España
Entrevista con OKDIARIO

Hanan Serroukh: «La izquierda ve en la inmigración una oportunidad de captar votos»

Hanan Serroukh es mediadora cultural en el primer grupo de trabajo sobre los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA)

Hanan Serroukh nació en Barcelona hace 4 décadas. Hija de inmigrantes marroquíes llegados a España a finales de los sesenta recuerda con nostalgia que fue la primera de su familia en sostener un lápiz con la mano. Y con alivio y orgullo cómo escapó de un matrimonio forzoso impuesto por el segundo marido salafista de su madre. Él levantó los cimientos de la mezquita de Figueras, una de las más radicales del hervidero de templos islamistas radicados en Cataluña. Y ella se convirtió en mediadora cultural en el primer grupo de trabajo sobre los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA), es colaboradora habitual de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en el ámbito de la inmigración y la seguridad y, además, se consolidó como experta articulista sobre este problema.

«Gracias a España mi estatus no es el de súbdita, sino el de ciudadana. Gracias a España he crecido y progresado en libertad. Soy libre y he podido hacerme a mí misma sin olvidar mis orígenes culturales», afirma ella. «Soy catalana porque soy española», repite. Hanan ha girado la espalda a ex gobernantes como Artur Mas y otros jerarcas separatistas que le han tentado con las prebendas que otorga el negocio de la red clientelar tejida por los independentistas y los extremistas que, con dinero público han asentado una férrea y cotidiana política islámica.

Pregunta: ¿Es nuevo el fenómeno de los MENA?

Repuesta: En absoluto. Ya en el año 96 se creó el primer equipo de atención y estudio a los menores inmigrantes no acompañados. Les dimos el nombre de MENA y nos dimos cuenta de que, en la mayoría de casos, la solución no era tener su tutela, si no trabajar en crear un protocolo de retorno a la familia para garantizar un correcto desarrollo del menor y, por otro, lado evitar el efecto llamada.

En la mayoría de los casos que he atendido siempre he podido hablar con sus padres y tutores. Éstos les facilitaban los documentos para tramitar el permiso de residencia, pero, al mismo, no querían hacerse cargo de sus hijos. Una vez identificados, también comunicábamos sobre su recepción al consulado de su país, el cual debería hacerse cargo de sus ciudadanos.

P: ¿Eres consciente de que ese no es el discurso políticamente correcto impuesto y articulado desde los gobiernos, los partidos y los medios?

R: Claro, no es una respuesta políticamente correcta, pero sí es la respuesta más responsable y real que se puede dar. De esos primeros MENA a la actualidad, son muy pocos los que han podido tener una trayectoria vital exitosa, pues mantener el permiso de residencia está vinculado a tener un puesto de trabajo, y, en muchos casos, estos jóvenes no tienen ni la constancia ni los hábitos adecuados. Esto les lleva a estar fuera del sistema y vuelven a la ilegalidad. Actualmente nos encontramos con un sistema de acogida saturado que da una misma respuesta a realidades muy diferentes.

P: ¿Qué piensas sobre las medidas y las políticas de los gobiernos europeos entorno a este problema?

R: La problemática de los MENA no es responsabilidad exclusiva de España o Europa. Lo es, sobre todo, de los países emisores y de los padres. La pobreza no puede ser un justificante para abandonar o explotar a un menor.

Por otro lado, tenemos que ver la cantidad de dinero invertido en los centros y las ONGs que atienden a este colectivo. La situación es tal que las funciones básicas de cualquier centro educativo son imposibles de realizar, proyecto educativo individual…etc.

Este fenómeno también ha favorecido el auge de las mafias con entramados que han llegado afectar al centro de acogida penetrando en él.

La verdadera protección de un menor es que en un entorno seguro donde pueda arraigar y crecer. El fenómeno de los MENA surge porque creen que así no se aplica la ley de Extranjería.

Europa y España tiene que empezar actuar con responsabilidad y ser exigente con los países emisores. La inversión de dinero de los Gobiernos tiene que estar acompañada con resultados, tanto con los menores como los adultos.

