Sánchez abrirá el Centro de la Memoria a sólo 150 metros de una de las checas más sanguinarias de Madrid
El Gobierno elige un inmueble del Ministerio de Hacienda y destina casi 386.000 euros a rehabilitarlo
Destaca su localización "en el eje museístico", ignorando los "calabozos de la muerte" de la Ronda de Atocha


El Centro de la Memoria Democrática que el Gobierno quiere abrir en un edificio histórico del Ministerio de Hacienda, ubicado en el número 41 de la calle de Argumosa (Lavapiés) y para el que ha destinado casi 386.000 euros en concepto de rehabilitación, se encuentra a sólo 150 metros de una de las checas más sanguinarias del terror rojo. Esto es, la de Ronda de Atocha 21-23, también conocida como checa del Batallón Pasionaria, en el antiguo convento de los Salesianos.
En la Causa General del Archivo Histórico Nacional figuran numerosos testimonios sobre víctimas de este checa, donde los comunistas infligieron torturas y abusos a los detenidos, que en muchos casos fueron sacados de allí para ser fusilados. Por ejemplo, uno de los testimonios es el de Ascensión Valverde Andrés, que relata cómo «su marido, Cipriano Lorenzo Crespo, fue detenido por tres agentes de policía el 18 de mayo de 1937, siendo conducido a la Dirección General de Seguridad, y al día siguiente a la checa de la Ronda de Atocha, donde estuvo hasta el 19 de junio, desde cuyo día no tuvo de él más noticias».
De igual modo, el ex diputado de Izquierda Republicana y tesorero de la Cruz Roja Española de Madrid durante la Guerra civil, Ramón Rubio Vicente, manifestó ante la Causa general que «a mediados de junio de 1937 llegaron al declarante noticias del régimen insufrible y de los malos tratos aplicados a los detenidos en la prisión preventiva dependiente de la Dirección General de Seguridad roja y establecida en el antiguo Convento de Salesianos de la Ronda de Atocha, número 21».
En las visitas que realizó Rubio Vicente, «pudo comprobar que los presos eran objeto de malos tratos, que a las mujeres se las hacía declarar en cueros, y que en la enfermería los enfermos estaban tirados en el suelo».
En esta línea, confesó que al abrirse la puerta de un calabozo, donde había de prestarse asistencia a un enfermo, «les hizo retroceder un paso el nauseabundo olor que allí se respiraba; en dicho calabozo encontraron encerrado a un hombre como de unos cuarenta años, que al ser examinado por el médico se quejaba de sufrir grandes dolores; su aspecto era horrible, como el de una persona secuestrada después de un largo cautiverio de penalidades y sufrimientos. Parecía un verdadero espectro, y se encontraba desnudo de medio cuerpo para arriba», indicó. Aquel preso era Enrique Urreta, capitán del Ejército.
«Los calabozos de los pisos altos, que el declarante (Rubio Vicente) no visitó, eran conocidos entre los presos con el nombre de calabozos de la muerte, y, desde luego, las prolongadas incomunicaciones que en la Ronda de Atocha se prodigaban eran verdaderos medios de tortura, sabiendo todo el mundo lo que ocurría», recoge el libro Las checas del terror: la desmemoria histórica al descubierto, de César Alcalá.
Sin embargo, el Gobierno de Pedro Sánchez, con su particular revisionismo histórico, ignora estos «calabozos de la muerte», sus atrocidades, y rechaza recordar a todas las víctimas, también a las causadas por la izquierda republicana y la barbarie marxista. Es más, en un radio de 600 metros del próximo Centro de Memoria se localizaron al menos otras cuatro checas: las de Santa Isabel 44 y 46; la de Valencia, 15; y la de Lavapiés, 46.
El futuro Centro de la Memoria
Entretanto, la Junta de Contratación de los Servicios Centrales en el Ministerio de Hacienda ha sacado a licitación por 385.992,34 euros, impuestos incluidos, el contrato para la prestación de «servicios de redacción del estudio de detalle, proyecto básico y de ejecución, dirección facultativa de las obras y trabajos complementarios, para la rehabilitación del inmueble situado en calle Argumosa 41 (Madrid) como sede del Centro de Exposiciones de la Memoria Democrática».
Según los pliegos del contrato, consultados por este periódico, el bien inmueble que se licita fue proyectado en el siglo XIX, finalizando su construcción en 1860. Desde hace casi dos décadas, la nave ha experimentado varios cambios de titularidad y de uso, si bien desde 2014, el inmueble adscrito al INAEM se viene utilizando como una de las sedes del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música para archivo documental y áreas de trabajo de la unidad técnica de audiovisuales.
«Tras analizar diferentes inmuebles -señala el Gobierno de Sánchez- para albergar la futura sede del Centro de Exposiciones de la Memoria Democrática, tras la petición realizada por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, se considera que el edificio objeto de la intervención es idóneo para atender necesidades de uso museístico, debido a su localización, visibilidad, singularidad, tipología arquitectónica, y propiedades espaciales», dice el expediente.
«Si bien su superficie es contenida, las posibilidades de crecimiento y su carácter singular y capacidad de transformar el entorno, lo hacen susceptible de convertirse en un nuevo espacio de referencia en el eje museístico de la ciudad», añade, en referencia a la cercanía de espacios culturales como el Museo Reina Sofía, a escasos metros.