Antigua Roma Neveras de barro

¿Más simple que un botijo? 3.000 años de refrigeración sostenible gracias a estas neveras de barro

Además del botijo, existen otros ejemplos de vasijas de barro empleadas para refrigerar agua y alimentos

Los egipcios, los romanos y los sumerios ya utilizaban este sistema para conservar sus víveres

La evaporación por refrigeración exige temperaturas elevadas y aire seco

El barro poroso de los botijos permite el enfriamiento por evaporación.
El barro poroso de los botijos permite el enfriamiento por evaporación.

Dice la sabiduría popular que no hay nada más simple que el mecanismo de un botijo. Una expresión seguramente injusta, porque el proceso de enfriamiento por evaporación en el que se basa el funcionamiento de este popular recipiente de barro lo entendemos sin problemas hoy en día, pero quizá no era algo tan obvio hace más de 3.000 años.

Y es que existen evidencias claras de la utilización de vasijas de barro para refrigerar no sólo agua y vino, también alimentos, en épocas tan lejanas como las del Antiguo Egipto, los sumerios y el Imperio Romano.

Sin electricidad

Hablamos, sin duda, de lo que entonces fue un increíble hallazgo que permitía conservar en buen estado los víveres, mucho antes de que fuera ni siquiera imaginable la aparición de la electricidad.

Una lección que convendría que volviéramos a recordar justo en estos momentos, en los que tanto necesitamos avanzar hacia nuevos modelos de producción, consumo y conservación de recursos más sostenibles y eficientes.

Objetivo que sólo será alcanzable si nos apoyamos tanto en la imprescindible innovación científica y tecnológica, como en la recuperación de técnicas y saberes ancestrales, basadas además en el uso de los materiales tradicionales que tenemos más a mano, como ocurre con el barro y la arcilla.

Un mecanismo no tan simple

Este proceso de enfriamiento por evaporación que propició un enorme avance civilizatorio hace miles de años es cierto que es fácil de explicar, pero al mismo tiempo no está exento de sofisticación. Todo se basa en que el barro es un material poroso, lo que permite que parte del agua de la vasija se filtre a través de dichos poros hacia la superficie exterior del recipiente.

Si las condiciones ambientales son las adecuadas, es decir, en un entorno de temperaturas elevadas y aire seco, se empezará a producir la evaporación del agua filtrada que está en contacto con el exterior. Dicha evaporación requiere energía, sin la cual no es posible pasar del estado líquido al gaseoso.

¿De dónde se obtiene esa energía? Del agua contenida en el propio interior de la vasija. Es como si la superficie exterior robara energía, en forma de calor, al líquido contenido en el interior. Como consecuencia, este robo de calor provoca un enfriamiento del agua que hay almacenada dentro, permitiendo así que la misma se mantenga fresca.

Alimentos

Dicho principio opera de manera similar cuando se trata de conservar alimentos y no agua, solo que en este caso lo que se suele hacer es humedecer directamente la superficie de la vasija, por ejemplo empapándola en agua con un paño, para lograr el mismo efecto.

Otra opción la aporta el sistema de doble vasija. En este caso, se utilizan dos recipientes, colocando arena húmeda entre la vasija interior, en la que se guardan los alimentos, y la vasija exterior.

Tanto si hablamos de agua como de alimentos, es indispensable que se den unas condiciones ambientales de altas temperaturas y aire seco que, por cierto, son las naturales de los lugares en los que llevan miles de años recurriendo a este tipo de prácticas.

 Ejemplos actuales

Hoy en día sigue habiendo ejemplos, más allá del botijo, de utilización de vasijas de barro para almacenar comida y bebida. Algo que queda claro si echamos un vistazo al canal de YouTube Faraway Village, protagonizado por una familia de un pueblo de Azerbaiyán que sigue manteniendo los usos y costumbres más ancestrales de su cultura gastronómica.

En este vídeo podemos contemplar cómo fabrican vasijas de barro en las que almacenan frutas para conservarlas de cara a la época invernal.

Otro interesante caso es el de Mitti Cool, un invento del ingeniero indio Mansukhbhai Prajapati. Se trata de una especie de nevera de arcilla basada igualmente en la evaporación del agua.

Su precio es mucho más bajo que el de un frigorífico convencional, lo cual, unido al hecho de que funciona sin electricidad, está permitiendo a personas de bajos ingresos acceder a una opción de refrigeración funcional y asequible en términos económicos, además de sostenible.

Esta nevera de arcilla puede mantener la comida fresca durante un periodo de tiempo de entre cinco a siete días. Cuenta con un cámara de agua que permite al líquido recorrer las paredes del dispositivo, consiguiendo así el deseado efecto de refrigeración por evaporación.

El enfriamiento comienza a producirse 12 horas después del primer uso. Mitti Cool recomienda situar la nevera en un lugar bien ventilado para una mejor evaporación. También aconseja limpiar el exterior del refrigerador cada dos o tres días para mantener los poros abiertos.

El fabricante también insiste en la importancia de las condiciones ambientales de temperatura y humedad. Hablamos de un refrigerador diseñado, sobre todo, para ser usado en climas secos y cálidos.

Lo cual demuestra que su funcionamiento puede ser fácil de entender, y resultar al mismo tiempo una cuestión compleja y apasionante, como todo lo que tiene que ver con los mecanismos propios de la naturaleza.