Tras los “perrihijos” y los “gathijos”, llega el concepto de las familias multiespecie

Encuentran la necesidad de redefinir cómo son las nuevas relaciones entre humanos y mascotas en el seno de los hogares

  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

La creciente adopción de mascotas en los hogares está suponiendo la introducción de nuevos términos en el lenguaje relacionados con la vida animal y su relación con los humanos, tanto es así que llegan a imponerse expresiones como el de las familias multiespecie.

En España hay más de nueve millones de perros frente a los casi siete millones de menores de 15 años y la integración de los primeros en las familias y la sociedad es cada vez mayor. Aparecen en testamentos, hay custodias compartidas e incluso se les despide en velatorios.

En este sentido, vemos cómo las asociaciones vinculadas a la protección animal y sus círculos cercanos están introduciendo la expresión de «familias multiespecie», como una nueva forma de identificar unidades familiares tradicionales.

Animales en casa

Unos términos relacionados sobre todo con los animales de compañía que se introducen en los hogares y en las vidas de sus habitantes que se van colando en las conversaciones y que, más allá de las modas, están apareciendo en distintos documentos o comunicaciones.

Así, podemos oír conceptos como perrhijo o gathijo, unos términos relativamente recientes, a través de los cuales que se ve y se trata a un animal de compañía, como parte de la familia, con el mismo nivel de importancia y vinculación emocional que se tiene por un hijo.

En esencia, el término coloquial perrhijo o gathijo es aquella mascota que se quiere, se cuida y se protege con el mismo amor y dedicación que con el que se cuida a un hijo que recibiría cualquier otro miembro de la familia.

Cambios de percepción social

La evolución y la percepción de los animales en la sociedad actual, está activando mecanismos y cambios normativos que reflejan el implantar y tratar a estos seres vivos de forma diferente.

Así, en la sociedad actual se les reconoce a los animales como seres sintientes, desechando el que sean tratados como cosas, unas modificaciones recientes que los reconocen como seres vivos, dotados de sensibilidad y que no podrán ser abandonados, embargados, hipotecados, maltratados o apartados de sus dueños como si fueran simples objetos.

Actualmente, están proliferando en el mundo las leyes de bienestar animal que modifican otras normas con la intención de se refleje un nuevo tratamiento legal que aleja a los animales del que se confiera a los objetos para pasar a valorar circunstancias como los lazos que se establecen con los seres humanos.

Vínculo «humano-animal»

Este tipo de vinculación «humano-animal» surge como resultado de diversos factores sociales, culturales y hasta económicos, e incluso, también se debe al nuevo enfoque que se tiene hacia las mascotas, en el que éstas se convierten en miembros de un nuevo modelo familiar multiespecie, en el que se considera a una mascota como a un hijo, de ahí el término perrhijo o gathijo, que es una contracción, en la que se combina perro o gato, con la palabra hijo.

La psicóloga Sonia Garijo distingue que el simple hecho de convivir con animales no significa que se cree automáticamente una familia multiespecie.

Qúe son las familias multiespecie

Explica que «pertenecemos a la especie humana, pero nuestras relaciones con otros seres sintientes pueden trascender las barreras biológicas», definiendo como familias multiespecie «aquellas en las que conviven integrantes de distintas especies».

«Pertenecemos a la especie humana, por tanto, si convivimos con otros animales, como perros o gatos, podemos conformar una familia multiespecie con ellos», afirma en su blog.

Sin embargo, el hecho de convivir con animales no los convierte en nuestra familia, al igual que convivir con otra persona de nuestra especie, no la convierte en nuestra familia.

«Aunque compartimos nuestro hogar con ellos, es crucial entender que simplemente vivir bajo el mismo techo no los convierte automáticamente en familia», explica Garijo.

Responsabilidad en su cuidado

Se puede considerar que el animal con el que convivimos es parte de nuestra familia desde el momento en que asumimos la responsabilidad de su cuidado y bienestar.

Cuando decidimos abrir las puertas de nuestra casa a un compañero peludo, emplumado o escamoso, también asumimos el compromiso de velar por sus necesidades, tanto físicas como emocionales. Esto va más allá de proporcionar alimento y refugio. Esto implica comprometernos con su crianza, educación y desarrollo como individuo.

La familia no se trata únicamente de lazos de sangre, sino de cuidado mutuo y responsabilidad compartida. En el momento en que decidimos ser gestores de cuidados de un animal, ese ser se convierte en un miembro de nuestra familia. Nuestra relación va más allá de la convivencia; es un compromiso de amor, atención y apoyo mutuo.

Cambios en las convenciones

José Sáez Olmos, de la Universidad Internacional de La Rioja, y Carmen Caravaca, perteneciente a la Universidad de Murcia  explican «que la familia es una estructura social que ha sido objeto de estudio en disciplinas como la sociología, la psicología, la antropología entre muchas otras».

Afirman que «en las últimas décadas, la atención académica se ha dirigido hacia formas de organización social que desafían las convenciones tradicionales. Uno de estos fenómenos emergentes que ha capturado la atención de los investigadores es la denominada familia multiespecie».

Diferentes especies

En concreto, se refieren a esta forma nueva forma de ver la conviviencia «a sistemas familiares que involucran la cohabitación y la colaboración entre individuos de diferentes especies».

«Aunque este concepto puede parecer novedoso, tiene sus raíces en observaciones etológicas y estudios de comportamiento animal que revelan complejas interacciones más allá de las barreras de la especie. Este enfoque redefine la noción convencional de familia, desafiando las percepciones arraigadas sobre la cohesión y la estructura familiar», añaden en el artículo publicado en la revista Tábula Rasa.