende arrinconar a una comunidad que no sólo es el motor de crecimiento económico, sino el dique de contención del constitucionalismo ante la amenaza rupturista. Madrid es tan España que sólo un mercachifle como Sánchez sería capaz de reprocharle a la presidenta de la Comunidad que saliera en defensa de los valores constitucionales.