La imagen de un portavoz de la Policía Nacional con las uñas pintadas agita las redes
El agente aparece con las uñas pintadas en una publicación difundida por una cuenta oficial de Interior
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Marlaska rectifica y no prohibirá que los guardias civiles lleven tatuajes en manos y cabeza
La imagen de un portavoz de la Policía Nacional con las uñas pintadas en negro en una publicación oficial del Ministerio del Interior ha agitado las redes sociales. En ella aparece el agente con las uñas pintadas en un diálogo en directo con otra compañera, ambos delante del panel habitual con el escudo de la Policía Nacional desde el que otros agentes autorizados lanzan consejos a la ciudadanos o realizan campañas de concienciación.
«Hay que respetar el uniforme. En tu vida personal, haz lo que quieras, claro que sí, pero vistiendo el uniforme hay que guardar el decoro. Por respeto», señala un usuario en redes sociales. Por su parte, otro responde: «El uniforme no se respeta por llevar las uñas pintadas o sin pintar, ser policía es mucho más que llevar un uniforme. Adecuemos la Policía al siglo XXI», sentencia.
Asimismo, otro usuario alude a una resolución de la Dirección General de la Policía sobre las normas de uniforme y saludo, donde se dice que «con carácter general, no se permiten peinados, maquillajes, complementos o cualquier otro elemento, que pueden ser considerados estrambóticos, extravagantes o contrarios a la imagen de la organización policial que se debe transmitir a los ciudadanos».
En el año 2018, la Dirección General de la Guardia Civil elaboró una propuesta sobre el aspecto físico de los agentes, si bien el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, acabó ordenando su retirada. El documento establecía una regulación en cuestiones como tatuajes, cabello, bigote, barba, uñas, maquillaje o accesorios.
«Esmalte transparente»
En el apartado relativo a las uñas, el texto decía que los hombres debían llevar las uñas cuidadas y con una longitud que «no sobrepase el borde del dedo». En cuanto a las mujeres, recogía que había de llevar las uñas con un contorno que no sea superior a los tres milímetros del borde del dedo. Y se permitía llevar «esmalte transparente o de color similar al de los labios», siendo el mismo color «para todas las uñas que estarán pintadas uniformemente».
Además, la propuesta rechazaba los tatuajes con «figuras, expresiones o dibujos contrarios a los valores constitucionales y las virtudes militares», los que comprometan «la neutralidad política o sindical» o los que inciten a la discriminación, ya sea «sexual, racial, étnica o religiosa». El resto de tatuajes sí los permitía siempre y cuando no estuviesen visibles vistiendo «las diferentes modalidades de los uniformes», tanto masculino como femenino.
Y sobre el maquillaje, el texto señalaba que debían usarse los «tonos suaves» sin destacar sobre el color de piel, mientras que el lápiz de ojos sólo podía usarse para «perfilar el contorno del ojo».
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