Historia

El lado oscuro de Trajano, el primer emperador hispano de Roma

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Trajano, emperador de Roma

Para todos los historiadores de la época, solo Julio César, el gran mandatario de la antigua Roma, fue mejor emperador que el hispano Marco Ulpio Trajano, considerado por muchos el gran emperador y Optimus Princeps del imperio. El hispano se convirtió rápidamente en el mandatario que más logró expandir el poder romano a lo largo de la vieja Europa, y creó escuela para sus sucesores que, por el contrario, no lograron estar a la altura del gran emperador.

Trajano nació en la provincia de Itálica, cercana a lo que hoy sería Sevilla, y fue tan inmensa su labor como máximo mandatario de Roma, que después de su muerte fue elevado a la categoría de dios por su sucesor, su primo Adriano.

Fue el segundo emperador de la dinastía Antonina, y un gran militar que sirvió a su pueblo con absoluta devoción. Fue tan inmensa la obra de Trajano en diferentes campos, que hasta se le perdonó que tuviera ciertas inclinaciones sexuales que entraba en conflicto con las leyes más elementales de la vida. Y es que la otra cara del emperador de Roma, Trajano, era que le gustaban, demasiado, los jovencitos y adolescentes, heredado de las costumbres de la Antigua Grecia.

Un militar ejemplar

A pesar de su lado oscuro, Trajano es considerado por los historiadores como uno de los emperadores más grande de la historia de Roma. Fue el padre de Trajano el que consiguió una carrera política en el imperio bastante destacada y se hizo con el control de Siria. En esto, su hijo se curtía en el campo de batalla y comenzaba a destacar entre los ejércitos romanos.

Alargó el servicio militar por más tiempo para seguir junto a sus tropas en el campo de batalla, algo que le valió para ganarse al pueblo y tener fervientes admiradores. Cuando Nerva se hizo con el poder en el año 96, y con 66 años, Trajano ya gozaba de una buena reputación entre los romanos y, sobre todo, entre el nuevo emperador, un hombre de estado que había estado al servicio de hasta cuatro emperadores anteriores: Nerón, Vaspasiano, Tito y Domiciano.

Antes de morir, Nerva ya había nombrado a Trajano como su sucesor y cuando este volvió a Roma, Nerva se hizo a un lado y dejó que el nuevo emperador comenzara su época triunfal. Aunque la sucesión natural se produjo en el año 98 con la muerte de Nerva.

Su primera y gran campaña la llevó a cabo contra Dacia (cerca de la actual Transilvania), que ya había tenido contactos con Roma bajo el mandato de Domiciano, que solo pudo arrancar un trato poco favorable para Roma que debía pagar un impuesto. Esto era considerado una deshonra para los romanos, así que Trajano puso sus esfuerzos en conquistar Dacia.

Y no le fue mal. El nuevo emperador invadió la zona en el 101 con un rotundo éxito, que quedó bien reflejado en su famosa Columna Trajana que narran las batallas del emperador hispano.

Aunque no era su idea original, Dacia se anexionó a Roma y se convirtió en una nueva provincia, convirtiendo el imperio en uno de los más inmensos que se recuerdan del mundo antiguo.

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Los vicios del emperador

Pero Trajano, al igual que muchos mandatarios y presidentes a lo largo de la historia, tenía una vida personal nada común. De sobra era conocido en la corte que al emperador le gustaba pasarse con el vino y con los jovencitos, algo que, dicho sea de paso, jamás interfirió en su poder político y como emperador.

Fue Dion Casio, historiador griego de la época, el primero que ya describió la azarosa vida privada de Trajano, definiendo al emperador como un hombre que bebía mucho y con cierta admiración por los jóvenes como los antiguos helenos.

«Sé, por supuesto, que se dedicaba a los chicos y al vino, pero si él cometió o soportó algún acto abyecto o infame como resultado de esto, habría incurrido en censura; en cambio, bebió todo el vino que quiso, pero permanecía sobrio, y en relación con los chicos no hirió a nadie» escribió el cronista respecto a la vida privada del emperador.

Trajano no tuvo hijos con su única esposa, Pompeya Plotina, y es que al emperador le gustaba pasearse con los jóvenes y adolescentes de la época y disfrutaba mientras se bañaban desnudos en su presencia.

Al gran emperador le vino la muerte mientras estaba en una campaña en Oriente, cuando se vio afectado por un ataque de apoplejía. Antes de morir, Trajano designó como emperador a su primo Adriano, también hispano, y heredero de los gustos sexuales de Trajano. 

La devoción de ambos emperadores por la cultura helena -Trajano implantó la barba en Roma- derivó también en unas conductas sexuales pedófilas y homosexuales heredadas de Grecia, pero que no empañaron para nada la labor de Trajano al frente del gran imperio de Roma.

 

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