España
Okupación

Obligada a dejar su casa tras hacer un favor a un inquiokupa: «Me sugirieron que lo mejor es que me pegase»

Le alquiló la habitación en Basauri (Bilbao) a un precio irrisorio para hacerle un favor, por su situación de "vulnerabilidad"

El inquiokupa le ha hecho la vida imposible, incluso con insinuaciones sexuales, y "recibe una ayuda" del Estado

En un acto de buena fe, Estíbaliz Kortazar hizo un favor a un inmigrante al que alquiló una habitación de su casa de Basauri (Bilbao) a un precio muy bajo y, finalmente, tuvo que abandonar su propia vivienda, forzada por el comportamiento del hombre que se ha convertido en su inquiokupa. Ahora, la vizcaína ha iniciado una campaña para conseguir la justicia que no ha encontrado en las instituciones, según denuncia.

No es la primera vez que la mujer alquila una habitación en su casa con esas condiciones a personas necesitadas -«soy una persona creyente», indica-, pero sí es la primera vez que le ocurre algo así. Está acostumbrada a trabajar con diferentes asociaciones, algunas de ellas que ayudan a personas sin hogar, y hace un año y medio conoció a un hombre en una de las organizaciones en la que es voluntaria en País Vasco. Pactaron un alquiler de 350 euros al mes, con todos los gastos incluidos. Además, formalizaron el contrato.

En julio de 2024 comenzaron los problemas, cuando empezó a quitarle las ollas de la cocina y meterlas a su habitación, de forma que ella no podía prepararse las comidas. Todo fue a más hasta que la convivencia se hizo insoportable: el volumen de la tele y los cánticos para molestarla, independientemente de la hora; la suciedad y la falta de higiene que se puede apreciar en imágenes compartidas por la propietaria, como la del baño, en condiciones lamentables; incluso los insultos que ha recibido por su parte, como «perra», «sucia» o «puta».

A todo ello se suman insinuaciones sexuales, golpes en las paredes, el ataque a uno de sus amigos (al que mordió) o la incómoda situación de ver cómo se sentaba a su lado mientras ella cenaba y comenzaba a reproducir vídeos de contenido pornográfico.

Estíbaliz cuenta que su inquiokupa también le ha robado y que el uso que hace de los suministros ha ido a más, hasta pagar unas facturas inasumibles. Le mandó un burofax al que no hizo caso para informarle de que no le renovaría el contrato, así que finalmente presentó una denuncia y recibió la orden de desahucio que no se pudo ejecutar -el decreto 11/2020 de 31 de marzo establece la suspensión del procedimiento de desahucio hasta el 31 de diciembre de 2025-.

La situación y la desesperación ha obligado a la propietaria a abandonar su propia casa e instalarse en la de su hermano, y a ponerse en tratamiento psicológico.

El inquiokupa recibe una ayuda del Estado

Además, el inquiokupa no parece tener intención de trabajar. «Estaba estudiando y acabó y, en lugar de buscar trabajo como otros muchos que conozco, que cambian el permiso de residencia por el de trabajo, vuelve a hacer otro curso», ha relatado la afectada en diferentes programas, entre ellos En boca de todos y Vamos a ver. El dinero con el que vive y con el que en un principio sí pagaba el alquiler lo tiene por «recibir una ayuda» del Estado, ha comentado.

El hombre tiene las de ganar porque está en situación de «vulnerabilidad». «La ley protege a los inquiokupas y él no ejerce violencia física ni yo soy su pareja. Es maltrato psicológico, que es difícil de demostrar», ha explicado la propietaria.

«Me han llegado a sugerir que lo mejor que podía pasar es que me pegara», ha confesado, aunque no ha querido decir quién le hizo la sugerencia. Sin embargo, al finalizar la conexión el presentador ha apuntado el surrealismo de que «los servicios sociales no hagan nada, salvo desearte que te peguen un empujón».

Estíbaliz no ha querido revelar cuál es la nacionalidad del inquiokupa para no criminalizar a nadie. «Lo que hace él lo puede hacer cualquiera, lo importante es cambiar el decreto», ha sentenciado.