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Un estudio confirma que los perros cada vez son más tontos y es culpa de sus dueños

A lo largo de miles de años, el cerebro de los perros se ha adaptado a la convivencia con los humanos

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  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Un estudio publicado en Biology Letters por investigadores húngaros y suecos cuestiona la idea de que la domesticación sea la principal causa de la reducción del tamaño del cerebro en los perros. Aunque la domesticación contribuye a este fenómeno, no es la única fuerza evolutiva en juego. Al analizar datos de 25 especies de cánidos, incluidos perros ancestrales, los investigadores encontraron que la disminución del tamaño cerebral no es una característica evolutiva exclusiva de los perros domesticados.

El estudio también destaca el caso del perro mapache común, que hiberna y muestra una reducción cerebral aún más pronunciada. La hibernación, con su baja actividad metabólica y escasez de alimentos, limita la evolución de cerebros grandes debido a sus altas demandas energéticas. Estos hallazgos sugieren que, además de la domesticación, otras presiones ecológicas y evolutivas, como la hibernación, también pueden influir en la reducción del tamaño cerebral en especies no domesticadas.

Así ha cambiado el cerebro de los perros

Un estudio de la Universidad Eötvös Loránd de Hungría, publicado en la revista Evolution, analizó la evolución del cerebro de los perros a lo largo del tiempo utilizando tomografías de 865 cráneos de 159 razas de perros y 48 lobos. Los investigadores descubrieron dos hallazgos clave: los lobos tienen cerebros más grandes que los perros, con volúmenes de 130 cm³ y 110 cm³, respectivamente, y el tamaño del cerebro en los perros es mayor en relación al tamaño del cuerpo cuanto más se diferencian genéticamente de los lobos.

Aunque la domesticación inicial redujo el tamaño cerebral de los perros en comparación con los lobos, la evolución posterior de los perros como especie independiente ha implicado un aumento en el tamaño del cerebro. Esto puede parecer contradictorio, pero tiene una explicación lógica: los animales domesticados tienden a tener cerebros más pequeños que sus ancestros salvajes debido a que su entorno seguro reduce la necesidad de habilidades como la defensa contra depredadores o la caza.

El mantenimiento de un cerebro grande requiere una alta demanda de energía y alimentos, lo cual es innecesario en los perros domésticos, que no enfrentan los mismos desafíos de supervivencia que los lobos. La energía que se ahorra al tener un cerebro más pequeño puede destinarse a otras funciones, como la reproducción, que es de mayor importancia en los animales domesticados.

Según los investigadores, este ahorro energético es un factor evolutivo clave para los perros que viven en entornos humanos protegidos, donde las presiones naturales de supervivencia son menos intensas.

Evolución

A lo largo de miles de años, el cerebro de los perros ha evolucionado adaptándose a la convivencia con los humanos y a los roles específicos para los cuales han sido criados. Aunque los lobos tienen cerebros más grandes que los perros (130 cm³ frente a 100 cm³), se ha observado que cuanto más se alejan genéticamente los perros de los lobos, mayor es el tamaño relativo de su cerebro en relación con su cuerpo. Esto se debe a las exigencias de la interacción humana y las tareas complejas que realizan.

La domesticación tiende a reducir el tamaño cerebral, ya que los perros no enfrentan las mismas amenazas que sus ancestros salvajes. Sin embargo, la vida social con humanos exige un desarrollo cognitivo mayor, especialmente en razas criadas para tareas específicas como pastoreo o compañía.

Las razas más antiguas, como los huskies, no presentan cerebros tan especializados, ya que han sido seleccionadas principalmente por su fuerza y resistencia. En cambio, las razas destinadas a la socialización o trabajo muestran habilidades cognitivas avanzadas, como la memoria y la comprensión del lenguaje humano.

¿Cómo estimular la mente de tu mascota?

La estimulación mental es crucial para la salud y el bienestar de los perros, ya que no sólo favorece su equilibrio emocional, sino que también previene comportamientos destructivos derivados del aburrimiento.

Existen muchas formas sencillas y accesibles de estimular la mente de tu perro tanto en casa como al aire libre. El adiestramiento básico es una de las mejores opciones para entrenar su cerebro, reforzando comportamientos positivos con premios o caricias, mientras que el ejercicio físico diario fortalece su cuerpo y activa su mente al enfrentar desafíos como buscar objetos o sortear obstáculos.

Para quienes buscan actividades en interiores, los juguetes interactivos, como los rellenos de comida o las alfombras olfativas, son excelentes opciones para mantener al perro mentalmente ocupado. Además, la socialización con otros perros es fundamental para su desarrollo emocional y cognitivo, ya que les ayuda a reducir el estrés y aprender habilidades sociales.

Cambiar la ruta de los paseos o llevar a tu perro a nuevos lugares también estimula su mente al permitirle explorar nuevos olores y entornos. Por último, rotar sus juguetes semanalmente puede mantener su interés y prevenir el aburrimiento.

Cada perro es único, por lo que es fundamental adaptar los métodos de estimulación a sus necesidades específicas. Recuerda que el objetivo es enriquecer su vida y bienestar, no complicarla.