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El manifiesto ‘Por un fin de ETA sin impunidad’ supera las 4.500 adhesiones en tan solo 48 horas

El manifiesto ‘Por un fin de ETA sin impunidad’ ha logrado superar, en tan sólo 48 horas, las 4.500 adhesiones entre ellas de muchas víctimas del terrorismo, la ex presidenta del PP vasco, María San Gil o el escritor Fernando Aramburu, entre otros.

El texto ha sido promovido por la presidenta de Covite, Consuelo Ordóñez, la eurodiputada de UPyD, Maite Pagazaurtundua, el filósofo Fernando Savater, el escritor Teo Uriarte, el sociólogo Joseba Arregi, el catedrático Martin Alonso y el historiador Luis Castells

Ordóñez, Pagazaurtundua, Savater, Alonso y Castells han explicado, en una comparecencia celebrada en San Sebastián, las adhesiones que ha logrado, hasta el momento, el manifiesto, firmado inicialmente por un centenar de intelectuales y víctimas del terrorismo.

La presentación ha contado con presencia de muchas de éstas, así como con la ex presidenta del PP vasco María San Gil, o el portavoz de Ciudadanos Euskadi, Nicolás de Miguel, entre otros.

El manifiesto está dividido en cinco puntos clave: «No al proyecto político de ETA», «Sí a la justicia, no a la impunidad», «Sí a la verdad, no a la falsificación de la historia», «La política penitenciaria no debe convertirse en una política de gracia» y «Por un final de ETA basado en la dignidad».

«Las víctimas fueron asesinadas para anular ideologías»

«Los fanáticos de la identidad nacionalista han buscado a lo largo de varias décadas destruir la pluralidad de la sociedad vasca y navarra para el cumplimiento de su delirio», reza el documento al principio, denunciando a su vez métodos como «el amedrentamiento» o su «propaganda en sus múltiples formas».

Los firmantes advierten que si «la autocensura genera por ETA» termina imponiéndose, «no habrá verdad en la memoria, ni dignidad, ni justicia para sus víctimas».

«Las víctimas fueron asesinadas, heridas, secuestradas, extorsionadas, vejadas o amenazadas con el objetivo de conseguir la instauración del proyecto político de ETA y anular otras ideologías», relata el escrito.

Pero no se queda ahí, puesto que este manifiesto también apunta a «la opinión pública» que busca «pedir generosidad a las víctimas del terrorismo».

«Esto implica la renuncia a legítimas reclamaciones, entre ellas la reivindicación de justicia, que es a su vez un componente de la reparación», continúa, al tiempo que añadie que «esto es un un chantaje moral, que es un tipo de microviolencia tremendamente dañino».

«Se debe exigir que condenen toda su historia de terror»

Por otro lado, también se aboga por no «falsificar la historia» que ha tenido lugar en el País Vasco en los últimos años.

«Lo primero que se debe exigir a la organización terrorista, y a su trama política, es la condena de la historia de terror de ETA, de toda su historia, para garantizar que no nos encontramos con una de sus habituales jugadas puramente tácticas», recalcan, añadiendo a su vez que «de no hacerse así, podrían decir que esa historia del terror ha sido una historia legítima, un sacrificio heroico por la patria; lo que una tergiversación de la verdad».

En este texto, también se hace referencia a la política penitenciaria de excarcelación de los presos de la banda terrorista ETA, remarcando que «la reinserción es un objetivo deseable pero conlleva un arrepentimiento cabal respecto al pasado criminal».

«El requisito de la colaboración es el único que beneficia a las víctimas y que prueba el arrepentimiento real de los criminales» argumenta el escrito, debido a que «el arrepentimiento» es el » único medio capaz de romper la identidad entre el asesinato (el acto) y el victimario (la persona)».

Por último, en el manifiesto se apuesta por «un final asado en la dignidad de los acosados y asesinados es aquel que se construye sobre la verdad, la memoria, la justicia y la reparación».

«La deslegitimación del lenguaje de ETA es, simultáneamente, una condición inexcusable para afrontar otra cuestión pendiente: El miedo y el desistimiento de una parte de la sociedad durante los años del terror», concluye el documento.