Opinión

El ‘acoso’ de la Fiscalía de Sánchez a Jennifer Hermoso

Sobre el caso Rubiales hay dos evidencias que saltan a la vista, con independencia de la causa judicial abierta. Una, que el comportamiento del ex presidente de la RFEF fue absolutamente inaceptable. Y otra que el Gobierno socialista y las terminales mediáticas de la izquierda trataron de rentabilizar el condenable beso de Rubiales como arma política, liderando un juicio paralelo en base no a los hechos juzgados en sede judicial, sino a su particular e interesado criterio. El Gobierno de Sánchez encontró en el caso Rubiales lo que andaba buscando: un elemento para desviar la atención de su obscena pretensión de entregar el Estado a los separatistas. Mejor que se hable en la calle del beso de Rubiales que de la amnistía, pensaron.

Primero fue el Consejo Superior de Deportes -o sea, el Gobierno- el que anunció su intención de inhabilitar a Rubiales. No lo logró. Luego lanzó a la Fiscalía al barro. Como hoy publica OKDIARIO, el Ministerio Público prácticamente forzó a Jennifer Hermoso a denunciar a Luis Rubiales por el beso que le dio durante la celebración del Mundial de fútbol femenino y hasta envió a la Policía al domicilio de la deportista para animarla a dar el paso.  Al final, la jugadora presentó una denuncia expresa en la sede de la Fiscalía General del Estado, cuya forma de comportarse ha sido, como poco, extraña. El procedimiento de la Fiscalía fue insólito al presionar de esta forma a la jugadora, sometida, por una parte, al acoso del entorno de Rubiales para que no denunciara, y sometida al acoso del Gobierno y su entorno para que sí lo hiciera.

Parece evidente que el primer interesado en que Jennifer Hermoso denunciara a Luis Rubiales -incluso más que la propia jugadora- fue el Gobierno en funciones. Y el papel jugado por la Fiscalía -¿de quién depende?- viene a confirmar lo que OKDIARIO viene denunciando desde hace semanas. Que el inaceptable beso de Rubiales se convirtió en munición de la izquierda y sus terminales mediáticas.