España

Los plazos del 155 dan otra semana a Puigdemont para elegir entre elecciones, independencia o ambas

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El ultimátum del Gobierno a Carles Puigdemont para que aclare si declaró o no la independencia termina a las 10 horas de este jueves. Pero, contrariamente al plazo horario, la incertidumbre política escribe un punto y seguido.

El Ejecutivo de Mariano Rajoy ha ofrecido en las últimas horas una ‘tabla de salvación’ al presidente catalán: que convoque elecciones. Es la única vía para que el artículo 155 quede automáticamente desactivado. En las previsiones más optimistas, el dirigente independentista respondería en su carta de este jueves con esa propuesta. No parece probable. En el escenario que se maneja en La Moncloa, la contestación seguirá la misma pauta que el pasado lunes, cuando Puigdemont ofreció una ventana de diálogo y mediación rechazando expresamente responder a la pregunta del Gobierno: declaración ‘sí’ o declaración ‘no’.

A partir de las 10, el movimiento corresponde al Ejecutivo: no se ha concretado aún si Rajoy convocará un Consejo de Ministros extraordinario para ratificar la aplicación del 155. Es lo previsible, teniendo en cuenta que el presidente viajará por la tarde a Bruselas para participar en la cumbre de otoño, a la que no ha querido renunciar. Volverá el viernes por la tarde, según fuentes gubernamentales.

La activación del artículo no es ni mucho menos inmediata, lo que ofrece a los independentistas un cierto margen que podrían utilizar en su provecho. De hecho, esa es la mayor incógnita en La Moncloa, a día de hoy: cómo podrían beneficiarse al conocer, de antemano, las medidas que quiere aplicar el Ejecutivo.

Porque la tramitación del mencionado 155 es ciertamente compleja: el pleno para su aprobación definitiva, en el Senado, no se celebrará antes del jueves 26 o del viernes 27 de octubre.

Previamente, Rajoy tendrá que enviar a la Cámara Alta un plan detallado de las competencias de la Generalitat que piensa controlar. Después, el presidente del Senado, Pío García-Escudero, convocará a la Mesa y remitirá la propuesta a una comisión (el Ejecutivo quiere que sea una comisión conjunta con representantes de las materias a intervenir, y no de CCAA, como se contempla, para no dilatar más el proceso).

El presidente catalán tendrá entonces la oportunidad de pronunciarse sobre las medidas propuestas por el Gobierno, y, con ello, la comisión tendrá que elaborar un informe definitivo que remitirá al pleno del Senado. La aprobación, de hecho, es lo menos farragoso, porque el PP cuenta con mayoría absoluta en la Cámara.

El proceso da libertad de movimiento a Puigdemont para tomar nuevas decisiones. De hecho, hasta que el 155 se aplique de facto es el único facultado para convocar elecciones en Cataluña. Una vía que se analiza.

También, que antes de esa convocatoria, se convoque un Pleno en el Parlament para hacer una declaración de independencia y, posteriormente, una convocatoria de elecciones constituyentes. Un escenario que agrada a un buen sector del independentismo. Opinan que, de esta forma, Puigdemont culminaría el mandato del referéndum ilegal del 1 de octubre y que la independencia será ratificada. La vía también genera ‘contras’. De hecho, la duda sobre si esa declaración habría de someterse a votación en el Parlament procede, ni más ni menos, de la resistencia de un sector de convergentes contrarios a una declaración unilateral y cuyo voto es una incógnita. La posibilidad de que se rompa la disciplina de voto y se aireen aún más las fracturas del procés es real.

El escenario plantea también serias incógnitas porque el Gobierno ya ha replicado que no aceptará ninguna convocatoria electoral que vaya acompañada de una declaración de independencia. Al mismo tiempo, no obstante, en fuentes gubernamentales se admite que no tendría sentido intervenir en un Parlamento suspendido.

Otra de las opciones, planteada en este caso por la CUP, es que Puigdemont espere a la intervención real para plegarse a unas elecciones convocadas ‘vía 155’. Se considera, en un sector independentista, que es una salida para el PDeCAT porque podría así reeditar la coalición electoral con ERC, a través de una lista unitaria, ante sus pésimas expectativas de voto.

De lo que no hay duda es que, en este tiempo, las organizaciones independentistas se encargarán de agitar la movilización, sea cual sea el escenario final. La persistencia de ese activismo favorable a la independencia genera dudas en el Gobierno sobre la oportunidad de convocar unas elecciones inmediatas o, por el contrario, esperar a que la calle se enfríe.