Internacional
ENTREVISTA A BASSEM EID | ANALISTA POLÍTICO PALESTINO Y ACTIVISTA DE DERECHOS HUMANOS

Bassem Eid: «Trump debe presionar a Abbas, que es un dictador y tiene a los palestinos de rehenes»

Es precisamente la mezcla barajada de intereses enfrentados, amores imposibles, relaciones cruzadas, intercambios de disparos, reconocimientos mutuos, enfrentamientos históricos y respetos por el enemigo la que Bassem Eid, analista político y activista de los derechos humanos, considera mejor lubricante para la paz. «Déjennos en paz, no interfieran en nuestro conflicto, permítannos buscar un liderazgo democrático en Palestina y ya verán lo pronto que solucionamos todo esto»…

P.– ¿Cuál es el problema entre palestinos e israelíes, 50 años después?

R.– Como palestino que soy, mi problema es con el liderazgo palestino, no con la ocupación. De ningún modo. ¡Para nada! Porque la ocupación necesita un fuerte, corajudo y carismático líder con el que negociar. ¿Y dónde está eso en Palestina? ¿Dónde está la diplomacia palestina contra la ocupación? ¡No existe! Si usted mira desde 1948 hasta hoy, ¿cuántas oportunidades hemos perdido los palestinos?

P.– Yo creo que un montón…

R.– ¡Un montón! Así que, ¿cuál es el problema aquí? ¿Sólo la ocupación y ya está? La ocupación nunca nos dejará. La pregunta es qué estás haciendo por tu pueblo para liberarlo. Desde los Acuerdos de Oslo, hace 23 años… creo que el liderazgo palestino sólo ha hecho una cosa con el pueblo palestino: corromperlo. Creo que el liderazgo palestino hoy quiere mantener al pueblo como rehén del conflicto. Porque mientras mantengas a tu pueblo como rehén podrás ganar poder y dinero con la situación.

P.– Aquí en España, algunos piensan así… como usted. Pero no parece muy políticamente correcto.

R.– ¿Y qué es lo políticamente correcto en esto? Quiero que el pueblo español venga y me diga cuál es el pensamiento político correcto. ¿La violencia es una buena idea? Por supuesto que no. ¿Los atentados suicidas lo son? Por supuesto que no. ¿La resistencia militar es una buena idea? ¡Por supuesto que no! Hemos intentado ya todo, y hemos fallado en todo.

P.– Quizá la Autoridad Palestina sólo haya intentado casi todo. Aún no se la ha visto intentar una negociación real, una diplomacia real.

R.– Yo creo que la Autoridad Palestina no tiene diplomacia, ni estrategia política ante los israelíes…

P.– …no es usted optimista en el largo plazo…

R.– …por supuesto que no lo soy. No creo que se llegue a una solución ni en 20 años. Hoy, si usted mira al mapa de Oriente Próximo y cómo el terrorismo islámico crece, verá que el conflicto palestino-israelí es el sitio más seguro de la región. Como árabe, como musulmán, yo no quiero estar en Libia, ni en Siria, ni en Irak, ni en Yemen. Es mucho más seguro para mí y mis hijos seguir viviendo bajo nuestro conflicto. Y por eso, probablemente, el conflicto palestino-israelí ya no es una prioridad para la comunidad internacional.

P.– Eso parece… ¿Cree usted que hay un riesgo real de una contaminación del terrorismo del ISIS en Cisjordania o Gaza?

R.– Gaza ya es casi un emirato islámico. No piense nunca que Gaza se vaya a unir de nuevo a Cisjordania. Porque éste es el interés de Abbas y de Hamas.

P.– ¿Así que habrá tres Estados?

R.– ¡Exacto! Yo creo que eso es precisamente lo que está buscando la Autoridad Palestina. Una solución de tres Estados para dos pueblos. El Estado de Gaza, el imperio de Cisjordania y el Estado de Israel. Así es como hemos vivido en los últimos 10 años, de hecho. Y todo el mundo está satisfecho, parece.

P.– Pero Israel no permitirá que Gaza sea un Estado independiente. Porque Hamas es aliado de Irán e Hizbulá.

