Los perros están evolucionando y van a dejar de ser como hasta ahora: la ciencia confirma el cambio
La relación entre humanos y perros ha sido una de las más profundas en la historia de la domesticación. Desde que nuestros ancestros empezaron a convivir con estos animales hace miles de años, los perros han jugado múltiples roles en la vida humana, desde compañeros de caza hasta guardianes y, más recientemente, como compañeros de vida. Sin embargo, un estudio reciente ha puesto de manifiesto que los perros están atravesando una nueva fase en su evolución, lo que ha llevado a muchos científicos a hablar de una tercera ola de domesticación.
Este fenómeno, impulsado por el deseo de tener mascotas más tranquilas, sociables y adaptadas a un estilo de vida más sedentario, está alterando aspectos clave de la biología y el comportamiento de los perros. Los expertos sugieren que, para adaptarse a estos cambios, los propietarios deben ser más conscientes de las necesidades de sus mascotas. Esto implica no sólo proporcionarles una alimentación adecuada y cuidados veterinarios, sino también asegurarse de que tengan suficientes oportunidades para socializar y hace ejercicio.
La tercera ola de domesticación de los perros
La domesticación de los perros no es algo nuevo. Se calcula que este proceso empezó hace entre 40.000 y 14.000 años, cuando los humanos comenzaron a interactuar con los lobos y a elegir aquellos que tenían comportamientos más dóciles y cooperativos. Esta selección llevó, a lo largo de miles de años, a la creación de la diversidad de razas caninas que conocemos hoy en día. No obstante, según los científicos, esta relación de milenios ha entrado en una nueva etapa: la tercera ola de domesticación.
El cambio es un fenómeno tanto cultural como biológico. Los perros están cambiando a nivel hormonal y genético, adaptándose a las nuevas necesidades y deseos de los humanos. Un estudio realizado en la Universidad de Linköping de Suecia en 2017 revela que los perros han desarrollado una mayor sensibilidad a la oxitocina, la hormona que juega un papel clave en los vínculos sociales. Este descubrimiento es crucial para entender cómo los perros han evolucionado para convertirse en compañeros cada vez más afectuosos y dependientes emocionalmente de sus dueños.
Los investigadores descubrieron que los perros con una variante particular del receptor de oxitocina tienen una mayor capacidad para formar lazos afectivos con los humanos. La oxitocina, también conocida como la «hormona del amor», es la misma sustancia química que se libera en los humanos cuando se sienten enamorados o al interactuar socialmente con otros. En el caso de los perros, esta hormona parece ser responsable de que busquen el contacto físico y emocional con sus dueños.
Este hallazgo demuestra cómo los perros han cambiado no sólo en su comportamiento, sino también a nivel genético. A lo largo de los años, el instinto de trabajar y cazar ha sido reemplazado por un instinto de compañía y afecto. Lo que antes era una relación de utilidad y trabajo ha evolucionado hacia una relación emocional, basada en la necesidad de los perros de estar cerca de sus dueños, buscando su atención y protección en lugar de simplemente desempeñar un rol funcional.
El impacto de la vida moderna
La transformación en el rol de los perros también está vinculada a los cambios culturales y sociales que han alterado la vida cotidiana. En lugar de cazar o pastorear, muchos perros pasan la mayor parte de su tiempo dentro de casa, con menos oportunidades para realizar ejercicio físico o desarrollar habilidades de trabajo.
Este cambio en el entorno de vida de los perros ha dado lugar a nuevas preocupaciones sobre su bienestar, como la sobreprotección. Mientras que antes los perros tenían la libertad de correr, jugar y explorar en espacios abiertos, hoy en día se les mantiene a menudo confinados en pequeños apartamentos, lo que puede generar una acumulación de energía no liberada. Esta falta de ejercicio físico y estimulación mental puede desencadenar problemas de comportamiento, como ansiedad, hiperactividad o incluso agresividad.
Un estudio reciente sugiere que los perros que son más enérgicos, ansiosos o temerosos que otros tienen más probabilidades de ser abandonados en refugios, ya que muchos dueños de mascotas no saben cómo manejar estos comportamientos. Este abandono se debe a que los propietarios a menudo esperan que un perro se adapte perfectamente a su estilo de vida sin tener en cuenta las necesidades naturales del animal.
Muchos creen que sólo deben elegir una raza adecuada, como un perro pequeño o de una raza conocida por su buen comportamiento, sin tener en cuenta que la adaptación de un perro a su hogar y entorno depende en gran medida de la educación y el cuidado que se le brinde.
En conclusión, la evolución de los perros y su adaptación a los estilos de vida modernos nos obliga a replantear nuestra relación con ellos. Si bien los perros han sido domesticados y criados para vivir con nosotros, no debemos olvidar que siguen siendo animales con instintos y necesidades que se deben respetar.
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