Invierno

¿Blanca Navidad? La entrada de una masa de aire ártico podría ser el anticipo de un frío invierno

Aemet anuncia que lo peor de este episodio de bajas temperaturas será entre el jueves y el viernes

Estados Unidos podría sufrir un invierno excepcionalmente frío

Islandia declara el posible colapso de la AMOC como un riesgo de seguridad nacional

Del veroño al invierno sin parada intermedia. Así podríamos resumir la situación meteorológica que se está viviendo en España. Hasta ahora estaba siendo un otoño de temperaturas muy elevadas, con valores que, durante el pasado mes de octubre, se situaron 3 grados por encima de la media en el suroeste del país. Pero el panorama está comenzando a dar un vuelco radical.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ya ha dejado claro que la responsable es una masa de aire de origen ártico que traerá un acusado descenso térmico y nevadas en el norte. El momento álgido del episodio se producirá entre las últimas horas del jueves 20 y la mañana del viernes 21, cuando la cota de nieve se situará en los 300-400 metros en el Cantábrico y el Alto Ebro.

Aunque parezca contradictorio, el calentamiento global podría estar relacionado con la llegada de aire frío que procede del Ártico, que es precisamente la región del planeta que más rápidamente se está calentando. Así lo afirman multitud de estudios, como este publicado en la revista Communications Earth & Environment, perteneciente a Nature, que concluye que el Ártico se está calentando casi cuatro veces más rápido que el resto del planeta.

Vórtice polar

Este calentamiento del Ártico es capaz de provocar el debilitamiento del vórtice polar. A grandes rasgos, este vórtice polar es una gran corriente circular de bajas presiones y aire frío situada en ambos polos de la Tierra.

Lo más importante del vórtice polar es que mantiene atrapado el frío extremo propio de estas regiones polares. ¿Qué pasa cuando el Ártico se calienta más de lo debido? Pues que el vórtice pierde fuerza, siendo posible que parte de este frío escape de esta cárcel natural y baje hacia latitudes medias, riesgo que aumenta especialmente durante el invierno.

Calentamiento súbito estratosférico

Y precisamente eso es lo que está pasando: los meteorólogos ya han avisado de que en el Ártico pronto tendrá lugar un calentamiento súbito estratosférico.

Es decir, próximamente se concentrará demasiado calor en las capas altas de la atmósfera, lo que a su vez repercute en las capas bajas (troposfera), donde están los vientos que más influyen sobre el clima, haciendo posible que el frío ártico abandone el vórtice y acabe llegando, si bien es cierto que perdiendo fuerza por el camino, a América y Europa.

Gente paseando en un día de duro invierno. Generado por IA.

Estados Unidos

Diversos expertos en meteorología están advirtiendo de que este debilitamiento del vórtice polar podrían desencadenar un invierno excepcionalmente crudo en Estados Unidos, caracterizado por potentes nevadas y temperaturas bajo cero.

Más aún si esta ruptura del vórtice coincide en el tiempo, cuestión que es totalmente plausible según los expertos, con La Niña, fenómeno climático natural caracterizado por el enfriamiento de las aguas superficiales del Pacífico, lo que contribuye a su vez a que el invierno sea más frío y húmedo en el norte estadounidense.

Invierno en Nueva York.

AMOC y deshielo

Al margen del vórtice polar, otro componente esencial del sistema climático que podría estar perdiendo fuerza es la Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico (AMOC, por sus siglas en inglés), un sistema de corrientes oceánicas que transporta calor desde los trópicos hacia el Atlántico Norte.

La culpa es, de nuevo, del cambio climático. Por un lado, el deshielo de los polos provocado por el calentamiento global está inyectando cantidades crecientes de agua dulce en el Atlántico Norte, lo que altera su salinidad y densidad.

Agua dulce

Este es un punto crucial: la AMOC depende de que el agua superficial sea lo suficientemente densa como para hundirse en el fondo del océano y posibilitar su circulación. Pero el agua dulce es menos densa que el agua salada.

Por tanto, cuando el deshielo se intensifica, el proceso de hundimiento se vuelve más difícil. Esa falta de densidad frena el vuelco oceánico. En resumen: menos sal y más aporte de agua dulce implican un océano superficial más ligero y un vuelco más débil.

Oso polar atrapado en un trozo de hielo mientras los glaciares se derriten. Generado por IA.

Calentamiento oceánico

El segundo proceso que atenta contra la AMOC es el propio calentamiento del Atlántico, que está reduciendo el contraste térmico entre los trópicos y el Ártico. La AMOC depende de dicho contraste para funcionar, ya que su función es transportar calor hacia el norte. Un Atlántico Norte más cálido reduce este contraste térmico, así como la densidad del agua, lo que dificulta su hundimiento en la zona de formación de aguas profundas.

Ambas cuestiones (deshielo y calentamiento oceánico) alimentan las tesis de un posible colapso total o parcial de la AMOC que, de ser cierto, podría provocar una nueva Edad de Hielo en pocas décadas. Ciertamente, se trata de un asunto complejo y la mayoría de las instituciones científicas niegan que haya un peligro real, al menos a corto plazo.

A pesar de ello, el gobierno de Islandia declaró recientemente que este posible colapso de las corrientes del océano Atlántico supone un riesgo para su seguridad. Se trata de la primera vez que un fenómeno relacionado con el clima es presentado formalmente ante el Consejo de Seguridad Nacional islandés como una posible amenaza existencial.

Laguna glaciar en Islandia.

Clima inestable

Si unimos todos los puntos, la conclusión es evidente: el clima global es cada vez más inestable y provoca, en consecuencia, un aumento de los fenómenos extremos, tanto en verano como en invierno.

A pesar de este panorama, es muy posible que este episodio de frío ártico que vamos a vivir en nuestro país no vaya más allá de dos o tres días. Según la propia Aemet, este mismo domingo ya se habrá normalizado la situación.

Pero, más allá de lo que ocurra a corto plazo, tenemos que ser conscientes de que la emergencia climática nos obliga a reaccionar cuanto antes y de forma decidida para evitar que este planeta deje de ser una casa acogedora para convertirse en un lugar hostil con condiciones cada vez más adversas para nuestra propia supervivencia.