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La historia detrás de la famosa batalla de Waterloo

La Batalla de Waterloo no solo fue un enfrentamiento militar, sino un acontecimiento que selló el destino de Europa en el siglo XIX.

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  • Francisco María
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La famosa batalla de Waterloo, que tuvo lugar el 18 de junio de 1815, puso fin a las pretensiones de Napoleón Bonaparte de imponerse nuevamente en el poder y dominar Europa. La batalla, cuyo resultado fue decisivo en el devenir de la historia, fue librada por el ejército francés de Napoleón y una coalición liderada por el duque de Wellington y el mariscal Blücher. La misma acabó con el poder imperial de Napoleón y una guerra que había durado 23 años. A continuación, analizamos con detalle cómo fue el desarrollo de la conocida batalla.

Momentos previos a la gran batalla

La historia detrás de la famosa batalla de Waterloo comienza cuando el emperador francés Napoleón Bonaparte escapa del exilio en la isla de Elba. A su llegada en Francia el 20 de marzo de 1815, Napoleón hizo todo lo que estuvo a su alcance para restaurar su poder, dando inicio al periodo de los Cien días. Ante esta situación, las grandes potencias de Europa le declararon la guerra creando la Séptima Coalición, la última gran alianza antinapoleónica.

El plan de Napoleón era actuar con rapidez para impedir que las tropas aliadas contra él se unieran, ya que de ser así le sería muy difícil obtener la victoria. Con esto en mente, el líder francés marchó hacia el norte con el objetivo de derrotar a cada uno por separado. Tenía planeado vencer primero a los británicos para luego apoderarse de Bélgica (donde era muy popular) y sumar nuevos soldados.

El ejército francés avanzó rápidamente hacia los Países Bajos sin que las tropas lideradas por el duque de Wellington pudieran detenerlos. Después de lograr varias victorias en batallas menores, la fuerza principal de Napoleón finalmente se enfrentó con los ingleses cerca de la población de Waterloo, en la actual Bélgica.

Un ataque fallido

El ejército de Napoleón estaba compuesto en su mayoría por soldados con experiencia y algunas unidades veteranas, lo que les daba una gran ventaja frente a las tropas del ejército inglés. El líder británico sabía que su única salvación era el apoyo de las tropas prusianas aliadas, lideradas por el príncipe von Blücher, por lo que optó por defender su posición a la espera de refuerzos.

A pesar de que el ejército francés había conseguido una muy buena posición, Napoleón desperdició las cruciales horas de la mañana de aquel 17 de junio, lo que le perjudicó en su ataque. Entre tanto, Wellington alineó a su ejército a lo largo de una cresta del Monte Saint Jean, es decir, en la retaguardia. Esto con el fin de protegerlo de la artillería enemiga.

Pese al enorme bombardeo de artillería que ejecutaron las tropas napoleónicas, las condiciones del clima y el terreno fangoso impidió a los franceses mover sus cañones, así como una carga con la caballería.

El día de la batalla de Waterloo

En la media mañana del 18 de junio, ejército de Wellington seguía desplegado en la cresta del Mont-Saint-Jean, mientras que las tropas napoleónicas, situadas en una colina alrededor de la aldea de La Belle Alliance, finalmente pudieron atacar. El ejército francés lanzó un bombardeo de 84 cañones y puso en marcha distintas estrategias que habían funcionado en otras batallas, para romper las filas enemigas.

Lamentablemente, las acciones ejecutadas por las tropas de Napoleón no surtieron el efecto deseado. Esto se debió por la falta de coordinación del ejército francés, así como el suelo blando y empapado y las cuestionadas decisiones estratégicas, como la de formar un ataque muy ancho que terminó ofreciéndole un blanco fácil a la artillería británica. A todo ello se le sumó la resistencia inesperada de las tropas de Wellington.

El factor decisivo por el que Napoleón terminó siendo derrotado fue la inesperada llegada de las tropas prusianas de von Blücher en horas de la tarde. El emperador francés no estaba preparado para hacer frente al combate de estos ejércitos, por lo que las líneas francesas se fueron desbaratando, sin posibilidad alguna de lanzar un contraataque coordinado.

Como último intento por conseguir la victoria, Napoleón mandó a la Guardia Imperial (sus mejores tropas) al frente, pero no fueron capaz de enfrentar el fuego perpetuado por los guardias británicos y la infantería ligera. La Guardia Imperial se detuvo, vaciló y finalmente se desintegró.

Napoleón fue derrotado y no le quedó otra opción que ordenar una caótica retirada. Si bien el emperador logró escapar, muchos de sus soldados fueron perseguidos y la artillería fue tomada.

Conclusión

La Batalla de Waterloo tuvo consecuencias profundas y duraderas. Napoleón fue capturado y exiliado a la isla de Santa Elena, donde pasaría el resto de su vida. La batalla también llevó a un cambio en el equilibrio de poder en Europa, estableciendo un periodo de relativa paz conocido como la Concertación Europea, que duraría hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial.

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