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La historia de la religión en España

La historia de la religión en España es un reflejo de su rica y compleja herencia cultural, marcada por la interacción de muchas tradiciones.

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Religión en España
Francisco María
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España es un país mayoritariamente católico, pero su historia religiosa es larga, diversa y compleja. Las primeras religiones que surgieron en el territorio fueron practicadas por pueblos como los celtas, fenicios, celtíberos y, más tarde, por los romanos. La mayoría de estos pueblos mediterráneos y europeos tenían creencias politeístas que, con frecuencia, ejercían cierta influencia entre sí.

En aquella época, la región también albergaba una gran población judía que huía de la persecución romana. Tras la conversión del Imperio romano al catolicismo en el siglo IV d. C., la religión católica se convirtió en la dominante. Después de la caída de Roma en la Península Ibérica, los visigodos asumieron el control de Hispania y, aunque tenían sus propias creencias, terminaron convirtiéndose al catolicismo de la población local.

Prehistoria y AntigüedadReligiones

Antes de la llegada de las grandes religiones organizadas, las comunidades que habitaron la península ibérica practicaban religiones politeístas y animistas. Con la colonización fenicia y griega, se introdujeron nuevas deidades y cultos, como el culto a Baal y los dioses del panteón griego.

Con la llegada de los romanos en el siglo III a.C., el culto a los dioses romanos se implantó en la península. Sin embargo, con el tiempo, el cristianismo comenzó a hacer su aparición, ganando adeptos entre la población.

Cristianismo

En el siglo I d.C., el cristianismo empezó a difundirse, y en el siglo IV, se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano bajo el emperador Constantino. Durante este periodo, se establecieron numerosas iglesias y comunidades cristianas en España. Sin embargo, la persecución de los cristianos por parte de emperadores como Diocleciano también dejó su huella en la historia religiosa del país.

La llegada del islam a España

La cercanía de España al norte de África acarreó una gran fuente de riquezas, pero también grandes dificultades. En 711, los ejércitos musulmanes liderados por fuerzas bereberes y árabes atravesaron el estrecho de Gibraltar y tras la derrota del rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete, se instalaron en la Península. El califato omeya había designado la ciudad de Córdoba como la nueva capital de la España árabe o al-Ándalus en 717.

Durante aquella época, al-Ándalus era una sociedad multicultural, en la que convivían diferentes religiones. Las poblaciones árabes, bereberes, judíos y pueblos locales coexistían en relativa tolerancia y un gran número de cristianos se convirtieron al islam.

La Reconquista Católica de Españareligiones-mas-grandes

La armonía religiosa que se experimentó en al-Ándalus llegó a su fin cuando los ejércitos de la Reconquista española reclamaron los territorios del norte. Los reinos califas, que tuvieron que enfrentarse a presiones externas e internas, se vieron obligados a reprimir a sus ciudadanos cristianos y judíos.

La Reconquista de los territorios musulmanes en la península permitió restablecer el dominio católico en España, pero un porcentaje importante de la población siguió siendo musulmana y aún permanecían algunas comunidades judías. En un intento desesperado por eliminar la herejía religiosa desde dentro, la monarquía instauró la Inquisición española en 1478.

La persecución religiosa no solo afectó a las minorías judías y musulmanas, sino también a un gran número de cristianos que quedaron atrapados en una red de informantes, tortura y zozobra. Los judíos y musulmanes que decidieron quedarse en España se vieron obligados a convertirse al catolicismo, mientras que el resto tuvo que huir al exilio. Muchos judíos se reasentaron en Marruecos, el cual se convirtió en el hogar de una gran población judía.

En 1492, los ejércitos de los Reyes Católicos, el rey Fernando y la reina Isabel I, aceptaron la rendición de Granada, el último bastión de la España islámica. Ese mismo año se decretó la expulsión de los judíos de España. Como consecuencia de esto y de la vigilancia de la Inquisición Española, no existieron minorías religiosas en España.

Después de financiar la expedición de Cristóbal Colón y descubrir las Américas, los esfuerzos colonizadores de la corona española no sólo buscaban extraer las riquezas, sino también convertir las poblaciones locales. Las órdenes jesuitas, dominicas y franciscanas fundaron monasterios y llevaron a cabo varias misiones en el Nuevo Mundo. Debido a ello, muchas de las antiguas colonias españolas eran principalmente católicas, incluso en la actualidad.

El catolicismo y la libertad de culto en la España contemporánea

El dominio de la Iglesia católica en España comenzó a ser cuestionado a principios del siglo XX, cuando el bando político de la Segunda República española abogaba por un gobierno más secular, lo que reducía la influencia de la Iglesia. Esto llevó al clero católico a apoyar al bando conservador, generando divisiones políticas.

Antes de que estallara la Guerra Civil, escuelas e iglesias católicas de todo el país sufrieron serios ataques e incendios; donde murieron cientos de sacerdotes, monjas y monjes. Cuando Francisco Franco finalmente obtuvo el poder, volvió a instaurar el catolicismo como religión oficial. Durante varias décadas, la participación de la Iglesia católica se tradujo en lealtad al Estado.

En la actualidad, el rol de la Iglesia católica en la política y sociedad española ha disminuido en comparación a épocas anteriores. Sin embargo, el catolicismo sigue siendo la religión dominante, con alrededor del 67,8% de la población. De hecho, las festividades y actos religiosos siguen siendo una parte importante de la cultura española y se celebran cada año a lo largo y ancho de todo el país.

Desde luego, la libertad de culto está garantizada por la Constitución Española.

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