España

Puigdemont acusa a Mas de traición por pactar nuevas elecciones con la CUP

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont, contempla perder la cuestión de confianza en septiembre donde el Parlament decidirá su futuro. Fuentes del Govern señalan a OKDIARIO que la estrategia de Puigdemont «es no tener estrategia» y ésta consiste en realizar reuniones en estas semanas con todas las formaciones. «Puigdemont escuchará a todos y todas las propuestas» pero, añaden, evitará ‘mojarse’ para ganar apoyos hasta última hora.

En paralelo, su equipo elabora ya un cambio en la hoja de ruta, sin dar más detalles, y confiarán hasta última hora en que el president recabe los suficientes apoyos para salvar su sillón en septiembre. Aunque, el propio Puigdemont no da mucho por mantenerse en el puesto y en privado comenta a los suyos que todo lo sucedido podría responder a una estrategia para que el expresident, Artur Mas, y el candidato de CDC, Francesc Homs, revaliden su puesto con unas nuevas elecciones. «Por eso planteó la cuestión de confianza. Sorprendió a medio partido porque Puigdemont no contó lo que iba a hacer y de ahí algunas caras que los periodistas pudieron grabar», explican a este medio.

En el entorno de Puigdemont consideran que el fracaso en los presupuestos y la negativa de la CUP se deben a un «pacto oculto» para convocar nuevos comicios en enero y, con ello, que ganen ambas formaciones. Los ‘cuperos’ piden un referéndum unilateral que lleve a Cataluña a un Estado independiente como prometieron y si Puigdemont no lo acepta le dejarán caer en otoño. A esta propuesta se ha sumado ERC, este viernes, poniendo contra las cuerdas a sus socios de CDC. Puigdemont no descarta la propuesta, de momento, mientras que Mas ya ha hablado públicamente para decir que no cederán y que contempla nuevos comicios.

Estas elecciones (las cuartas en seis años) beneficiarían a Mas, quien volvería de nuevo a primera línea y ganaría peso en su partido junto a Homs para dirigir la refundación acordada en el congreso del partido. Todo ello implica el desprestigio y la caída de Puigdemont al haber cumplido con el papel de «president para los tiempos duros de cara a un gobierno de transición», explican las mismas fuentes.

Ante esta situación, «Convergencia se rompe en pedazos ella sola», señalan fuentes cercanas a Junts pel Sí. La tensión entre Mas y el president ya era insoportable desde hace meses y ha ido in crescendo hasta el punto de que el sábado pasado hubo una fuerte discusión en la que Puigdemont advirtió a Mas que mirase «dentro de su partido». «Es ahí donde está problema», dijo el president a Mas según las mismas fuentes. La cuestión principal que busca CDC ahora, que sentará a ‘cuerno quemado’ entre algunos sectores de ERC y la CUP, es la intención de aplazar sine die la desconexión con el Estado. «No se puede hacer ese trabajo en 14 meses, es evidente», señalan desde el Govern que pide más tiempo para «ampliar la base soberanista». Los más optimistas apuntan que todo esto, que algunos denominan «circo», no es más que «un balón de oxígeno para analizar los resultados del 26J y valorar los pasos a seguir en Cataluña».