Historia
Edad Media

Un día en la vida de un caballero medieval en Castilla

La vida de un caballero medieval en Castilla era un reflejo de la complejidad de la sociedad feudal. Aquí te contamos más datos.

Secretos de los caballeros medievales

Curiosidades sobre los caballeros medievales en la Edad Media

4 caballeros medievales legendarios

  • Francisco María
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Los caballeros medievales eran guerreros acorazados que luchaban en los campos de batalla y encarnaban los ideales de valor, generosidad, cortesía y defensa de la cristiandad. Su razón de ser era la lucha, la gloria y el botín, tanto en la guerra, como en los torneos de caballería. Con el tiempo, se convirtieron en uno de los miembros más elegantes y educados de la sociedad, por lo que no cualquiera podía alcanzar esta elevada posición.

Los caballeros eran los jinetes más prestigiosos de los ejércitos de reyes, y con ello los protagonistas en guerras, torneos y fiestas cortesanas. ¿Cómo era un día en la vida de un caballero medieval en Castilla?

Infancia y formación de un futuro caballero

Un caballero medieval debía nacer en una familia aristocrática y recibir una formación especial desde la infancia. En sus primeros años el futuro caballero era criado en el castillo familiar y alrededor de los 10 o 12 años, se le enviaba a la casa de algún señor o príncipe, donde quedaba a cargo de un ayo o instructor. Este fue el caso del condestable Ruy López Dávalos con el noble castellano, Pero Niño.

Los instructores le asignaban ciertas tareas y les enseñaba el manejo de las armas y el arte ecuestre. El entrenamiento militar infantil para convertirse en paje consistía en la cetrería y otras formas de caza, los simulacros de justas a lomos de caballos de madera contra monigotes giratorios con brazos.

También se les enseñaban las letras a través de la lectura de textos épicos como el Cantar de Roldán o el Cantar de Mio Cid y novelas caballerescas como La muerte del rey Arturo o el Amadís de Gaula. De esta forma, los pequeños también adquirían las virtudes de “corazón” y de “cuerpo” necesarias para todo buen caballero.

De paje a escudero

El siguiente paso, al cumplir los 14 años, era convertirse en escudero. Para conseguirlo, debía entrenar con armas reales y participar como asistente en cacerías. También debía atender a su señor limpiando su armadura, ocupándose de sus caballos y vigilando el estado de lanzas, espadas y escudos. Otra de sus responsabilidades consistía en cumplir con obligaciones cortesanas como, entretener el ocio de las damas, recitando poemas, interpretando música o jugando al ajedrez.

Los escuderos podían luchar al lado de un caballero, lo que le permitía subir un escalón en la casta guerrera. No había una duración estipulada para el ejercicio de la escudería, por lo que algunos pasaban años antes de ser nombrados caballeros. La promoción solía tener lugar en tiempos de guerra, de modo que el joven escudero pudiera demostrar su coraje y destreza en el campo de batalla.

La investidura: una ceremonia religiosa

Una vez promovido, el joven aristócrata era nombrado caballero en una ceremonia. Si recibían su título en el campo de batalla, la ceremonia se limitaba a la pronunciación de unas palabras y a un toque de mano o de espada del escudero. En tiempos de paz, por el contrario, el escudero debía hacer un ritual que consistía en bañarse, velar sus armas y rezar toda la noche vestido de blanco, como símbolo de pureza.

Al día siguiente, el aspirante era bendecido por un sacerdote y cubierto con una capa púrpura o roja, que representaba la sangre que estaba dispuesto a dar en nombre de Dios. También recibía un cinturón blanco, espuelas de oro y una espada de dos filos. Por último, el escudero debía hacer un juramento como caballero leal y veraz, que prometía honrar y ayudar a las damas y asistir a misa.

Los torneos, juegos de guerra como entrenamiento

Los caballeros medievales tenían como propósito la guerra, además de la caza, por eso uno de sus pasatiempos favoritos era batirse contra otros caballeros en justas y torneos. Los simulacros de batalla y los días de caza les proporcionaban víveres y resultaban útiles como adiestramiento bélico. También eran una oportunidad para que los caballeros que no procedían de familias nobles obtuvieran renombre, y fueran premiados por el señor que los había organizado.

Muchos de estos encuentros eran considerados un importante acontecimiento social en los castillos medievales. Entre otras cosas, porque reyes y príncipes los usaban para celebrar su coronación, la boda de la hija mayor o para llevar cabo la investidura del primogénito.

Tras un día agotador de luchas, tanto victoriosos como derrotados, tomaban un baño reparador. Al anochecer, los caballeros disfrutaban de un gran banquete en la sala de fiestas del castillo, entre platos, bebidas, conversaciones, música, danzas, juegos y, principalmente, entre hermosas damas.

Conclusión

Aunque eran considerados guerreros y nobles, estos caballeros medievales también tenían un papel vital en la administración, la economía y la cultura de su tiempo. Su legado, lleno de hazañas y valores, ha perdurado a lo largo de los siglos, alimentando la imaginación popular y la historia de la Edad Media.

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