España
Desfile Fuerzas Armadas

Los abucheos a Sánchez y la anécdota del paracaidista marcan la Fiesta del 12-O

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha sido recibido este sábado con una monumental pitada a su llegada al desfile del 12 de octubre con motivo del Día de la Fiesta Nacional

  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Como ya ocurrió el año pasado, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha sido recibido este sábado con una monumental pitada a su llegada al desfile del 12 de octubre con motivo del Día de la Fiesta Nacional. Algunos asistentes han gritado también «El Valle no se toca» o «Cobarde con los vivos y valiente con los muertos», en referencia a la exhumación de Francisco Franco que, según los planes del Ejecutivo, se llevará a cabo antes del próximo 25 de octubre.

El presidente socialista ha recibido pitidos cuando ha bajado del vehículo oficial y también en su saludo a los Reyes. Un recibimiento que ha contrastado con el entusiasmo con el que el público ha acogido a don Felipe y doña Letizia, que han estado acompañados por sus dos hijas, la Infanta Leonor y la Princesa Sofía.

El Gobierno intentó minimizar la reacción de los asistentes al desfile, y para ello, la llegada de Sánchez no fue anunciada por megafonía. En contraste, los vehículos del monarca y su familia sí recorrieron los dos kilómetros por los que transcurre el desfile anunciados por los altavoces.

La ciudadanía de Madrid ha llenado de banderas de España desde primera hora de la mañana todo el recorrido del desfile, en el que han participado unos 4.200 efectivos, 76 aeronaves y 150 vehículos.

La anécdota

Una de las anécdotas la protagonizó uno de los paracaidistas encargados de descender con la bandera de España hasta la tribuna presidida por los Reyes, que se quedó enganchado de una farola y tuvo que ser rescatado por sus compañeros.

El momento tuvo lugar durante el descenso, desde 1.500 metros de altura, de dos paracaidistas del Ejército de Tierra. Como es habitual, uno de ellos ejerce de guía y el otro porta la bandera nacional, que se despliega ante la tribuna de las autoridades.

Poco antes de tocar el suelo, el cabo, Luis Fernando Pozo Dionisio, se quedó enganchado de una farola, sobre una grada situada a la derecha de la de autoridades, donde se encontraban los principales líderes políticos y otras autoridades civiles y militares. El paracaidista permaneció suspendido durante varios minutos, hasta que logró bajar por su propio pie y en perfecto estado, levantando los aplausos del público y de los propios Reyes.

El monarca Felipe VI quiso después saludarle en la tradicional despedida a los mandos militares que pone fin al desfile.