¿Cómo es la vida del caracol?
Les conocemos por su avance lento y por llevar su concha encima. Pero, ¿cómo es la vida del caracol? Aquí te contamos un poco más sobre estos pequeños seres.
Aunque relativamente populares, estos moluscos gasterópodos son una de las especies menos valoradas a nivel científico. Además de ser sumamente frágiles y tener un número de depredadores muy alto. La vida del caracol es simple y peligrosa. Su esperanza de supervivencia está condicionada al tiempo que los animales que se alimentan de ellos tomen en devorarlos. Son muy atípicos los casos de caracoles que llegan al final de su vida de forma natural.
La concha es su rasgo más llamativo, siendo una característica común de casi todos los miembros de esta familia. Aquellos que no cuentan con este elemento se les conoce coloquialmente como babosas. Pueden vivir en la tierra, en agua salada o dulce y también ser anfibios.
Así como aquellos que habitan en ríos, lagos o en el mar requieren de branquias y un opérculo, la mayoría de los caracoles terrestres respiran y cuentan con un pulmón. Si bien una pequeña fracción de los que viven fuera del agua conservan el sistema branquial. Estos necesariamente se instalan en selvas húmedas u otras áreas permanentemente mojadas.
Características generales
Además de la concha, otra de las características de los caracoles terrestres es la generación de mucus. Esta sustancia viscosa les permite disminuir la fricción al desplazarse, así como adherirse en superficies inclinadas. También les sirve para mantenerse húmedos, curar sus heridas, repeler a posibles depredadores como hormigas y protegerse de bacterias o parásitos.
Cuentan con un pie muscular muy fuerte, cuya función elemental es propiciar el movimiento. Vienen ‘equipados’ con dos pares de tentáculos retráctiles: uno para los ojos y el resto cumple una función táctil. Son sordos, por lo que el tacto es imprescindible para la vida del caracol. Incluso es la forma de comunicación que utilizan para aparearse.
La mayoría de las especies terrestres de caracoles son hermafroditas. Portan órganos sexuales masculinos y femeninos. Sin embargo, no pueden autofecundarse, por lo que la cópula es necesaria para fines reproductivos. Cada ejemplar puede colocar hasta 50 huevos en cada puesta, una vez al mes.
¿La ‘triste’ vida del caracol?
Todos los vertebrados, incluyendo los seres humanos, se valen de los caracoles como fuente de alimentos. Dentro de buena parte de la gastronomía europea es un ingrediente muy utilizado y alrededor del planeta hay granjas que se dedican a su cultivo para comercializarlos con fines alimenticios.
La lista de depredadores incluye varios invertebrados como serpientes, insectos e incluso los propios caracoles. Son muy susceptibles a morir víctimas de ataques de parásitos, además de no contar con ninguna defensa frente a las aguas contaminadas o las lluvias ácidas.
Prácticamente no existe ninguna campaña a nivel mundial que busque llamar la atención sobre los peligros que corren estos moluscos. Algunos especialistas consideran que esto se debe a que, dentro de las comunidades científicas, los caracoles son vistos como animales intrascendentes.
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