R.– Israel no tiene ninguna preocupación con Gaza. Ninguna. Porque Israel cree que Egipto y [Abdelfatah] Al Sisi saben exactamente cómo tratarlos. Creo que si usted pregunta a cualquier gazatí qué país es el que impone el bloqueo en la Franja, todos le dirán que es Egipto. Por ejemplo, en 2016, el paso de Rafah, la frontera de Gaza y Egipto ha estado abierto sólo 20 días.

P.– Pero los cohetes los lanzan hacia Israel.

R.– Desafortunadamente… Creo que es una parte de la campaña iraní. Porque todo el mundo sabe que Hamas actúa de acuerdo a la agenda iraní. Teherán no puede acabar con Israel, pero al menos puede disturbar la seguridad interna israelí cada día. Y por eso utilizan a Hamas en el sur y a Hizbulá en el norte.

P.– Sus palabras se parecen mucho al discurso de Netanyahu. ¿De qué modo los palestinos aceptan sus visiones del conflicto?

R.– Yo vivo en Jericó, que está bajo la jursidicción palestina. Viajo cada día a los campos de refugiados palestinos en Cisjordania. Yo mismo me crie en un campo de refugiados por 33 años. Todo el mundo conoce mis visiones políticas. Y las he expresado desde hace 14 años en la televisión israelí. Cada semana, tengo un programa en directo ¡en árabe! Creo que la mayoría de los palestinos aceptan y creen en lo que yo digo.

P.– ¿Y por qué no hay un liderazgo político que abandere sus ideas?

R.– Allí vives bajo una dictadura. Por eso no lo hay. Abbas no es diferente de Hasan Rohani en Irán, Omar al Bashir en Sudán, Bashar Assad en Siria… No es distinto de otro líder árabe. Es un dictador. Cuando vives en una dictadura, significa que la oposición está muerta. Muéstreme un solo país árabe donde la haya. La oposición saudí vive en EEUU, la siria vive en Qatar, la egipcia vive en Reino Unido. Nunca encontrará usted un régimen árabe con oposición. Y Abbas es igual.

P.– Pero usted está aquí. Y está hablando libremente: viaja por el mundo y vuelve a Cisjordania.

R.– Quizá porque he pagado un precio muy alto por ese tipo de impunidad. Arafat me arrestó en 1996. Y tuve la suerte de que fui liberado por el secretario de Estado de EEUU, Warren Christopher, de la Administración Clinton. Pagué un enorme precio por aquello. Y no olvide que he pasado 26 años de mi vida defendiendo los derechos de los palestinos. Primero ante los israelíes y después de los Acuerdos de Oslo, también ante la Autoridad Palestina. Soy muy conocido, pero creo que el propio Abbas trata de usarme para decir que Bassem Eid viaja por el mundo donde quiere, criticándonos, vive en Jericó y nunca le tocamos. Pero no creo que yo sea un buen ejemplo. Hay cientos o miles de personas oprimidas cada día por las fuerzas de la Autoridad Palestina y nadie escucha su clamor.

P.– ¿No cree usted que el desequilibrio de fuerzas dificulta una salida al conflicto?

R.– Mire, no creo que haya necesidad de ningún equilibrio para resolver el conflicto. Hace falta parar el odio y la incitación. Si los palestinos tenemos éxito en esto, podremos empezar a construir los puentes de confianza. Y con eso cada uno podría andar hacia el otro. Y así empezaría la solución.

P.– ¿Qué me puede decir de la huelga de hambre de miles de presos palestinos en las cárceles israelíes iniciada en las últimas semanas?

R.– Opino que es una huelga política más que otra cosa. Creo que los presos palestinos en las cárceles israelíes están mucho mejor que en las cárceles palestinas. O que en las de Egipto, Jordania o Sudán. He visitado muchas cárceles en los países árabes, incluyendo las palestinas e israelíes. Y hay una enorme, enorme, enorme diferencia. Recuerdo un profesor palestino cuyo hijo fue arrestado por las fuerzas de la Autoridad Nacional Palestina. No se creerá que mandó una carta a Mahmud Abbas en la que le pedía que, por favor, si podía transferir a su hijo de la cárcel palestina a una israelí. Ese profesor sabía muy bien cómo son las condiciones de las cárceles israelíes y por eso quería allí a su hijo.