Es posible una inmigración regular y segura vinculada al mercado laboral. Sólo así evitaremos las muertes y las mafias.

«Nos encontramos con un sistema de acogida saturado que da una misma respuesta a realidades muy diferentes»

P: Has hablado de las mafias. Otro tema tabú en el debate sobre inmigración que es silenciado catalogando de ultraderechista a aquel que las señale bien en el mediterráneo. ¿Cómo actúan las que están radicadas en España?

R: Hablar de organizaciones criminales que trafican con seres humanos no tendría que ser un debate de derechas o izquierdas. Las mafias existen y se aprovechan de la desesperación y de la desinformación.

Dentro de Europa estas mafias mueven grupos reducidos. Les facilitaban el traslado de España a Alemania o de Francia a Gran Bretaña. Son profesionales en saltarse nuestras leyes y sus controles y, en muchas ocasiones y una vez que el inmigrante ha llegado al destino, estas mismas mafias se ofrecen a falsificar documentos e, incluso, a organizar matrimonios para obtener a nacionalidad o permiso de residencia indefinido.

Si tuviéramos políticas de inmigración serias y reales que para que desde el país de origen se pudiera tramitar la entrada a Europa vinculada al mercado laboral, nos beneficiaríamos todos y evitaríamos las trágicas muertes en Mediterráneo.

«Las mafias existen y se aprovechan de la desesperación y de la desinformación»

P: Otro de los fenómenos sorprendentes es la adopción del hiyab por parte de las sociedades occidentales y la promoción de este velo islámico por parte de la izquierda europea usando una aparente motivación integradora. ¿Qué opinión te merece?

R: Para mí, como para muchas mujeres en el mundo, el hiyab es un símbolo de sumisión a un concepto de modelo de sociedad que no tiene nada que ver con el Islam. Tenemos un modelo cercano la familia real de Marruecos no usan el hiyab.

Unas mujeres dicen que lo llevan libremente. Otras dicen que actualmente es un gesto de reivindicación. Para mí, una mujer con hiyab en Europa es la manera que tienen los islamistas de marcar terreno.

Sólo tenemos que fijarnos en la historia de países como Egipto, Irán y Afganistán a medida que han avanzado los islamistas. Lo primero que hacen para instaurar su modelo social es someter a la mujer, controlar su presencia en el espacio público e, incluso, en casos más extremos, impedirles la educación.

Las mujeres que llevan el hiyab libremente están a favor de un sistema político, un concepto de moralidad… etc, pero también es real que en el mundo son millones de mujeres las que luchan por liberarse de la opresión y el control que representa el hiyab. Y que muchas han perdido la vida por ello.

P: Sorprende que el silencio del feminismo izquierdista cuando se trata de afrontar la falta de libertad de la mujer en el entorno islamista…

R: Como española me preocupa enormemente el uso político que le están dando en mi país es un retroceso en nuestras libertades y en la igualdad entre hombres y mujeres. La izquierda ve en la inmigración y el debate del hiyab una oportunidad de captar votos y de crear un discurso buenista que, en mi opinión, tiene un recorrido corto.

La izquierda habla sobre la inmigración y los inmigrantes desde una idea victimista y paternalista. Y se presenta como la portavoz sin presentar una política de inmigración que frene estas avalanchas. No tiene un proyecto serio sobre cómo construir en España un proyecto de país moderno y competitivo con una ciudadanía diversa. Somos muchos los españoles de padres inmigrantes los que nos merecemos un trato igualitario. Somos los que renunciamos a ser el complemento de la foto exótica y a seguir creando sociedades paralelas.

«La izquierda ve en la inmigración y el debate del hiyab una oportunidad de captar votos»

P: ¿Es no es lo que promocionan, por ejemplo,  ERC, CSQP o el PSOE desde los distintos parlamentos?

