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Kamala Harris: la mujer con fama de dura que hace estallar el techo de cristal de la Casa Blanca

Kamala Harris (Oakland, California, 1964) llega a la Casa Blanca junto a Joe Biden marcando un nuevo hito en la historia de EEUU. Tras la victoria demócrata, la senadora, elegida en 2016 por el Estado de California, se convierte en la primera mujer de color y estadounidense de origen indio y jamaicano que llega al segundo cargo más importante de EEUU, la primera potencia mundial.

Harris, de ideología mucho más progresista que Biden, se formó en Ciencias Políticas y Economía en la Universidad de Howard (Washington). Un centro que, por otro lado, tiene una historia que entronca de manera perfecta con las propuestas políticas y sociales que la demócrata ha defendido durante toda la campaña. Howard fue la primera facultad para jóvenes negros en EEUU y, además, ha sido pionera en la formación de mujeres, un colectivo que comenzó a ingresar en sus aulas a finales del siglo XIX.

La lucha de la senadora Harris durante las últimas semanas ha estado marcada por el Covid-19 y la gestión llevada a cabo por su enemigo político Mike Pence, vicepresidente de Donald Trump, al frente de la pandemia. De hecho, esta gestión sanitaria y social de la crisis –junto con una discusión alrededor de la pena de muerte– fue una de las mayores tensiones entre los candidatos a la Vicepresidencia de EEUU durante los debates televisivos. En uno de estos enfrentamientos mediáticos con el ‘número 2’ de Trump,  Harris le espetó: “No me voy a quedar aquí viendo cómo el vicepresidente quiere explicarme cómo se aplican las leyes de nuestro país”.

El peso de Harris en el equipo de Biden

Pero, además, la presencia de Harris en la candidatura de Biden también es una respuesta política a un movimiento social cargado de fuertes protestas que busca prevenir la muerte de afroestadounidenses a manos de las autoridades, el conocido como Black Lives Matter. Un movimiento que, a pesar de haber nacido hace alrededor de siete años, ha tomado un nuevo impulso este 2020 tras la muerte de George Floyd a manos de la Policía y que, previsiblemente, habría apoyado con sus votos las políticas del Partido Demócrata encarnadas en Harris.

Las políticas de la nueva vicepresidenta de EEUU están entretejidas con iniciativas destinadas a hacerse cargo de grupos “históricamente marginados” como las mujeres, las personas de color y los americanos con bajos ingresos. Por ejemplo, la senadora demócrata apoya el ObamaCare, lo más parecido a nuestra Seguridad Social, a la que Pence se opone frontalmente porque considera que el Estado no debe hacerse cargo de la sanidad de los ciudadanos. También se ha mostrado dura con la posesión de armas de asalto, la reprogramación de la ley de los conocidos dreamers, así como el camino hacía la ciudadanía estadounidenses para los inmigrantes sin papeles.

La carrera de su marido

Desde sus comienzos en los años 90, Harris se ganó la fama de mujer dura cuando procesaba casos de tráfico de drogas y abusos sexuales como asistente del distrito del condado de Alameda. Y, además, al igual que su compañero de candidatura, ha sabido construir con mimo una imagen de mujer preocupada por el bienestar de los ciudadanos y empática que también tiene a la familia como el núcleo central de su vida, aunque sin corsés conservadores.

De hecho, trata a los dos hijos de su marido, el abogado Douglas Emhoff, como si fueran suyos y ellos se refieren a ella como ‘Momala’, un juego de palabras que fusiona mamá y Kamala. Ambos se conocieron en una cita a ciegas en 2013 y se casaron un año más tarde, y, desde entonces, comparten su vida y sus casas en Los Ángeles, Washington y San Francisco. 

Precisamente el papel de su marido como abogado, que ha ejercido el Derecho desde dos de los bufetes más importantes de EEUU, puede ser uno de los claroscuros en el futuro de Harris y que, curiosamente, chocan frontalmente con algunas de las ideas de la demócrata. Emhoff ha representado a la farmacéutica Merck, a la multinacional Walmart, a la distribuidora de armas Dolarian Capital en un caso relacionado con la venta de rifles AK-47 para ser utilizados en Afganistán, así como al dueño de un club de noche acusado de acoso y agresión sexual.

La ambigüedad es otro de los puntos débiles de Harris, o al menos esta es una de las críticas hechas por los analistas, por algunos compañeros de filas y, por supuesto, por el republicano Pence. Éste le echó en cara que había perseguido más afroamericanos que blancos en su etapa al frente del Ministerio público en California y, además, había apoyado el uso de la pena de muerte, a pesar de manifestarse en contra de este sistema activo en EEUU durante la campaña electoral.

Una de las mejores servidoras públicas”

La oportunidad para Harris para convertirse en una de las mujeres más importantes del mundo llegó cuando Biden la eligió para ser su ‘número 2’. El presidente sabía que con ella, que era íntima amiga de su hijo Beau Biden –fallecido en 2015 por un cáncer cerebral–, acercaba a su candidatura a colectivos muy diversos que, tal y como se ha visto, han llevado a los demócratas hasta la Casa Blanca tras cuatro años de Administración Trump.

“Harris es una luchadora implacable por el ciudadano modesto, y una de las mejores servidoras públicas del país, como mi compañera de fórmula”, decía Biden el pasado mes de agosto al anunciar que Harris aspiraría a la Vicepresidencia, la tercera mujer en hacerlo y la primera en conseguirlo. Antes lo intentó la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, en 2008 con los republicanos y Geraldine Ferraro en 1984 con los demócratas.

Los analistas políticos y los medios de comunicación estadounidenses afines a los demócratas, además, ven a Harris no sólo como la vicepresidenta aperturista durante la nueva era Biden, sino también como la candidata ideal para que el Partido Demócrata siga en el poder en las elecciones presidenciales de 2024. Un hecho que, de darse en el futuro, enfrentaría a Harris con Pence.

Será en enero cuando Biden y Harris tomen posesión oficial de su cargo, de momento es una incógnita si al jurar el cargo citará de nuevo las palabras de su madre: “Puedes ser la primera, pero asegúrate de no ser la última. Una cultura que adora a las diosas produce mujeres fuertes”.

@MaríaVillardón