Investigación

Los empleados de la fundación de Iglesias se quejaban de «explotación laboral»

La Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales) no pagaba la Seguridad Social de sus trabajadores a tenor de sus cuentas y del relato de quejas formuladas en el acta de una reunión de los propios empleados al que ha tenido acceso OKDIARIO. Se quejaban de una dura explotación laboral: carencia de contratos y de Seguridad Social, tener que trabajar todos los fines de semana para seguir a Chávez, escribir con un brazo dañado y comprar bombillas para los apartamentos, entre otros abusos.

Pese a cobrar 4,2 millones de euros del régimen chavista por realizar diversos informes, muchos relacionados con políticos españoles, la fundación de Podemos no atendía las quejas laborales de sus empleados desplazados a Venezuela.

El 1 de febrero de 2010 se produjo una reunión de los trabajadores de CEPS en Venezuela. El motivo era exponer a sus jefes en España la precariedad de su situación en el régimen dictatorial bolivariano. El acta del encuentro, redactado por los empleados, reflejaba por escrito las quejas que más acuciaban a los ‘peones’ de la fundación. Una entidad que lideraban los hoy dirigentes del partido radical podemita que, paradójicamente, se han convertido en luchadores contra todo signo de explotación y precariedad laboral. Algo que no aplicaban en el pasado a sus propios subordinados.

Sus empleados lo resumían así: “Sobre la petición de alta a la Seguridad Social de Fernando, para por lo menos tener una cobertura médica en el caso de que le tengan que operar el codo, Paco, desde Valencia —sede central de CEPS— le ha contestado que primero se tiene que firmar el convenio con Venezuela para que le puedan dar de alta y de forma retroactiva se le pagarían dietas por su labor”. La respuesta empresarial de CEPS no satisfizo a sus trabajadores expatriados a Venezuela: “Andrea insiste en que hay formas de contratación en el marco de la legislación vigente que permiten solucionar la petición de Fernando».

No obstante, trabajar sin la menor cobertura de Seguridad Social no era el único signo de explotación y precariedad laboral de los trabajadores de la fundación embrión de Podemos, encabezada entonces por Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Luis Alegre o Juan Carlos Monedero. Sus quejas laborales incluían jornadas interminables y el trabajo sin descanso incluyendo los fines de semana. Lo resumían del siguiente modo: “Se vuelve a recordar que es importante que el futuro convenio incluya lo de no trabajar los fines de semana, para no repetir los ritmos excesivamente machacantes”.

Pero no sólo trabajaban sin Seguridad Social sino, a tenor del acta, sin contrato: “Andrea solicita una descripción personalizada de sus tareas y responsabilidades para poder ir redactando los contratos mientras llega la respuesta al tema de los incrementos salariales. El accidente de Fernando recuerda a todos y a todas la importancia de firmar rápidamente para tener la cobertura de la Seguridad Social”. Fernando, pese a su accidente y pese a no tener cobertura médica ni social, se ofrece a «redactar el próximo informe si el codo se lo permite”.

CEPS, que ese año ingresó 734.000 euros, les reprochó a los trabajadores una “política de gastos en Caracas, que sigue descontrolada”. En ese contexto, se les recrimina una facturación de 10.794 bolivares por desperfectos en un piso. Además, se les aplica una política de recortes: “Esto implica que cada persona desplazada ha de asumir mayor implicación y responsabilidad en lo tocante a su vivienda: comprarse las bombillas, el material de limpieza en los casos que en cada momento se precisen”.

El malestar de los trabajadores con los actuales dirigentes de Podemos era tal que no dudaban en incluirlo en sus informes: “A pesar del establecimiento de una semana completa festiva, la unidad estuvo requerida para realizar un turno de guardia de lunes a domingo, guardia que se efectuó presencialmente de lunes a viernes”.

Y en otro informe se repetía: “Pese a los días feriados de Semana Santa, durante la semana se siguió trabajando en la elaboración de monitoreos, análisis e informes ejecutivos de carácter diario sobre la cobertura que la prensa internacional ofrece de Venezuela y de su Gobierno”.

La precariedad laboral no impedía que estos trabajadores realizaran informes sobre infracciones y sanciones en materia de Seguridad Social. La fundación no revelaba en sus cuentas gasto alguno en Seguridad Social y detallaba que sus contratos eran laborales o mercantiles.