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Adiós al ventilador: los japoneses usan este truco para dormir fresquitos sin pagar más en la factura de la luz

Truco para dormir en verano
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Durante los meses de verano, especialmente durante los episodios de ola de calor, las temperaturas nocturnas no descienden lo suficiente como para que el cuerpo logre relajarse y entrar en el ciclo natural del sueño. El resultado suele ser una mezcla de insomnio, vueltas en la cama y despertares frecuentes que afectan directamente al bienestar general y al rendimiento diario. En este contexto, ha surgido un truco  japonés que sorprende por su sencillez y efectividad para dormir en verano.

La clave está en enfriar ciertos elementos del entorno de descanso para inducir una sensación de frescor inmediato al entrar en contacto con la piel. Este truco no requiere aparatos, ni implica un gasto energético constante. De hecho, es precisamente esa simplicidad lo que lo ha hecho destacar entre otras soluciones para dormir cuando hace mucho calor.

El truco japonés para dormir en verano

Este truco de origen japonés se basa en un principio simple: enfriar directamente los textiles que estarán en contacto con el cuerpo durante el descanso. Su objetivo es proporcionar una sensación de frescor al momento de acostarse, ayudando así a reducir la temperatura corporal y facilitar la conciliación del sueño en noches calurosas.

  1. Lo primero es elegir qué prendas o elementos quieres enfriar. Las opciones más habitual son una camiseta ligera, el pijama, la funda de la almohada, una sábana fina o incluso una pequeña toalla. Lo importante es que se trate de telas delgadas y transpirables, preferiblemente de algodón o lino, ya que estos materiales retienen mejor el frescor y resultan más agradables al contacto con la piel.
  2. Una vez seleccionados los textiles, ponlos dentro de una bolsa con cierre hermético. Este paso es importante para evitar que la tela absorba olores o humedad del congelador, manteniéndola limpia y seca.
  3. Mete la bolsa en del congelador al menos media hora antes de acostarte. Si se desea un efecto más duradero, puede dejarse por una o dos horas. No es necesario congelar la tela por completo; basta con que esté suficientemente fría al tacto.
  4. Al llegar la hora de irte a la cama, saca la prenda del congelador y utilízala de inmediato. Puedes ponerte la camiseta, colocar la sábana fría sobre el cuerpo o la funda de almohada fresca para apoyar la cabeza. También se puede usar una toalla fría en la nuca, el pecho o los pies.

El contraste térmico que se crea con este truco ayuda a disipar el calor acumulado en el cuerpo, especialmente en los primeros minutos del sueño, que suelen ser los más incómodos a la hora de dormir durante una ola de calor. Aunque el frescor no dura toda la noche, es suficiente para inducir un estado de relajación.

Respaldo científico

Durante el sueño, el organismo tiende a reducir su temperatura interna como parte del proceso fisiológico que permite el descanso. Sin embargo, cuando el ambiente es excesivamente caluroso, esta autorregulación se ve comprometida, impidiendo que el cuerpo alcance el estado de relajación necesario. La consecuencia inmediata es la dificultad para conciliar el sueño o la interrupción constante del mismo.

En este sentido, el uso de textiles fríos actúa como un «atajo térmico», ya que acelera la reducción de la temperatura corporal mediante el contacto directo con una superficie fresca. No se trata sólo de una sensación momentánea, sino de un estímulo que favorece la respuesta natural del organismo ante el calor.

La ciencia del sueño ha demostrado que mantener una temperatura ambiente adecuada es uno de los factores clave para lograr un descanso profundo y reparador. El método japonés, aunque simple, se alinea con este principio al ofrecer una forma directa de facilitar la termorregulación del cuerpo.

Consejos adicionales

Además del truco japonés, existen múltiples estrategias sencillas y efectivas para dormir sin necesidad de recurrir al aire acondicionado o a ventiladores. En primer lugar, es fundamental preparar la habitación adecuadamente: mantener las persianas y cortinas cerradas durante el día ayuda a evitar que el calor se acumule en el interior, y ventilar durante la madrugada o primeras horas de la mañana permite renovar el aire sin dejar que entren temperaturas extremas.

En cuanto a la ropa de cama, es recomendable utilizar sábanas de algodón o lino, ya que son tejidos transpirables que permiten que el cuerpo libere el calor más fácilmente. Dormir con ropa ligera o incluso sin ropa también puede favorecer la sensación de frescura.

También es importante mantener una buena hidratación a lo largo del día; sin embargo, conviene evitar beber grandes cantidades de agua justo antes de acostarse para no interrumpir el sueño con visitas al baño. Además, es recomendable apagar dispositivos electrónicos innecesarios, que emiten calor incluso en reposo, y utilizar luces suaves.

Finalmente, adoptar una rutina relajante antes de dormir (como una ducha templada, evitar cenas pesadas, reducir el uso del móvil o practicar respiración profunda) también prepara al cuerpo para descansar. La combinación de todos estos pequeños gestos puede marcar una gran diferencia en la calidad del sueño durante el verano. Aunque las noches calurosas no se pueden evitar, sí es posible adaptarse a ellas.

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