Gastronomía

Chez Marinelli: el encanto gastronómico de la Costa Azul llega a Málaga

Málaga está de moda. Eso ya lo sabemos. Su estilo de vida, sus gentes, su manera de disfrutar es algo que, para que nos vamos a engañar, a los madrileños nos da un poco de envidia. Bueno, la de los malagueños y la de toda Andalucía, porque vamos ya a dejar las cosas claras para quien aún tenga un concepto desubicado de lo que son los andaluces y Andalucía, que esto ya es huele a añejo. Son unos auténticos privilegiados porque tienen una calidad de vida que ya quisiéramos aquí, no solo por su territorio geográfico —que es un enclave increíble sea la provincia que sea—, sino porque su ADN lleva otra manera de ver y disfrutar el día a día. No es un concepto social, sino vital. Los que conocen Andalucía y a sus gentes lo saben; los que no, que no les engañen, que no es tierra de gente que no trabaja y que se pasa el día en la feria. Dicho esto, y volviendo a lo que nos atañe, si tienen la ocasión de bajar al sur, visiten Málaga, tierra de mar y sierra, que Antonio Banderas, como máximo embajador, ha llevado por medio mundo. La ciudad andaluza hace ya años que vive una auténtica revolución social, económica y cultural, que supera la barrera de la feria y la Semana Santa, para dar un salto cualitativo hacia una imagen más construida y elegante, abierta al mundo y a sus innovaciones.

Málaga ya no es sólo Costa del Sol, jet set y famoseo. Menos mal. La gastronomía, que es lo algo que nos hace muy felices, ha jugado un papel fundamental para animar la vida social de la ciudad. La proliferación de lugares top y de profesionales de alto nivel —cómo olvidar a Dani García— tiene mucho que ver; una larga lista de chefs ha animado el panorama gastro malagueño. Y aquí no podía faltar un empresario de pro del sector que ha puesto sus ojos en la ciudad andaluza: Miguel Ángel García Marinelli ha abierto aquí Chez Marinelli. Este restaurante es el último proyecto del reconocido empresario hostelero, Premio Nacional de Gastronomía y con más de 20 años de experiencia en la creación y dirección de espacios gastronómicos —como Le Bistroman en Madrid, con dos soles Repsol, que también tiene otra sede en Marbella—. Junto a él, el chef hispanofrancés Stéphane del Río —formado en la escuela de Salvador Gallego y con una sólida trayectoria en restaurantes con estrellas Michelin en España y Francia—, es quien ha diseñado la carta; juntos han dado vida a un concepto que transporta al comensal en un viaje desde la Provenza hasta la frontera italiana.

En el corazón de Málaga se encuentra este oasis que captura la esencia del Mediterráneo, en el que la brisa marina y la sofisticación de la Costa Azul se entrelazan. Situado en la sexta planta de El Corte Inglés de Málaga, este beach club en las alturas ofrece una experiencia gastronómica que rinde homenaje a la rica tradición de la cocina italiana, enriquecida con influencias de la gastronomía francesa. Un rooftop que evoca la magia de la costa mediterránea, uniendo lo mejor de las dos culturas en un solo lugar.

La carta de Chez Marinelli rinde homenaje a los sabores del Mediterráneo. Entre las elaboraciones más destacadas, flores de calabacín rellenas de brandada de bacalao, fregola sarda con carabinero o berenjena rellena a la Parmesiana —con su sabor profundo y reconfortante—. También hay espacio para la pasta, como no podía ser de otra forma; spaghetti carbonara —con su receta original— o tagliatelle Boeuf Bourigiñon, guiso típico galo elaborado con vino de Borgoña, son una delicia. La tradición francesa se palpa en platos como confit de pato casero con salsa a la naranja o sopa de cebolla gratinada.

El horno de leña es otro de los grandes pilares de la propuesta gastronómica de Chez Marinelli. Pizzas napolitanas, que van desde la clásica e infalible Margherita hasta la sorprendente Calabaza, que combina crema de calabaza, gorgonzola y flor de calabacín, o la Gorgonzola & Pera, con su mezcla de queso gorgonzola, nueces, pera, miel y micro mézclum. Y, además, cuenta con una pizza del mes que va cambiando para mantener la emoción viva. No se pueden ir sin probar el tiramisú, que es elaborado en mesa ante los ojos de los comensales, con café recién hecho y una presentación de quitarse el sombrero.

En este rooftop —que comparte espacio con la terraza del Club del Gourmet—, la barra de coctelería se convierte en el corazón vibrante del espacio. Los 15 cócteles exclusivos de su carta se sirven en un entorno que evoca el encanto de los beach club de la Costa Azul. Su oferta de picoteo cuenta con una selección diversa de platos como croquetas, gyozas, rollitos vietnamitas o steak tartar.

El interiorismo del local, diseñado por Javier Erlanz, también contribuye a esta experiencia inmersa mediterránea. Refleja una estética que combina detalles náuticos con una paleta de colores frescos, creando un ambiente acogedor que evoca la relajada sofisticación de la Costa Azul francesa.