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Los expertos lo confirman: ¿puede picarle un mosquito a tu perro?

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cuando pensamos en los peligros del verano para nuestras mascotas, lo primero que nos suele venir a la mente son los golpes de calor o las quemaduras solares. Sin embargo, hay una amenaza silenciosa que se intensifica con la llegada del buen tiempo y que a menudo pasa desapercibida: el mosquito, un pequeño insecto que no distingue entre especies y no tiene reparos en picar a tu perro, aunque su cuerpo esté cubierto de pelo. Creer que el pelaje los protege completamente es una idea equivocada que puede poner en riesgo su salud.

A medida que suben las temperaturas, los días invitan a pasar más tiempo al aire libre y la exposición a los mosquitos aumenta considerablemente. Y, aunque muchas personas creen que las picaduras sólo provocan escozor o molestias pasajeras, lo cierto es que algunas especies de mosquitos pueden transmitir enfermedades graves, incluso mortales, a los perros.

¿Un mosquito puede picar a tu perro?

A primera vista, podría parecer que un perro está a salvo de los mosquitos gracias a su pelaje. Pero esa percepción es errónea. Hay muchas zonas del cuerpo de un perro que tienen poco pelo: el abdomen, las orejas, el hocico, las ingles y la parte interna de los muslos son áreas muy vulnerables donde los mosquitos pueden picar sin obstáculos. Además, los mosquitos no necesitan grandes superficies para alimentarse; una mínima porción de piel expuesta es suficiente.

Estas picaduras no sólo provocan molestias como picor o enrojecimiento. En algunos casos pueden desencadenar reacciones alérgicas, infecciones por rascado o, lo que es más preocupante, ser el punto de entrada de parásitos y virus.

Especies

Entre las especies de mosquitos que representan un peligro para los perros en España, destacan principalmente dos: el flebótomo (Phlebotomus perniciosus) y el mosquito común (Culex pipiens). Ambos insectos están ampliamente distribuidos por todo el territorio nacional, aunque su presencia se intensifica en zonas con climas cálidos y ambientes húmedos, como el litoral mediterráneo, el sur peninsular o ciertas áreas rurales con abundante vegetación.

El flebótomo es especialmente preocupante porque actúa como transmisor de la leishmaniosis canina, una enfermedad parasitaria provocada por el protozoo Leishmania infantum. Esta enfermedad, considerada endémica en muchas regiones del sur de Europa, puede afectar múltiples órganos del animal y provocar síntomas muy variados: pérdida de peso, úlceras en la piel, caída del pelo, hemorragias nasales, y en casos avanzados, daño renal. Aunque existe una vacuna para reducir el riesgo, ésta no es completamente preventiva, por lo que el uso de repelentes y otras medidas de protección sigue siendo imprescindible.

Por otro lado, el mosquito común puede transmitir la dirofilariosis a tu perro, también conocida como «gusano del corazón». Esta enfermedad, causada por el parásito Dirofilaria immitis, afecta directamente al sistema circulatorio. Una vez infectado, el animal puede albergar larvas que crecen dentro del corazón y las arterias pulmonares, obstruyendo el flujo sanguíneo y provocando graves complicaciones respiratorias y cardiovasculares. Si no se trata a tiempo, puede resultar mortal.

Temporada de riesgo

Los mosquitos tienen su pico de actividad desde la primavera hasta bien entrado el otoño. En cuanto las temperaturas nocturnas empiezan a ser suaves, la población de mosquitos se dispara. Es en este periodo cuando resulta más importante reforzar las medidas de prevención. Además, la actividad de estos insectos se concentra entre el atardecer y la medianoche, por lo que los paseos durante esas horas conllevan mayor riesgo.

La prevención es la mejor herramienta para proteger a tu perro de las picaduras de mosquito y, sobre todo, de las enfermedades que pueden transmitir. Actualmente, el mercado ofrece una amplia variedad de productos diseñados específicamente para este fin:

Es importante destacar que cualquier producto se debe elegircon el consejo de un veterinario. No todos los repelentes son aptos para todos los perros: la edad, el peso, el estado de salud o incluso la raza pueden influir en la seguridad y eficacia del tratamiento. Además, jamás se debe utilizar un repelente de uso humano en un animal, ya que muchos de sus componentes pueden resultar tóxicos para ellos.

Al igual que protegemos nuestra piel con repelentes y evitamos zonas con muchos insectos, nuestros compañeros de cuatro patas también merecen esa atención. Una inversión mínima en productos adecuados y buenos hábitos puede marcar una gran diferencia. Este verano, no te olvides de proteger también a tu perro. Él confía en ti para mantenerse sano y feliz.