Investigación

La Generalitat dio un indulto encubierto al mayor narco del puerto de Barcelona

La Conselleria de Justicia de la Generalitat que dirigía Germà Gordó concedió un indulto encubierto al que está considerado como el mayor narcotraficante del puerto de Barcelona, José Mestre Fernández, que ha sido director general del principal operador de contenedores del puerto, Terminal Cataluña (TerCat).

La Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) adjudicó en junio de 2006 la gestión de la nueva terminal de carga del puerto a la sociedad TerCat, constituida por la empresa china Hutchison Ports Holding (70%) y el grupo Mestre (30%). La corporación se comprometió a invertir 660 millones de euros en 30 años, para atender un tráfico de 4,5 millones de contenedores anuales.

Cuatro años después, el 22 de junio de 2010, la Policía Nacional detenía al director general de TerCat, José Mestre Fernández, en una operación antidroga dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. Mestre había facilitado la entrada en el puerto  de 187 kilos de cocaína, que viajaban ocultos en un contenedor de chatarra a bordo del carguero MSC Corinna, de bandera panameña. La droga habría alcanzado en el mercado un valor de 14 millones de euros.

Durante los meses que duró la investigación, la Policía intervino numerosas conversaciones en las que los responsables de un cartel colombiano de cocaína, liderado por Héctor Murillo, conocido como el Juli, hablaban de sus contactos con José Mestre para facilitar la entrada de la droga en el puerto de Barcelona. Finalmente, la Policía pudo acreditar una reunión celebrada en la Ciudad Condal entre el Juli y José Mestre, al que los narcos se referían como El Don.

Un Porsche y obras de Picasso y Miró

La fortuna ha sonreído al narco Mestre, en todos los sentidos. Es propietario de una de las residencias más deslumbrantes de Barcelona, situada en Pedralbes, que la familia puso a la venta en 2014 por 30 millones de euros. Durante el registro, la Policía halló una colección de arte con obras originales de Picasso y Miró, y una flota de coches de lujo que incluye un Rolls Royce y un Porsche Cayenne.

Según la lista Falciani entregada a la Justicia española por un ex empleado del HSBC, José Mestre y su hermano, Rogelio Mestre, son titulares de dos cuentas en Suiza con 8,9 millones de dólares, a través de una sociedad radicada en las Islas Vírgenes. Ambos hermanos son propietarios también de dos lujosos yates, de 25 metros de eslora, cuyos nombres constituyen toda una declaración de principios: Corsario y Cosaco.

Tras ser detenido, José Mestre quedó en libertad depositando una fianza de 10 millones de euros. Un tribunal de la Audiencia Nacional presidido por el magistrado Guillermo Ruiz Polanco le condenó a 12 años de cárcel y al pago de una multa de 14 millones de euros (el valor que habría alcanzado la droga en el mercado). El Tribunal Supremo redujo luego esta condena a nueve años de prisión.

Por motivos obvios, José Mestre no pudo asistir a la inauguración de la nueva terminal de carga del puerto de Barcelona que gestiona su grupo de empresas. El acto celebrado en septiembre de 2012 contó con la presidencia del rey Juan Carlos, el entonces presidente de la Generalitat Artur Mas y el entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias.

Un trato privilegiado en prisión

El ex director general de TerCat ingresó finalmente en la cárcel de Can Brians el 27 de diciembre de 2014. Pero sólo ha cumplido un año efectivo de la condena de nueve años de cárcel que le impuso el Tribunal Supremo. Transcurridos doce meses, en la Navidad de 2015, comenzó a salir a diario de la prisión, donde sólo permanece para dormir.

Servicios Penitenciarios de la Generalitat (dependiente de la Conselleria de Justicia, que en aquel momento dirigía Germá Gordó) le concedió un permiso especial acogiéndose a un artículo del reglamento penitenciario que permite flexibilizar la clasificación de los grados de los presos.

Fuentes jurídicas consultadas por OKDIARIO califican de «absolutamente excepcional» la medida aplicada al narco Mestre. Por regla general, el reglamento penitenciario establece que un preso no podrá disfrutar del tercer grado hasta que haya cumplido la mitad de la condena. Esta norma es aplicable siempre en las penas de más de cinco años de cárcel, cuando se trata de asuntos de delincuencia organizada.

De este modo, Mestre no podría haber disfrutado del tercer grado (que le permite salir a diario de prisión), hasta cumplir al menos cuatro años y medio de cárcel. Y sin embargo, Servicios Penitenciarios de la Generalitat concedió esta medida de gracia al responsable del mayor operador de carga del puerto de Barcelona, tras cumplir sólo 12 meses de sus nueve años de condena.