Rusia anuncia que está dispuesta a hablar de un alto el fuego en Siria
Las negociaciones para poner fin al conflicto en Siria, que ha dejado 260.000 muertos desde 2011, se rompieron a principios de este mes en Ginebra, en medio de acusaciones de países occidentales y de la oposición de que Rusia bombardea a grupos opositores y civiles en Alepo.
«Estamos preparados para hablar de las modalidades de un alto el fuego», dijo el viceministro ruso de Exteriores, Guenadi Gatilov, pocas horas antes de la reunión en la ciudad alemana de los principales actores de la crisis.
Además, desde el 1 de febrero el régimen de Bashar Al Asad, apoyado por Rusia, ha lanzado una violenta ofensiva contra los rebeldes de Alepo (norte), provocando el éxodo de 30.000 personas hacia la frontera turca.
Esta ofensiva, que ha causado 500 muertos, terminó por hacer abortar las conversaciones de Ginebra, cuya reanudación, prevista el 25 de febrero, es muy incierta.
El jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, que se mostró optimista sobre la reunión de Múnich, había instado a su homólogo ruso, Serguei Lavrov, a trabajar en un alto el fuego y «contribuir a crear un clima donde se pueda negociar».
Al mismo tiempo, en Bruselas, los ministros de Defensa de la coalición militar, liderada por Estados Unidos, se reúnen también este jueves para reforzar la lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) que, según Washington, se aprovecha del avance del régimen sirio frente a los rebeldes más moderados.
Estados Unidos pide que cesen los bombardeos en zonas civiles
Estados Unidos urgió a los rusos a detener sus bombardeos que «matan a mujeres y niños en gran número», obligando a su vez a miles de civiles a marcharse de Alepo.
Rusia había reafirmado su intención de continuar con sus «legítimos» ataques contra «terroristas», pero anticipó que iba a proponer «nuevas ideas» en Múnich para avanzar hacia un alto el fuego.
Las negociaciones en Alemania abordarán especialmente un acceso humanitario a las ciudades asediadas por las fuerzas progubernamentales, especialmente Alepo, donde los rebeldes se encuentran atrapados en los barrios del este con 350.000 civiles.
Los países occidentales acusan a Moscú de haber torpedeado, con sus bombardeos en Alepo, las negociaciones entre el régimen de Bashar al Asad y la oposición siria.
Por otro lado, las tensiones son patentes entre Estados Unidos y algunos de sus aliados, que ven a Washington dispuesto a realizar demasiadas concesiones meses antes del final del mandato de Barack Obama.
Turquía, preocupada por su parte por el avance de los kurdos en el norte de Siria, se enfrenta además a la oleada de refugiados, a los que impide entrar en su territorio a pesar de la insistencia de los países occidentales.
El presidente islamoconservador turco Recep Tayyip Erdogan denunció este jueves las presiones internacionales para que abra sus fronteras a los refugiados sirios e insinuó que podría enviarlos a otros países.
Por su lado, el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu había afirmado que consideraba «hipócrita que algunos digan a Turquía que ‘abra sus fronteras’ cuando no dicen a Rusia que ‘ya basta’» con sus bombardeos.
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