Crockford’s Club: El primer casino moderno que desplumó a los aristócratas ingleses
El gusto por el juego ha estado unido a la aristocracia a lo largo de la historia. A menudo se podía ver a gente de la alta sociedad británica en juegos de casino improvisados dejando su fortuna en las mesas, algo que supo aprovechar muy bien William Crockford, creador del primer casino moderno de la historia en Londres.
Crockford era una persona de familia humilde, ligada a los pescadores de la época, pero sus pretensiones desde muy joven eran otra. El joven William no pretendía seguir los pasos de la familia y dedicarse a la pesca, y prefirió buscarse la vida en otras cuestiones como jugar a las cartas y apostando en todo tipo negocios.
Sus aptitudes para el engaño y el juego, así como su carisma, llamó la atención de los aristócratas londinenses que poco a poco le fueron abriendo en la alta sociedad de principios del siglo XIX.
El gran salto
A fuerza de victorias en las cartas, en las carreras de caballos, o apostando en las peleas de ratas de muchos casinos de clase media en Piccadily, Crocky, como era conocido ya entre los aristócratas, dio el gran salto a los negocios cuando en 1805, después de ganar 300 mil libras al dueño del matadero más grande de Londres, abrió su primera sala de juegos.
Gracias a los juegos de dados que ofrecía en su casino a los comerciantes y jugadores de clase media, Crocky consiguió una gran fortuna que lo llevó a asociarse, en 1820, con Watier’s Club, uno de los clubs más prestigiosos de Londres y donde se movía la mayor parte de la alta sociedad de la ciudad británica.
Esta sociedad duró poco. El dueño de Watier’s Club, Josiah Taylor, no soportaba como William Crockford, un señor de clase humilde, se paseaba junto a los aristócratas más reputados de la ciudad como Lord Byron o John FitxGibbon. En 1827 decidió disolver la sociedad para siempre.
Crockford’s Club
William, con mucha experiencia ya en las casas de apuestas y con amistades de relevancia, abrió su propio casino justo en frente del Watier’s. Embajadores, aristócratas o miembros de la realeza visitaban este nuevo concepto de local que Crockford había creado.
Y es que el club de William Crockford supo como atraer a su selecta clientela como crear el primer club temático de Londres, confort para sus clientes, bandas musicales, e incluso al más afamado chef francés, Eustache Ude, para que se encargara de la comida del local.
Además, ofrecía servicio de hotel para aquellos agotados jugadores, que podrían pasar días sin salir del club mientras que William Crockford los desplumaba.
Afamados aristócratas como el Duque de Wellington, Lord Rivers o el conde Linkwood, perdieron gran parte de su fortuna jugando a los naipes en la casa de Crockford’s Club, en partidas de naipes, convirtiendo a Crocky en el hombre, de origen humilde, más rico de Londres.
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