Los técnicos de Illa felicitaban a Madrid por su bajada de contagios mientras Sánchez cargaba contra Ayuso
Salvador Illa y Pedro Sánchez han acabado aceptando la propuesta de la presidenta madrileña de cerrar Madrid sólo durante los puentes. Pero no ha sido sin pesar político. Porque lo cierto es que, si lo han aceptado, no ha sido porque no quisieran mantener el pulso a Isabel Díaz Ayuso, sino porque existía el precedente de Ceuta -que ya había regulado lo mismo- y porque los propios técnicos del Ministerio de Sanidad habían felicitado previamente a los de la Comunidad de Madrid por el logro en la rebaja de la curva de contagios.
Pese a la innumerables críticas de los socialistas, encabezados por la vicepresidenta Calvo, al plan de Ayuso de aplicar el cierre de Madrid sólo en los puentes, lo cierto es que el propio Salvador Illa había reconocido el pasado miércoles por la noche al consejero madrileño Enrique Ruiz Escudero que la decisión era posible y que le parecía bien.
Lo hizo porque no había argumentos técnicos con los que quitar la razón al éxito de Díaz Ayuso en la reconducción de los contagios en Madrid gracias, precisamente, a los cierres perimetrales de áreas de salud y no de ciudades enteras.
Hay que recordar que la Comunidad de Madrid comenzó sus planes de restricción parcial con la curva por encima de los 700 casos en incidencia acumulada en 14 días y calculada sobre 100.000 habitantes. Y ha acabado por debajo de 450 casos en el mismo indicador. Todo ello, mientras comunidades como Aragón (984 casos), Navarra (1.172) o La Rioja (736) se han disparado en contagios de forma paralela a la rebaja de los casos en Madrid.
Sin embargo, ninguna de esas comunidades ha sufrido el acoso de Madrid. En las reuniones técnicas mantenidas entre la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Sanidad no faltaron estos datos. Ni el que prueba que ahora Madrid está por debajo de la media de casos nacional: 420 de la región gobernada por la líder popular, frente a los 468 que marca España en su conjunto.
El análisis llegó a tal punto que los técnicos de Illa felicitaron a los madrileños. Y es que doblegar la curva del Covid no es fácil. Pero Illa ha ido comprobando esta evidencia a lo largo de varios días. De hecho, ya el miércoles por la noche, el ministro de Sanidad dio una confirmación previa de la validez de la medida de Díaz Ayuso a través de una conversación telefónica mantenida con el consejero madrileño Ruiz Escudero.
La postura del ministro de Sanidad, ya entonces fue clara: la medida de cerrar sólo los festivos le parecía bien y, además, se podía llevar a la práctica.
La charla telefónica se mantuvo tras dejar claro Madrid que no pretendía aplicar, dentro de sus potestades, el cierre de Madrid en los días laborales.
Isabel Díaz Ayuso anunciaba a la mañana siguiente el cierre perimetral de la región sólo durante los puentes festivos de noviembre, el de Todos los Santos y el de la Almudena. De ese modo, se podrá salir y entrar en la autonomía los días laborales: los que más actividad económica albergan y donde mayor impacto negativo puede tener la decisión de confinar la región. «Se mantiene así la idea de cerrar sólo lo imprescindible», defendió la presidenta regional dentro de su plan para tratar de frenar la crisis del coronavirus a nivel sanitario y económico.
Lo consideraron un desafío
El Gobierno de Pedro Sánchez, pese a ello, no tardaba en identificar la postura como un nuevo desafío político al Ejecutivo socialcomunista. Pero lo cierto es que Illa tenía ya la noticia y no la consideró ni negativa ni fuera de las potestades establecidas para la comunidad autónoma.
Ayuso ordenaba, de hecho y tras esa conversación, el cierre de la comunidad por días pese a no contar con la respuesta oficial del Gobierno central a su carta. Porque Díaz Ayuso trasladó por medio de una misiva su solicitud de permiso para abordar un cierre por un periodo menor a siete días, plazo mínimo establecido por el decreto del estado de alarma para los confinamientos perimetrales. El jueves comenzaba de forma parecida y los técnicos de Sanidad seguían avalando y felicitándose por los datos de Madrid.
De modo que Sánchez no pudo más que aceptar la decisión madrileña ante el escándalo que hubiese supuesto que una comunidad con los datos por debajo de la media y que ha sufrido ya un estado de alarma con cierre perimetral soportase una imposición que va en contra del modelo que ha logrado, de hecho, que la curva de contagios se invierta.
La vicepresidenta Carmen Calvo, pese a todo ello, anunciaba a primera hora de este pasado jueves que el Gobierno no modificaría el decreto para permitir la pretensión de Madrid. Que la pretensión de Madrid no tenía cabida. Fernando Simón en su rueda de prensa igualmente descalificaba el sistema solicitado por Madrid. Pero, al final, y con las felicitaciones técnicas por medio, Sánchez ha acabado admitiendo el plan de Díaz Ayuso.
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