Putin viaja a Bielorrusia para buscar con Lukashenko otro frente que desestabilice a Ucrania
"Rusia y Bielorrusia están abiertos al diálogo con otros estados, incluyendo los europeos"
Putin sugiere una «integración» de Rusia con Bielorrusia y Lukashenko rechaza la «vieja unión»
El presidente ruso, Vladímir Putin, ha visitado este lunes en Minsk, a su homólogo en Bielorrusia y estrecho aliado, Alexander Lukashenko, con el objetivo estratégico que buscar un segundo frente de guerra que ponga en más dificultades al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. El encuentro de ambos mandatarios se ha producido sólo unas horas después de un ataque con drones contra Kiev que dejó cortes de energía.
«Rusia y Bielorrusia están abiertos al diálogo con otros estados, incluyendo los europeos», afirmó Lukashenko al inicio del encuentro con Putin, según imágenes transmitidas a la televisión rusa. Sin embargo, llamó a los países occidentales a «escuchar la voz de la razón» y abogó por una cooperación más estrecha con Moscú en vista de los «tiempos difíciles». Putin se refirió a temas de cooperación económica entre los dos países, antes de que la retransmisión fuera interrumpida.
La cumbre entre ambos líderes, Putin y Lukashenko en Bielorrusia, se produce en un momento en el que las autoridades ucranianas temen que Rusia lance una nueva ofensiva a gran escala contra Kiev en los primeros meses de 2023. Ucrania teme que una operación de este tipo use como plataforma de entrada Bielorrusia, como ocurrió al inicio de la invasión el 24 de febrero.
El ejército ruso atizó los temores afirmando el lunes que participaría en acciones «tácticas» en Bielorrusia, después de que en octubre Minsk anunció la formación de una fuerza conjunta con Rusia conformada por miles de soldados. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, desmintió que el presidente ruso viajara a Bielorrusia para convencer a Minsk de involucrarse directamente en el conflicto en Ucrania, calificando estas acusaciones como «estúpidas» y «sin fundamentos».
Sin agua ni electricidad
En la noche del domingo la capital ucraniana, Kiev, sufrió una serie de ataques con drones rusos. «Durante la alerta aérea, se registraron 23 VANT [vehículo aéreo no tripulado] enemigos en el cielo de la capital. La defensa aérea destruyó 18 drones», declaró la administración militar de la Kiev en las redes sociales. Las autoridades locales informaron que varias «infraestructuras y casas» fueron dañadas y que al menos tres personas resultaron heridas. Tras los ataques, el operador ucraniano de energía Ukrenergo informó que va a imponer cortes en Kiev y en otras diez regiones frente a la situación «difícil» que enfrenta la red.
«Primero escuché una sirena de alerta antiárea sonar en la calle. Por primera vez sentí miedo», contó a AFP Natalia Dobrovolska, de 68 años, que reside en un barrio del oeste de Kiev. Su edificio fue sacudido hacia las 04H30 por una fuerte explosión, seguida de otras dos detonaciones y más estallidos una hora después. Desde entonces la electricidad está cortada. Igor, un fotógrafo de 35 años que vive en el noroeste de Kiev, también se despertó sobresaltado. «Escuchamos una fuerte explosión y vimos un incendio por la ventana», contó. «Ahora no tenemos casi red móvil, no tenemos electricidad ni agua», agregó.
Por su parte, Moscú informó que derribó cuatro misiles de fabricación estadounidense HARM que sobrevolaban el espacio aéreo de la región rusa de Belgorod. Además, Rusia anunció que varios de sus buques de guerra participarán a partir de esta semana en unos ejercicios conjuntos con la Marina china, una muestra más de acercamiento entre Moscú y Pekín frente a los países occidentales.
Desde que Rusia sufrió una serie de reveses militares en los últimos meses, optó por una estrategia de bombardear de manera masiva las centrales e infraestructuras eléctricas del país, dejando a millones de ucranianos sin luz ni agua en pleno invierno boreal. Francia y la Unión Europea (UE) han dicho que los ataques rusos contra la infraestructura civil constituyen crímenes de guerra, y el jefe de la diplomacia de la UE los calificó como «bárbaros».
El Ministerio de Defensa ruso asegura que sus ataques buscan apuntar a las fuerzas armadas ucranianas e instalaciones energéticas, así como interrumpir «la transferencia de armas y municiones de fabricación extranjera». En este escenario el primer ministro británico, Rishi Sunak, anunció el lunes que su país va a mantener en 2023 la partida de ayuda militar para Ucrania. El desplazamiento de Putin es su primer viaje a Bielorrusia en tres años y se produce en un momento en el que el ejército ucraniano vigila la frontera con este país ante los temores de un nuevo ataque por este frente. Durante su alocución diaria, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski insistió en que «la protección de la frontera con Rusia y Bielorrusia» es una «prioridad constante». «Nos preparamos para todos los escenarios posibles», señaló.
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