Opinión

La auténtica ‘excepción ibérica’ es Begoña Gómez

Con independencia de que el comportamiento de la mujer del presidente del Gobierno diste mucho de los estándares éticos al uso en las democracias asentadas y que determinados organismos públicos hayan podido incurrir en un delito de malversación al beneficiar los negocios particulares de Begoña Gómez y sus socios, lo cierto es que la esposa del jefe del Ejecutivo es la única directora de cátedra de la Universidad Complutense  que carece de licenciatura. En efecto, la cátedra de Transformación Social Competitiva que Begoña Gómez dirige, sin licenciatura, en la Universidad Complutense de Madrid es una excepción en el extenso listado de cátedras extraordinarias de la Universidad Complutense de Madrid.

Según la documentación consultada por OKDIARIO, todas ellas tienen al frente a licenciados, bien sea profesores titulares de la Universidad, doctores o catedráticos de reconocido prestigio. Y es que el título de licenciada en marketing que exhibe Begoña Gómez no es un título homologado por un centro oficial. Al repasar las 35 cátedras extraordinarias que actualmente se ofrecen en la Universidad Complutense de Madrid -y de las que consta su director-, resulta que la de Begoña Gómez es la única que no tiene al frente a un docente con licenciatura, una excepción que trató de justificarse estableciendo una codirección. Gómez figura como directora de la cátedra, junto a José Manuel Ruano de la Fuente, que sí es profesor titular del departamento de Ciencia Política de la Complutense. Todo un intento de sortear las normas.

Y es que el nombramiento de Begoña Gómez como directora de la cátedra de Transformación Social Competitiva, sin disponer de una licenciatura oficial, provocó un indudable malestar en el mundo docente universitario. Según se indica en la normativa de la Complutense, «el/la director/a de la cátedra será un/a profesor/a o personal de administración y servicios con vinculación permanente de la UCM nombrado/a por el rector a propuesta de la Comisión Mixta de Seguimiento», algo que no se cumple en su caso. O sea, que, en el caso de Begoña Gómez, todo –o casi todo– se mueve entre la irregularidad y el desprecio a la norma. Al final, la auténtica excepción ibérica es ella.