España

Vicente Gil: «Los votantes de Vox no merecen el espectáculo de Baleares»

La crisis de Vox en Baleares ha estallado después de meses larvándose en la sombra. Era un secreto a voces en el partido. La crisis se extiende más allá del parlamento balear y amenaza varios municipios de las islas donde gobiernan PP y Vox.

¿Qué intereses hay y quién está detrás de la rebelión de cinco diputados autonómicos contra la actual presidenta de Vox Baleares, Patricia de las Heras, apoyada por la dirección nacional, y el presidente del parlamento autonómico, Gabriel Le Senne? La cabeza visible de la rebelión es Idoia Ribas, que aspira a sustituir a Le Senne. ¿Quién maneja los hilos de los rebeldes en la sombra si es que hay alguien? ¿Qué ha pasado en Vox Baleares desde que, hace un año, dejó la presidencia Jorge Campos y la dirección nacional lo mandó el 23J al Congreso en Madrid sentado en el extremo de su bancada, codo con codo con los diputados de Bildu? Campos se veía, tras las elecciones autonómicas de mayo, vicepresidente de Marga Prohens y Ribas presidiendo el parlamento. Como ocurrió en otras autonomías. Pero los acuerdos con el PP en Baleares, controlados por Madrid, no incluyeron la entrada en el Gobierno regional.

Vox sacó en las elecciones de mayo ocho diputados autonómicos. Uno se fue al grupo de no adscritos este verano y ahora los cinco rebeldes reivindican la marca del Grupo Vox. La dirección nacional se la niega porque han sido expulsados del partido cautelarmente. A Vox le quedarían, por tanto, oficialmente, dos diputados, insuficientes para sacar adelante los proyectos del gobierno del PP. Sumarían 27. La mayoría está en 30. La izquierda tiene 25. El PP otros 25. Un sufrimiento para Marga Prohens, aunque su Gobierno no peligra ni se plantea elecciones anticipadas.

Los cinco rebeldes de Vox expulsados por la dirección nacional rompen la estabilidad institucional del parlamento balear y del Gobierno de Prohens. Son justo los cinco escaños que necesita el PP para seguir teniendo mayoría para sus leyes. Una tentación. Un portavoz del PP balear aseguró este miércoles que podrían apoyarse en los diputados rebeldes para, en su caso, elegir un nuevo presidente del parlamento que, por puras matemáticas, sólo podría ser Idoia Ribas.

¿Qué hará el PP? Vox amenaza con consecuencias en otros gobiernos autonómicos si Prohens pacta con los expulsados. Génova sigue de cerca el proceso balear.

Entremedio, un folletín interno en Vox Baleares, que no deja en buen lugar al partido. Un folletín donde se cruzan acusaciones de espionaje, grabaciones de conversaciones telefónicas y de WhatsApp explosivas y denuncias sobre asuntos de dinero y nepotismo dirigidas a la anterior dirección regional de Jorge Campos por haber convertido, en el pasado, Vox Baleares -dice la actual dirección regional de Patricia de las Heras- en una especie de chiringuito familiar.

Ya ocurrió en Murcia. Un espectáculo que no merecen los votantes de Vox en un lugar crucial como las Baleares donde lo importante debería ser ponerse a trabajar y centrarse, sin intereses personales, en desmontar el sanchismo y el pancatalanismo instalado desde hace años en las islas.

Lo de Vox Baleares se veía venir pero, por la razón que sea, se aplicó aquello tan de Mariano Rajoy de dejar pasar los problemas que uno no sabe cómo resolver, a ver si se solucionan solos o mueren. Pero no. Terminan estallando. Está claro.