P.– ¿Qué espera usted del próximo encuentro entre Trump y Abbas?

R.– Nada.

P.– ¿Nada?

R.– Nada de nada. Creo que la estrategia de Trump es que sabe que nunca podrá resolver este conflicto, pero lo quiere más suave de lo que es. Eso es lo que está intentando. Y ha dicho en muchas ocasiones que se asegurará de que los palestinos mejoren sus condiciones económicas. Y eso es lo que quiere la inmensa mayoría de los palestinos. En el pasado, yo decía, y sigo diciendo, que la inmensa mayoría de los palestinos desean dignidad más que identidad. A mí no me importa la identidad. Les digo a mis colegas palestinos en los campos de refugiados que la patria no es el sitio donde has nacido, sino el sitio donde encuentras dignidad, justicia y libertades. Cualquier país del mundo que me de estas tres cosas importantes no tendré problema en ser considerado ciudadano suyo.

P.– ¿No hay esperanza en el corto plazo?

R.– No.

P.– ¿No? ¿De ningún modo?

R.– De ningún modo. Si me pregunta dentro de 20 o 25 años puede que cambie de idea. Pero por ahora, no. Y lo que me hace más pesimista es la falta de liderazgo palestino. No tenemos. Y suelo decir que nos harán falta dos o tres generaciones para crear un líder carismático y entonces quizás…

P.– Yo siempre he creído que hacen falta dos líderes audaces y carismáticos, a la vez, y sin interferencias…

R.– …exacto…

P.– ¿No tiene usted ninguna esperanza de que si un líder como Netanyahu se encuentra alguien en quien confiar enfrente la cosa puede ser hasta sencilla?

R.– Mire, creo que fue muy fácil en el pasado. Yo era más optimista antes que después de los Acuerdos de Oslo, porque fueron más un acuerdo entre dos tribus, no dos naciones, no dos identidades diferentes. Parecía más un acuerdo entre Isaac Rabin y Yasir Arafat que un acuerdo entre israelíes y palestinos. Lo he leído muchas veces y hay artículos increíbles: yo, por ejemplo, como nacido en Jerusalén oriental, no tengo derecho al pasaporte palestino. Puedo tener el carnet de identidad israelí, pero no el pasaporte. Así que soy un palestino, con pasaporte jordano, sin derecho a pedir el de mi país, y con carnet de identidad israelí. ¿Cómo es esto? ¿Cómo me hacen la vida tan complicada? Esto es Oslo. Y por eso falló, porque ni los israelíes ni los palestinos en realidad lo querían, sólo los dos líderes, que ya están muertos. Como el acuerdo. Necesitamos uno nuevo, desde el principio.

P.– ¿Otro acuerdo?

R.– Sí, totalmente. Mire, yo creo que Donald Trump puede ser el héroe. No hará la paz entre nosotros, por supuesto. Pero es el héroe porque se ha dado cuenta de que lo que necesitan los palestinos es prosperidad económica. Y lo ha prometido. Eso es lo más importante.

P.– ¿Con Abbas en Ramala?

R.– Se verán el 3 de mayo, y sé que Trump sabrá qué decirle. Y sabrá qué decirle al resto de países árabes para que presionen a Abbas como nunca lo ha ocurrido. Creo que Trump hoy parece que está en contactos muy intensos con países árabes, para crear una enorme presión sobre Abbas. Y estos le irán a decir que si no hace esto y esto y esto no tendrá un centavo ni de los árabes ni de EEUU ni de la UE. Ése es el plan de Trump, rebajar el conflicto, y que sepan las dos partes que su conflicto no es ahora la prioridad. Que hay muchas más antes: el ISIS es la número uno, acabar con el terrorismo en Europa es la número dos. Abbas aceptará bajo presión, ya verá.

P.– Así que sí que es optimista, al final, ¿no?

R.– Es lo que pido desde hace 10 años. No interfieran en política, interfieran en la economía. Creo que la prosperidad económica llevará a la paz, pero no la política. Todos hemos fallado en política: los palestinos, los israelíes, los estadounidenses, los europeos, los asiáticos… todos. Intentemos esta otra vía, como le he dicho, porque los palestinos quieren más prosperidad económica que acabar con la ocupación.