R: Fíjense, ERC hace años que tiene militantes y diputados de origen musulmán precisamente por eso. Porque han aceptado jugar con la foto exótica incorporando a una mujer con hiyab conscientes de que, el mensaje del hiyab dentro de las instituciones públicas, es impactante. No obstante, esa foto la pararemos el conjunto de la sociedad y, sobre todo, las jóvenes.

P: Fuiste valiente y escapaste de un matrimonio forzoso. En España, padres «mayoritariamente musulmanes» organizan matrimonios forzosos para sus hijas menores. ¿Te has vuelto a enfrentar a esa realidad ayudando a niñas a lo largo de tu trayectoria como profesional?

R: Por desgracia, en lugar de que mi caso fuera algo excepcional, con el paso del tiempo se ha convertido en algo más habitual. De hecho, en Cataluña y dentro del cuerpo Mossos d’Esquadra, hay una unidad especializada para estos casos. El problema es que nos encontramos cada vez con más presión y control de la comunidad islámica hoy en día sobre las jóvenes, que lo tienen mucho más difícil para defenderse resultándoles casi imposible denunciarlo.

Las jóvenes se encuentran en un momento frágil, la adolescencia es complicada y, encima, tienen que construir su identidad con las tradiciones culturales del origen de los padres. Si además añadimos las corrientes extremistas que se difunden y promocionan en ciertos barrios pues tenemos el problema servido.

P: ¿De dónde viene la relación y el interés del separatismo catalán con el extremismo islamista? ¿De dónde viene esta fascinación?

R: Esto es algo que ha sucedido y está sucediendo en Cataluña. Los separatistas son permisivos e incluso cómplices del asentamiento de las corrientes islamistas y salafista. Resulta inadmisible ver como líderes separatistas han hecho campaña electoral en mezquitas aceptando que haya barrios y municipios que están totalmente islamizados y donde las mujeres se sienten controladas. Bares a los que sólo van los hombres. ¿Este es el futuro de Cataluña? ¿Es este el modelo que quiere la izquierda?

Cuando habló de estos temas no dejó de pensar en mi padre vino a España para tener un futuro mejor. Para avanzar. Dejó de ser súbdito de un sistema fallido para convertirse en ciudadano. Llegó a España no buscando mezquitas ni hiyabs, sino buscando trabajo y una oportunidad de crecer y tener una vida digna. Y yo, como española, no olvido mis orígenes que me aportan una riqueza y una visión más amplia del mundo. Por eso creo que, como yo, somos muchos los que representamos la riqueza social cultural que tienen España y que ha de ser la clave para crear un futuro común y ser la fuerza del país en lugar de una debilidad.

P: ¿Has mencionado a conocidos líderes independentistas, a día de hoy en prisión, por dar mítines en mezquitas salafistas. ¿Existe el proselitismo islamista por parte de los partidos secesionistas con el fin de lograr ese “cliente” cautivo aún a costa de poner en peligro a una sociedad entera usando el dinero público?

R: Los políticos independentistas creen ser listos y han pensado que, si dan presencia y reconocimiento político a los islamistas, estos, les darán sus votos para lograr una Cataluña independiente. Esta idea les surgió porque en el referéndum de Quebec se consideró que no se consiguió la independencia por culpa de los votos de los inmigrantes.

Esto llevó alguno de los líderes políticos hacer campaña electoral en mezquitas. Así como a participar en actos sociales políticos sin la presencia de la mujer o en ocasiones hombres y mujeres separados por sexo.

Esta grave fisura la aprovechan los islamistas para asentarse en nuestras instituciones y normalizar su presencia.

Este juego político es peligroso porque quién pagará la factura seremos los ciudadanos. Son los ciudadanos de a pie los que, día día, conviven con las secuelas del todo vale.

Todo esto tiene más importancia de la que parece, porque, como he dicho antes, tenemos muchos jóvenes adolescentes, niños y niñas que, mientras construyen su identidad, son nuestro futuro más inmediato. Los están exponiendo a discursos islamistas creándoles la idea de ellos y nosotros, los buenos y los infieles. Es importante y urgente frenar la política islámica.