Las 7 batallas donde El Cid fraguó su leyenda
El Cid Campeador es uno de los personajes históricos españoles que más pasión levanta en toda nuestra historia. Con datos que se mezclan entre lo real y lo ficticio, Rodrigo Díaz de Vivar forjó su leyenda en el campo de batalla, para muchos como mercenario, para otros como un auténtico héroe español que acabó siendo uno de los guerreros más recordados de España.
El guerrero que se enfrentó a castellanos y árabes por igual, se hizo grande luchando junto a su espada en diferentes batallas y la gloria le llegó años antes de su muerte en el año 1099. Según cuentan las crónicas, una flecha perdida atravesó el pecho del valiente caballero mientras defendía las almenas de la ciudad de Valencia Así recogía la muerte de Rodrigo el Cronicón Malleacense: «In Hispania apud Valentiam Rodericus comes defunctus est de quo maximus luctus christianis fuit et gaudium inimicis paganis».
El legado de El Cid quedó escrito con sangre y en las decenas de batallas en las que participó, siendo estas siete las más recordadas y en las que no conoció la derrota.
Batalla de Graus (1063)
La Batalla de Graus tuvo lugar en el año 1063. En ella, las tropas de Sancho de Castilla, se enfrentaron al reino de Aragón. Sancho estuvo apoyando a las taifas de Zaragoza ante el intento de conquista de los aragoneses para hacerse con la ciudad de Graus.
Se cuenta que Sancho de Castilla, también curtido en el arte de la guerra, contó para esta batalla con un joven Rodrigo Díaz de Vivar, y acabaron ganando esta batalla en la que resultó muerto el rey Ramiro I. Años después, en el 1083 la ciudad de Graus fue finalmente conquistada por los aragoneses al mando de Sancho Ramirez, hijo de Ramiro I.
Batalla de Llantada (1068)
En la famosa Batalla de Llantada, El Cid ya comenzó a tener más protagonismo como guerrero castellano. en esta ocasión se enfrentaron los herederos de Fernando I, Sancho II de Castilla y Alfonso VI de León. La cruenta contienda tuvo lugar en el verano de 1068 a orillas del Pisuerga, y Rodrigo volvió a servir a las pretensiones castellanas.
El prestigio de Rodrigo aumentó después de esta batalla que acabó con la desaparición del pueblo de Llantada.
Batalla de Golpejera (1072)
De nuevo, los dos herederos de Fernando I se enfrentaron en el campo de batalla por conseguir la herencia de su padre muerto. Este combate resultó mucho más decisivo que la primera derrota de Alfonso en Llantada, ya que terminó con la derrota de este y su posterior encarcelamiento.
En esta ocasión, El Cid era el portaestandarte de Sancho II, tal y como recogían la ‘Crónica de Don Pelayo’ y la ‘Historia de Rodrigo el Campeador’ en el siglo XII. Según estas crónicas, El Cid fue uno de los guerreros decisivos para la victoria de Sancho.
Batalla de Cabra (1079)
La Batalla de Cabra se desarrolló en la provincia de Córdoba y enfrentó al emir al-Mutámid de la taifa de Sevilla, contando con la ayuda de El Cid y sus hombres, contra el emir Abd Allah ibn Buluggin de la taifa zirí de Granada, Este último estuvo apoyado por aliados castellanos de García Ordóñez y Diego Pérez.
Aún así, y con El Cid convertido en todo un mercenario, se enfrentó a su enemigo más conocido, García Ordóñez, al que venció, para luego ser recibido en Sevilla con honores por parte de al-Mutámid.
Batalla de Tévar (1090)
Otra de las batallas que más gloria supuso a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar. Las tropas del rey Al-Múndir de la taifa de Lérida se enfrentaron a la mesnada de hombres de El Cid, que resultó victorioso.
El rey árabe consiguió la ayuda del Berenguer Ramón II, pero no pudieron hacer frente a la oposición de los hombres de Rodrigo, que logró derrotarlos en el campo de batalla y apresó hasta a once destacados guerreros castellanos y del propio conde Berenguer.
Esta batalla se recuerda porque El Cid fue herido en uno de los ataques, pero logró que sus hombres lograran la victoria rescatando un importante botín lleno de oro y plata, metales preciosos, caballos y armas de guerra.
Batalla de Cuarte (1094)
Rodrigo Díaz de Vivar, ya convertido en todo un guerrero de prestigio, tuvo que enfrentarse junto a sus mesnada contra el Imperio almorávide, a poco kilómetros de Valencia, en una de las batallas más violentas de las que se tienen constancia y en la que El Cid volvió a salir victorioso.
Posiblemente fue una de las victorias más importantes de El Cid, ya que, por primera vez, se enfrentó a todo un imperio frenando el avance por el Levante durante los siguientes años.
Esta victoria le aseguró a Rodrigo asegurar su sitio de Valencia como plaza cristiana hasta el día de su muerte.
Batalla de Bairén (1097)
La última gran batalla en la que El Cid participó y resultó victorioso. Para derrotar al ejército de Muhammad ibn Tasusín, rey de los almorávides, Rodrigo se alió junto con Pedro I de Aragón.
Se cuenta que una magnífica estrategia de Rodrigo cuando la batalla se decantaba en favor de las tropas árabes, hizo decantar la balanza a favor de su ejercito en el que resultaron muertos muchos enemigos.
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